Nuevas rutas para el periodismo cultural

La cultura y las nuevas tecnologías

Editores de revistas y suplementos culturales siguen discutiendo en torno a temas como las múltiples posibilidades que ofrece la publicación digital, la transición de medios impresos a digitales y cómo un periodista cultural puede abordar aspectos tan distintos como la política, la guerra contra el narcotráfico, los avances de la ciencia y la tecnología, las protestas juveniles…

Del cincel al pixel

Las formas de leer —es decir, en las que hasta ahora se ha difundido principalmente el conocimiento desde la invención de la escritura y de la imprenta— están transformándose radicalmente. Aunque quizá todavía sea una mayoría la de los usuarios y los nostálgicos del papel, de la letra impresa —y nosotros entre ellos, lo confesamos—, es verdad que el lanzamiento desde hace unos años de artefactos electrónicos, como Kindle, iPad y otros semejantes, confirma cada vez más que la lectura en la pantalla privilegia el contenido y hace posible una distribución más amplia y alcances nunca antes imaginados (e incluso puede pensarse que en el futuro próximo se le dará un merecido respiro a los árboles del mundo).

“¿Alguien ha tenido que mudarse recientemente?”, escribíamos en el primer editorial de Replicante digital, en abril de 2010. “Toda nuestra música cabe en un aparatito que no pesa ni 250 gramos, mientras que nuestros preciados libros requieren decenas de pesadas cajas de cartón. ¿Cuántos usamos una biblioteca como herramienta de consulta y cuántos utilizamos Google, con acceso a incontables bibliotecas especializadas de todo el planeta?” “La imprenta está muriendo y lo digital irrumpe con fuerza”, dice el diseñador y editor de libros electrónicos Craig Mod, “y todos están confundidos”, pero lo que importa es que se está construyendo un acervo histórico que entreteje discursos y revoluciona ya no solamente las formas en que leemos/vemos un texto, sino de comprender el mundo. En plena transición a la lectura en pantalla —cada vez más amigable, flexible, móvil—, el manejo de la hipertextualidad que fomentan los medios digitales ha hecho posible otras formas de producir libros, literatura, conocimiento y, desde luego, maneras novedosas de concebir y practicar el viejo oficio del periodismo.

Al respecto de la preocupación por la transición de los medios impresos a las plataformas digitales, inminente, pero no necesariamente inmediata, es conveniente consultar el cronograma de extinción de los diarios impresos de Ross Dawson, en los que se aprecia las estimaciones sobre su progresiva disminución en todo el mundo: “Cuando los diarios en su forma actual se volverán insignificantes”, dice el autor, especialista en negocios y tecnología. En la cronología se prevé que hacia 2017 los periódicos de Estados Unidos habrán mutado en su mayoría a formatos digitales, seguidos entre 2019 y 2027 por Inglaterra, Islandia, Singapur, Australia, Hong Kong, Dinamarca, Italia y Brasil, sobre todo en sus zonas metropolitanas. En México el cambio llegará en 2033 y en Argentina en 2039. A partir de 2040 la transición será efectiva en el resto del mundo.

El ya citado Craig Mod ha escrito en su sitio en torno a la evolución de las publicaciones impresas, la decantación de éstas por temas muy específicos y la manera en que la tipografía y el diseño electrónicos hacen ya de la lectura en pantalla una experiencia cada vez más cómoda y atractiva. No hay mucho que lamentar, dice en su ensayo “Books in the age of iPad”, pues una gran parte de lo que se imprime ahora es desechable y lo que se imprimirá en el futuro será seleccionado con mejores criterios. Precisamente a estas cuestiones se refiere el escritor y también periodista Antonio Ortuño:

Hace poco más de un mes que poseo un kindle. Reconozco, de entrada, que leer en ese aparatejo es una derrota personal. Me resistí durante mucho tiempo a otro formato que no fuera el del consabido y entrañable volumen con portada, lomo, pastas. Huí de los iPad y sus acólitos, acusándolos de querer el cacharro para ver fotos de sus bebés y jugar al solitario, pero nunca para leer (sigo sosteniéndolo). Repasé, azorado, artículos de profetas culturales (cuyo éxito parece ir en relación directa con lo apocalíptico de sus vociferaciones) que preconizan la impostergable y necesaria desaparición del impreso. Leí, incluso, a un español con fama de arrojado haciendo un llamamiento público a los escritores a rebelarse contra el libro, ese objeto-prisión que captura dentro de sí a la pobrecita literatura y, naturalmente, la sofoca.

Después de dar un largo paseo por la red en su nuevo objeto Ortuño reconoce algo con lo que debemos familiarizarnos: “También en la red (y en los aparatos eléctricos en los que uno puede leer) la basura es basura y lo notable es notable” [“La venganza del ‘soporte papel’, El Informador, 4 de septiembre de 2001].

Esto tiene que ver con uno de los mitos más divulgados, como que los textos en Internet deben ser cortos y salpicados de gráficas e imágenes. Nuestra experiencia en la revista Replicante es otra, pues hemos publicado ensayos y crónicas de hasta sesenta y más cuartillas y recibido comentarios de muchos lectores. Un texto, breve o extenso, se apreciará mejor si está bien diseñado y va acompañado de los recursos propios de la publicación electrónica, como poder definir el tamaño de la tipografía —una tipografía legible, elegante, incluso—, imágenes, hipertexto y vínculos a audios o videos y la posibilidad de interactuar con el autor. La publicación electrónica puede ser una combinación muy afortunada de arte y tecnología, y los ejemplos están a la vista.

El periodista cultural

Editores de revistas y suplementos culturales siguen discutiendo en torno a temas como las múltiples posibilidades que ofrece la publicación digital, la transición, lenta o acelerada, de medios impresos a digitales y cómo un periodista cultural —bien preparado e informado, se entiende— puede abordar aspectos tan distintos como la política, la guerra contra el narcotráfico, los avances de la ciencia y la tecnología, las protestas juveniles de distinto signo en Europa y las revueltas del norte africano, el fundamentalismo religioso en Estados Unidos y los países musulmanes, contra la idea generalizada de que el periodismo de la cultura se circunscribe solamente a la literatura y las bellas artes; una visión ciertamente limitada y conservadora. El periodista cultural puede ser capaz de encontrar las conexiones entre tópicos aparentemente tan diversos, ¿acaso los políticos no determinan el raquítico presupuesto que se destina en México a rubros como la investigación científica o la educación?1

El periodista de la era digital tiene ante sí un enorme acervo de información y fuentes en la red, incluyendo las redes sociales. El periodismo, por supuesto, debe apegarse ahora más que nunca a pautas deontológicas y criterios profesionales, sobre todo en estos días en que el periodismo se ha diversificado y se habla incluso de “periodismo ciudadano”.

El periodista de la era digital tiene ante sí un enorme acervo de información y fuentes en la red, incluyendo las redes sociales. El periodismo, por supuesto, debe apegarse ahora más que nunca a pautas deontológicas y criterios profesionales, sobre todo en estos días en que el periodismo se ha diversificado y se habla incluso de “periodismo ciudadano”, en el que la gente común que tiene la oportunidad de registrar en video o fotografía con pequeñas cámaras o teléfonos celulares un acontecimiento de trascendencia envía el documento a un medio importante que lo pone en contexto y difunde. También está la opción, no menos importante, de publicar documentos de toda índole por cuenta propia en sitios como YouTube y bitácoras personales o colectivas, y los ejemplos —con menor o mayor profesionalismo— se cuentan por miles y son tan distintos como el Blog del Narco, Nuestra Aparente Rendición, el de Yoani Sánchez o WikiLeaks, con consecuencias a veces imprevisibles.

Otro punto importante es que con la red es muy fácil detectar imprecisiones, falsedades y plagios en el trabajo periodístico, así como también es más difícil que autoridades de todo tipo puedan engañar al público o la ciudadanía con datos alterados o información maquillada o tendenciosa. Sin embargo, debe hacerse notar que el periodismo no es un territorio neutral. Idealmente, el periodista debería estar libre de prejuicios —ya se sabe: la ética, la imparcialidad, la responsabilidad. El ejercicio del periodismo tendría que estar ligado al de la disciplina intelectual, al cuestionamiento de las ideologías, al desentrañamiento de declaraciones y boletines oficiosos. En un ámbito enconado como el nuestro es difícil, pero no imposible. Aún hay casos de diarios y medios que imponen su línea al periodista y éste debe acatarla, aun cuando esa línea sea poco ética o cuestionable, lo cual muchas veces acepta de buena gana. Por otro lado, y por fortuna, hay periodistas comprometidos solamente con su profesión. Más aún, no debe olvidarse que en el contexto mexicano el periodista muchas veces es mal pagado y que, además, ahora debe producir más contenidos: para el diario, el sitio web y los programas de radio y televisión, si los hay. Esto desgasta y desmerece el trabajo del reportero, que se ve obligado a refritear declaraciones y boletines y a hacer cada vez menos periodismo de investigación. Vale decir que no todo está en la red.

El mundo digital, la censura y otros lastres

En un texto llamado “El siglo digital”, que fue publicado en el sitio Zona Zero, creado por Pedro Meyer —pionero de la revolución digital en nuestro país—, escribí lo siguiente, a propósito de internet como herramienta que permite el acceso a información en muchas partes del mundo, pero que en otras está controlada o censurada, lo que impide a periodistas y ciudadanos comunicarse libremente y ofrecer información valiosa:

“La tecnología digital también se utiliza para el espionaje, la destrucción y la guerra, y en ese sentido el mundo no es mejor que antes. Hay Estados cuyo desprecio por la democracia los ha llevado a prohibir el uso de internet a la población e incluso a vigilarla y hostigarla por este medio, como lo hizo el gobierno chino con los blogs de los escritores disidentes Tsering Woeser y Wang Lixiong por los comentarios de éstos en favor de la independencia del Tíbet. ‘La pareja se encuentra bajo arresto domiciliario desde el inicio de los disturbios, el pasado 10 de marzo’, escribe la escritora mexicana Eve Gil, y continúa:

La censura en internet se ha extendido a los mensajes SMS con la colaboración —¿complicidad?—, ¡claro!, de empresas como Yahoo y Google. China cuenta con el sistema de filtro y censura con mejor tecnología y de mayor alcance del mundo, y gracias a esto ha llevado a la cárcel a por lo menos medio centenar de usuarios [“China reinventada”, Replicante no. 16, www.revistareplicante.com].

”Otro ejemplo de rampante desprecio a la libertad de expresión de los ciudadanos tiene lugar en Cuba, en donde un mínimo porcentaje de la población tiene computadora y acceso a internet. En un informe de la organización Reporteros Sin Fronteras puede leerse que

A pesar de que es verdad que en Cuba existen dificultades para establecer conexión con Internet, resulta muy difícil creer que www.desdecuba.com lleve diez años enfrentándose con simples problemas técnicos. Este tipo de restricción va en contra de las recientes medidas adoptadas por las autoridades para facilitar el acceso de los cubanos a los medios de comunicación, y entre ellos a la Red. Porque una cosa no puede existir sin la otra. Las muestras de apertura que ha dado Raúl Castro deben incluir mayor libertad de expresión.

”Y añade que

Desde el 20 de marzo de 2008 no se puede acceder a la plataforma www.desdecuba.com a partir de conexiones públicas, disponibles en los cibercafés y en los hoteles. Las escasas conexiones privadas, utilizadas por motivos profesionales o de forma clandestina, tardan al menos veinte minutos en cargar la página de entrada. Resulta imposible hacer comentarios, y también moderarlos.

”La red de internet en Cuba está controlada férreamente por el Estado. Hay una única red que da acceso a una dirección electrónica y permite enviar correos electrónicos fuera del país, pero no navegar por internet, de acuerdo con el informe de Reporteros Sin Fronteras.

La conexión a la red internacional, que es tres veces más cara, permite acceder a sitios informativos extranjeros, como los de la BBC, Le Monde o el Nuevo Herald (diario en español de Miami). Pero si se escribe “google.fr” le dirigen a uno a las páginas del periódico oficial de Cuba (Granma) o a las de la agencia Prensa Latina.

”No es de extrañar que Cuba figure en la lista de Enemigos de Internet publicada por Reporteros sin Fronteras el 12 de marzo de 2008.

Así, la tecnología digital y sus ventajas no son para todo el mundo, a pesar de su vertiginoso crecimiento. En este sentido, es lamentable que millones de chinos y cubanos carezcan de acceso total e irrestricto a la red de información, educación y entretenimiento más importante y decisiva en la historia de la humanidad, pero también lo es que se vean privadas de ella millones de personas en África y America Latina.

”Uno de los blogs más populares de Cuba, y ahora del mundo pues ha merecido el Premio Ortega y Gasset 2008 de Periodismo Digital, es Generación Y, de Yoani Sánchez, en el que esta joven comenta de manera sencilla cuestiones de la vida cotidiana en la isla de Castro ilustradas con tristes fotografías de edificios derruidos, policías en busca de homosexuales, medidores de luz destartalados y las alegrías eventuales del carnaval. Paradójicamente, Yoani no tiene computadora en casa…

”Así, la tecnología digital y sus ventajas no son para todo el mundo, a pesar de su vertiginoso crecimiento. En este sentido, es lamentable que millones de chinos y cubanos carezcan de acceso total e irrestricto a la red de información, educación y entretenimiento más importante y decisiva en la historia de la humanidad, pero también lo es que se vean privadas de ella millones de personas en África y America Latina que habitan en países democráticos —o en camino de serlo— debido a la pobreza, el desempleo y a la ausencia de políticas educativas y de desarrollo científico y tecnológico avanzadas. La tecnología digital puede cambiar positivamente al mundo, pero ésta sólo puede florecer en un ambiente de libertad, respeto y prosperidad económica. Ya hemos vivido suficientes guerras. Si los medios son las extensiones del hombre, como decía McLuhan, en el siglo digital las nuevas tecnologías deben estar al servicio del crecimiento y el desarrollo pacífico de mujeres y hombres de todo el planeta.” ®

—Texto leído en el Seminario de periodismo cultural organizado por Cenart y FNPI; comentario a la conferencia de Francis Pisani “Tecnologías digitales en el periodismo cultural”; moderación de Jaime Abello, Ciudad de México, 19 de septiembre de 2011.

Nota
1 En un breve libro —que por desgracia no está en línea, y debería— la reportera Carmen García Bermejo examina casos, por citar un ejemplo, como el de Sari Bermúdez, presidenta de Conaculta por la gracia de Fox en su sexenio, quien jugó a las escondidas con miembros del “gabinetazo” en el Museo de los Guerreros de Terracota, en China, y no escatimó gastos en viajes y lujos, con cargo al erario, a pesar de ganar 150 mil pesos mensuales, más prestaciones, bonos y gastos de representación. En la inauguración de la exposición Azteca, en Berlín, exclamó “¡Oh, Strauss!” al escuchar los acordes de “Sobre la olas” y, al comienzo de su gestión, respondió a una pregunta de los reporteros que “apenas iba a la mitad” del famoso minicuento de Monterroso [25 infamias culturales, Cuadernos de El Financiero, 2008].

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Publicado en: Insolencia, Octubre 2011

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  1. Hola me interesa conseguir el libro de 25 infamias culturales, por favor ayundenme….}

    Pitaya puedes darme algun telefono para localizarte para el material

  2. PitayaRasposa

    Por eso voy a escanear mi coleccion de replicantes y las voy a publicar como pdf pa que todos las consulten y las bajen. HE DICHO.

    Proximamente.

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