Editorial

Destinos antiturísticos

París turístico: la ciudad de las luces y el vino, Tolousse brincando en los tejados, los Campos Elíseos, el Louvre con sus miles de turistas cada día. Y sus cámaras.

París antiturístico: ladrones de tumbas, guillotinas, cadáveres flotando en el río Sena. Baudelaire, el Marqués de Sade, Cioran, el Conde de Lautréamont.

Cada barrio, cada ciudad, cada país, cada desierto, montaña o río; cada esquina y cada parque esconden más de la condición humana de lo que podemos imaginar. Violencia —de esto sabemos cada vez más en México—, miseria y mezquindad se agazapan en cada rincón del mundo, aun en los lugares que se consideran ideales y paradisiacos. El lado oscuro del destino turístico, el tour del terror global. Las favelas con visitas guiadas y las vecindades donde se ocultan los asesinos. El monte y la selva donde anidan la pobreza y la injusticia y el paisaje majestuoso arruinado por la guerra.

El lado oscuro del destino turístico, el tour del terror global. Las favelas con visitas guiadas y las vecindades donde se ocultan los asesinos. El monte y la selva donde anidan la pobreza y la injusticia y el paisaje majestuoso arruinado por la guerra.

Esta nueva edición de Replicante se construye a partir de esa diferencia sustancial entre ser turista y ser viajero, incluso un viajero accidental. El turista sigue una guía, una agenda que otros le han preparado pensando en sus bolsillos. El viajero busca la confrontación con lo desconocido, lo otro, la sensación, aunque a veces de manera inesperada: no siempre se viaja por gusto. Uno elije el camino más corto y otro el más largo. El viajero no busca, encuentra.

El turismo empobrece el imaginario del mundo. Reduce una nación a una postal y su cultura a un estereotipo. Por eso nos subimos al primer tren, atravesamos los desiertos con tumbas de chinos ejecutados y el mundo de la construcción en el México profundo, la Venezuela miserable que Chávez no quiere que veas, una Barcelona escondida, un lago italiano rebosante de historia, los cementerios de París, el culo del mundo. Buen viaje… ®

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Publicado en: Agosto 2011, Crónicas antiturísticas, Destacados

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