POLI_FONEO

Atisbos de arte contra el “dinosaurismo” en Guadalajara

Durante poco más de dos meses se llevó a cabo en el Museo de la Ciudad de Guadalajara la exposición Poli_foneo, un proyecto enfocado a la promoción del sonido como fuente principal de creación artística, teniendo como premisa invitar a jaliscienses que de alguna manera vinculan su trabajo con el sonido, y que estos presentaran obras inéditas con temas relacionados a la ciudad.

© Israel Martínez

Además de la exposición se realizaron cinco actividades durante ambos meses, dándole movimiento al proyecto. Altérmino de Poli_foneo son tantos los puntos a reflexionar (hablaré de algunos en las próximas líneas), pero me quedó con una idea importante que es constante en las críticas de la gente que de alguna manera está vinculada con la creación y promoción artística: se sentó un precedente en términos de un proyecto colectivo dentro de un espacio museístico dirigiéndose a un campo a veces discriminado en las artes – el sonido –, y presentando un programa de actividades, además de la exposición, similar a las muestras, ciclos o festivales que tanto aportan a la difusión del arte sonoro y la música experimental.

Y es justo aquí donde encontramos la disyuntiva básica, discernir entre arte sonoro y música, tema que parece costarle mucho trabajo al público, y no es una polémica local sino en todo el mundo. Para lo cual no hay más que hacer revisión histórica, teórica, pero también práctica: escuchar – ver piezas, analizar ideas; hacer una línea de tiempo desde los futuristas, la experimentación en la radio, la música concreta, el pensamiento tan diverso de John Cage, Fluxus, y la relación de estos dos últimos con el arte conceptual, con el performance, con todo lo que conocemos como arte contemporáneo, hasta obras actuales en las que la tecnología es el tema principal. Entonces es posible que no nos parezca tan difícil entender que no podemos percibir de la misma forma una obra de Ligeti (una composición instrumental para sala de concierto, por ejemplo), que una caminata sonora de Janet Cardiff (producida para un sitio y momento específico, escuchada con audífonos), o que una instalación con discos de vinilo de Christian Marclay en la que probablemente no se escuche nada más que nuestros pasos y el bullicio de la gente. Por supuesto que la confusión de los músicos experimentales que tienden a etiquetar su propuesta como arte sonoro lo puede hacer complejo, pero investigando un poco y, sobre todo, asistiendo a algunas exposiciones, encuentros y conciertos, puede quedar despejada la duda, al menos relajarse ante el tema. Y esta es una de las principales problemáticas del público en Guadalajara: la falta de referencias, de “vivir” las piezas, los eventos; sin referencias no llegaremos a ningún lado. En la conferencia de “Arte Sonoro Joven en México” alguien dijo “llevo dos días buscando en Internet sobre arte sonoro y no entiendo”, le pregunté cuáles eran sus referencias y lo primero que citó fue Wikipedia. Así es difícil entablar un diálogo, es como si afirmara que cierto idioma es horrible, si no lo he escuchado de forma cercana y no he hecho mayor esfuerzo por descifrarlo, incluso, intentar aprenderlo o practicarlo de forma básica, mi juicio no sería muy confiable. Ahora que si ni siquiera toleras la música electrónica, si aún te parece que lo que hace Sussie 4 o Nortec no es música, pues ni caso tiene intentar dialogar, vives en la prehistoria y te será más cómodo permanecer ahí.

En enero de este año fui invitado por Patricia Urzúa, directora del Museo de la Ciudad, y Susana Chávez, coordinadora de museos y galerías de la Dirección de Cultura de Guadalajara, para producir una obra y apoyarlas en lo que aún me parece un proyecto muy arriesgado: hacer una exposición colectiva de arte sonoro local ¿Por qué? Es sencillo, salvo un par de excepciones no hay quienes trabajen de manera continua con proyectos interdisciplinarios en donde el sonido sea fundamental. Con el paso de los días me encontré dedicando más tiempo a poder armar este proyecto que en mi propia pieza, así que concluí que era mejor intentar hacer una curaduría oficialmente que sólo “colaborar”, lo consulté con un par de artistas y curadores, por aquello de la mala imagen del curador que también participa en la exposición (hay quienes parecen no tener problema alguno y otros que critican tajantemente esta situación), y continué la difícil tarea con mayor compromiso.

© Luz María Sánchez

Además de invitar a Luz María Sánchez, quien cuenta con trayectoria en el ámbito sonoro y radiofónico, me parecía importante hacer cierta forma de homenaje a la obra de Ricardo Castillo, poeta experimental que conocí su creación hace aproximadamente quince años pero jamás había tenido relación con él hasta hace poco que coincidimos en un festival en la ciudad de México. Como él mismo lo dice, no es un artista sonoro, pero el sonido es fundamental en su trabajo, así que este se convirtió en el eje rector de Poli_foneo: invitar a gente que, a pesar de no ser artista sonoro, su materia prima cotidiana es el audio, porque también existía la posibilidad de invitar a artistas contemporáneos que hicieran obras más conceptuales con sonido, y de hecho la idea es bastante llamativa, vienen a mi mente nombres como Rubén Méndez, Cristian Franco, Jorge Méndez Blake, los mismos Gonzalo Lebrija y Fernando Palomar, todos ellos han realizado piezas en donde el sonido ha jugado un factor importante, pero por esta vez me pareció prioritario invitar a quienes crean a partir del sonido día con día y que los museos y galerías no son necesariamente su medio habitual. Ahí estaba entonces Armando Castro, guitarrista y novel compositor electrónico que recientemente hizo una intervención sonora en el Parque Revolución, y Yair López, que ha estado concentrándose en el paisaje sonoro y tiene en mente instalaciones, ambos, jóvenes que han tenido voluntad y “humildad” para tallerear y perseguir por el país festivales, conferencias y exposiciones, cosa que pocos creadores emergentes jaliscienses (al menos en el campo del sonido) hacen, a pesar de que su trabajo pide a gritos, vuelvo a lo mismo, contar con mayores referencias.

© León Christian Barragán

La exposición se realizó además con trabajos documentales de Miguel Mesa, una obra desde el pensamiento del radioarte de Jade Ramírez, una instalación del músico León Christian Barragán, un paisaje sonoro de Diego de la Mora (arquitecto que va iniciando en la creación auditiva) y una intervención mitad visual mitad auditiva de Sector Reforma (quienes ya habían realizado acciones en las que el sonido era medular).

No me toca hablar de las piezas en sí. Concuerdo con Manuel Rocha en un comentario que hizo tras su participación en la clausura, de que es evidente que, salvo algunas obras, la exposición se podría relacionar con ese tipo de exhibiciones que se hacen al finalizar talleres o cursos. Las obras son honestas, la mayoría reflejan el punto de formación en el que se encuentran sus autores y la constante problemática para llevar el sonido a otros formatos más allá de la escucha personal en CD o mp3, algunas no dialogan con el espacio y ahí es donde también se encuentran fallas curatoriales y museográficas. Mi falta de habilidad y también de carácter para recomendar al artista otras opciones o, incluso, tomar decisiones fuertes en cuanto a piezas que no representan lo que el papel dice. Sumo también otros detalles como la falta de tiempo para realizar severas pruebas de acústica o, como me comentó Roberto Morales, buscar que dialogaran en términos sonoros algunas piezas cercanas físicamente, aunque también me declaro abiertamente a favor de cierta contaminación auditiva, como en la cotidianeidad, en la que no elegimos qué queremos oír y qué no, en la que se mezclan sonidos e imágenes por doquier. Aún así, es claro que se disparan los sonidos y para mucha gente es difícil concentrarse en una pieza en específico. Peor aún en la inauguración, en donde más de doscientas personas sepultaron el polifoneo con el ambiente festivo, que paradoja… ¡no más inauguraciones para exposiciones de sonido, sólo aperturas!

© Lumen Lab

Los eventos tuvieron mayor solidez y satisfactoria asistencia (por supuesto los periódicos siempre ven veinte donde hay cien, o cinco personas donde hay cuarenta, parece que a falta de nociones básicas para hablar sobre arte importan más los números). Por ejemplo el concierto de música electrónica en el que Piscis dio muestras claras de un trabajo de lleno que ha realizado en los últimos años mejorando su propuesta narrativa y tímbrica, lo mismo Barragán con su proyecto MATA, y ni que decir de Lumen lab, que con lucidez “nos la jugó”, a público y curador, haciendo su concierto más melódico y “pop” en diez años, dentro del marco de un ciclo orientado a lo experimental ¿Será un acto, un statement de que después de la exploración viene la apertura, el verdadero entrecruce, el rompimiento de fronteras, la real experimentación? Como bien decía Luz María Sánchez en Facebook: quizá ni la etiqueta de arte sonoro valdría la pena defender, los mismos artistas considerados como sonoros de hace décadas (como Neuhaus y el mismo Marclay, por ejemplo) no les interesa ser catalogados de esa forma. Comparto la opinión, pero en una ciudad como Guadalajara en donde nos creemos avanzadísimos, talentosos, autosuficientes (de la capital del país, de los otros estados y a veces del mundo entero) y preparados (aunque sea por Wikipedia), me parece también básico establecer cada una de las estéticas y/o pensamientos artísticos y entender que no es lo mismo el videoclip de MTV que el videoarte, que es distinto el dramatismo heredado de las telenovelas que se representa en muchas obras de teatro y danza mexicanas que tener a Marina Abramovic durante ocho horas sentada, inmóvil en un museo, como una escultura performática. Te puede gustar o no, puedes rabiar contra las propuestas actuales, contra los lenguajes extendidos del arte, pero hay que saber de qué estamos hablando. Y en ese sentido abogo, como lo hizo Poli_foneo, por las muestras independientes de áreas como video, instalación, performance y un largo etcétera. Ya vendrán después amplios territorios transdisciplinarios.

© Epidermis , Israel Martínez

En la reseña (o reporte más bien) de la acción audiovisual que realicé, aparecida en Público y, posteriormente, en Ocio, el reportero hace un comentario chusco de una pareja que al salir del evento platicaba entre sí que mejor hubieran puesto canciones de Pandora y videos de MTV. Yo no dudo que haya quien piense de esa forma, pero me parece injusto perder tiempo o dar espacio a “ese alumno en clase que está aburrido y desinteresado pase lo que pase, en vez de atender a un grupo de personas interesadas en aprender y retroalimentar” ¿A qué voy con esto? Honestamente, no considero ignorante a la comunidad (no necesariamente todos amigos entre sí) que está al tanto de las propuestas con diferentes medios – lenguajes en la ciudad. Es notable una generación (tanto creadores como promotores y público) dedicando gran esfuerzo y paciencia para que sucedan cosas en la ciudad, lo puedo ver en las charlas de Colegio Aires de Occidente, lo puedo ver en OPA desde hace años, lo denota todo el movimiento en LARVA, las sesiones de Sociacusia, los esporádicos eventos que suceden en MAZ, las actividades del CAM Contemporáneo, las que sucedieron en el Museo Raúl Anguiano y que parecieron no importarle a directivos y periodistas culturales, lo constaté directamente en un proyecto contundente – aplacado fría y ferozmente – como La Planta, en la Abarrotera Mexicana, en bares, tugurios y fiestas subterráneas. Si dos chavos exigían a Flans, poco más de cien (sí, una vez más un error en los números publicados) permanecían atentos y perceptivos, muchos sabían qué tipo de obra tenían al frente.

Para finalizar, una columna que dedicó Alfredo Sánchez en Público sobre su falta de entendimiento a determinados campos artísticos, en este caso el arte sonoro, y la poca o nula emoción que le causan obras como las que conformaron Poli_foneo o mi acción audiovisual, me aterrizó a lo que sucede en Guadalajara más allá de “nuestra esferita”, y no por la columna en sí, que finalmente es la perspectiva de Sánchez desde su postura principalmente como artista, sino por la serie de comentarios desatados en Facebook en los que se hace presente la vigorosa resistencia de la vieja guardia jalisciense con líneas del tipo: “esos vanguardistas que se creen mucho”, “¿a eso le llaman arte?”, “la música electrónica no es música” (sic), “un ruidito lo pone solo la computadora”, claro, aderezado con ese aire encabronado que abunda en la ciudad. Bueno, hasta un tipo que intenta hacer literatura y música electrónica desde hace bastante tiempo, despotrica contra la música experimental y el arte de los sonidos, seguramente no recordará sus llamadas hace tres años para solicitarme que escuchara urgentemente su demo porque tenía “muchas ganas” de publicar en Abolipop su “disco de arte sonoro”, después de que descubrió que Luigi Russolo y los futuristas “eran la onda”, impulso efímero a final de cuentas.

Ahí queda pues, el precedente del que hablaba al inicio, ojalá despierte un ánimo por hacer cosas entre los grandes shows de la Universidad de Guadalajara y los automarginados eventos localistas. Hay mucho que dialogar, pero primero aprender ¿tenemos la disposición?  ®

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Publicado en: Fuera de control, Julio 2010

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  1. Esteban De la Monja Casar

    ¿Cuál es tu disposición Israel? Le jugaste al burócrata y al opinismo tanto tiempo, y ahora te quejas. Dale, sigue haciendo eventos y preocúpate menos por ese opinismo. Lo que faltó no fue el silencio obligado de los medios escritos que no se toman la molestia de leer lo que los intérpretes escriben sobre si mismos (mucho menos una situación curatorial), sino el espacio crítico sobre tu proyecto. Nadie habló sobre el arte sonoro más que tú. Ni los artistas ni los asistentes. ¿A dónde vamos? ¿qué queda por hacer? Párale a la perorata y haz más en lugar de fijarte en lo que dicen los que menos importan, los que no crean y no se interesan por el proceso de creación. ¡Dale viejo!

  2. La exposición sólo fue una muestra de todo el odio que martinez acumula por guadalajara y el desdén que siente por las personas que viven y crean en ella. Eso se notó en la eximia calidad de TODAS las piezas, en la berborrea del propio martinez en esta columna y en que, de nuevo, todo se genera para que el curador, que realizó este «esfuerzo» sólo por complacer a las autoridades de la cultura oficial, siga alimentando su ego como «artista».
    Piezas aburridas, repetitivas, excesivas en su discurso. También se nota que sus alumnos son sólo eso, alumnos.

    Creo que esa ciudad sería más sana si por fin martinez lograra convertirse en ciudadano europeo y se largara de una buena vez de este país que tanto lo hace sufrir.

  3. Esfuerzos hay muchos, ganas también… Interesante cumulo de citas, personajes y acontecimientos, harta tarea para los interesados en los sonidos y para los que hablan por los codos de lo que no conocen. Como decía mi maestro de radio: «Más vale un silencio digno». Prefiero partir del acto poético y hacer caso omiso a los comentarios de la gente que tiene el valor de criticar y no pueden montarse ni un circo de pulgas, ni el valor para pararse a un escenario a experimentar. Es complejo, son códigos e información. Revistas, instituciones, artista y muchas cosas más que pueden llevar a la gente a la razón, la critica y sobre todo lo más importante arrojar una reflexión y una retroalimentación.

    Creo que nuestra ciudad en pocos años va tener gente muy capaz, al menos en animación, me di una vuelta por la universidad de artes digitales y eso se respira…. En otros centros de educación parece que los jóvenes se preocupan más por «estar en onda» ahora todos se preocupan más por si son artistas sonoros o noisers… Se me hizo curioso que en la última visita que Rogelio Sosa dio a Guadalajara para participar en Sociacusia «algunas» personas se acercaron para buscar su oportunidad en RADAR (y claro que se vale hacer la luchita), cuando en 2008 nadie lo tomo en cuentas (en la sesión del CAM contemporáneo)… Estoy seguro que muchos no han escuchado un disco completo de él, o no saben que tiene un vinyl publicado con su proyecto alterno.

    Hay publicaciones interesantes como es la revista Sonic Ideas que edita el CMMAS (Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras).

    Marclay, Cage o cualquiera citado antes, merecen la pena.

    Por otro lado hace falta que los medios se especialicen más y tengan recursos para poder describir lo que acontece en la ciudad. Faltan espacios (es una buena noticia saber que el museo de la ciudad tiene está apertura).

    Por último no escribo esto porque yo ha haya estado invitado a la exposición, lo escribo porque prácticamente desde hace ya varios años lucho para que mi forma de vida sea esto y busco oportunidades, espacios, información y dialogo.

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