Mi casa se ha vuelto ave

© Martin Klimas

Me aprieta esta ciudad
I

me aprieta esta ciudad con sus cisnes
y flores amarillas
sus estatuas me hacen gruñir de noche

me mata
con su cuchillo delicioso
con el dolor impenetrable de sus azucenas

me queman sus mujeres sonrientes
sobre todo
sus muchachas ballenas
me calan sus ojos

me aprieta esta ciudad
ciudad de cal y tumba de tiranos
de hombres heridos por la bala de una rosa
ciudad de maniquís que se seducen unos a otros en las vitrinas

sus buitres
se posan cerca de mí
me clavan sus miradas de paloma
y me hacen sentir que soy una monja

Se ha vuelto ave
mi casa se ha vuelto ave
y ha volado como un ángel
ha extendido sus alas luminosas y me ha dejado

mi casa se ha vuelto ave
ahora estoy colgado de cabeza como una larva

atravesé la mañana
de una sola muerte
he quedado desnudo
sin la piedra de mi sueños

yo sólo pastoreaba a mis cabritas
por la ribera de la carne
y mi casa voló

¡oh Dios!
¿qué haré con las flores
que sus ventanas engendraron en mi oasis?
¿qué haré con el pan y la lluvia?
¿en qué tazón comerán los ángeles que a diario me visitan?

ahora estoy triste
porque mis caricias ya no gritan
y mi sangre hierve en el aire

en las noches mis ojos maúllan como perros
y sonríen con las hienas
es el fin
la hora macabra
el instante colérico de la locura
los demonios tiran con fuerzas de mi cuello
Fragmento del segundo capítulo: Tres veces he muerto por esa perra

[cuarto regreso: cuando sientas que tus senos van a estallar]
los ángeles siguen dormidos
no necesitas caminar de puntitas
con el cuchillo en las manos
no necesitas amarrarte de mis venas

¡nena!
cuando sientas que tus senos van a estallar
sacude la cabeza
acomódala sobre la roca que cae del cielo
¿sabes?
la roca es vida
es vida lenta y pro
fun
da

¡nena!
¿crees en la lluvia?
yo también creo en la lluvia
y en los cisnes
la lluvia da vueltas en mi cabeza
si estoy desnudo
y los cisnes me picotean la fe
cuando te veo llegar

en ocasiones
me hacen desangrar sobre tu espina dorsal

¡nena!
te sé morir
te sé vaciar
y te sé beber

recuerdo
apedreé tu cara
donde escribí mi nombre
gruñí como un perro
al mirarte ajena

sé lo que eres
cuando traes los ojos de una monja rabiosa
sé bien lo que eres nena

sí el amor cala
lo sé cariño
lo sé
quema como la rosa
como la sal
como tu estúpido regreso
quema demasiado ®

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Publicado en: Agosto 2011, Poesía

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