Domingo santo

A Felipe Calderón no le bastó con su presencia injustificable en el Vaticano: arrogándose una representación que no tiene y un consenso que no existe porque a nadie, católicos y no católicos mexicanos, se consultó de ninguna manera, le dijo a Ratzinger (“Santo Padre”) que “los mexicanos lo invitábamos a venir a México, como un gesto en contra de la violencia porque estamos sufriendo mucho”.

[Karol Wojtyla] devolvió a la fe la esperanza usurpada por el marxismo.
—Joseph Ratzinger, El Vaticano, primero de mayo de 2011

Cándido dijo solamente:
-Compañero, has hablado como Fomà Fomíč.
—Leonardo Sciascia, Cándido o un sueño siciliano

Juan Pablo II y Vicente Fox

Olvídense de los mártires de Chicago y el Día Internacional del Trabajo. Es domingo, día de descanso y, para los católicos, día de consagrar a Dios. Aunque un domingo santo también se puede consagrar a los generales y demás militares (léase santos y beatos) del reino de Dios.

Olvídense del Renacimiento, de la Ilustración, de la República… ¡de todas esas bagatelas! Ahora están de más, para empezar, la tolerancia y todas las palabras de Voltaire (“Los clérigos canonizarían a un forajido devoto”, por ejemplo). En particular, los mexicanos debemos olvidar a Juárez y la Reforma. Vayamos reivindicando ¡ya! a los cristeros y, como diría el sinarquista gobernador de Jalisco, Etilio González Márquez, a quienes no les guste que vayan y “¡chinguen a su madre!”:

Olvídense hasta de la teología, sí, de la Teología de la Liberación reprimida por un tal Karol Wojtyla, así como también de la cercanía de éste con Marcial Maciel, a quien protegió hasta la muerte. Ya somos una “sociedad de clase media [jodida]” y la democracia en nuestra (¿?) posmodernidad feudal va viento en popa: los salones literarios de la Ilustración no son nada frente a los reality shows que llegan por doquier a través de la televisión y las WiFi abiertas.

Olvídense de los golpes de Estado del pasado. Borrón y cuenta nueva. Los chilenos, por ejemplo, si olvidan los crímenes de Pinochet, entierran con su olvido, a Dios gracias, la bendición papal que el ex dictador chileno recibió del beato Karol. Qué mejor manera de reivindicar a Reagan y Kissinger que haber votado por Piñera. Como, chilenos y no chilenos, ya olvidaron líneas arriba la República, nada les costará olvidar a Bobby Sands y santificar en vida a una mujer: Margaret Tatcher. Pero no toda mujer es Margaret Tatcher, es decir, no toda mujer es Dama de Hierro. Y como bien predicó el beato Karol con el ejemplo, como debe ser, los derechos de las mujeres, de la inmensa mayoría de las mujeres, pueden ser ignorados, y en la estructura de la Iglesia católica los derechos de las mujeres no pueden ser iguales a los de los hombres que llegan a ser sacerdotes, papas y algo más. Es lógico: 1) ¿Libertad, Igualdad, Fraternidad?; 2) Dama de Hierro hay sólo una (Margaret Tatcher), Damas con Fierro hay poquitas (Margaret Tatcher es una de ésas).

Olvídense del sida: satanicen el uso del condón, como bien predicó hasta la muerte el cruzado Karol, quién sabe si con el ejemplo ya que sus prácticas sexuales no son noticia y han quedado en el ámbito privado, como debe ser mientras no “haya hecho un buen desmadre”, ¡oh Etilio!, en el estilo delincuencial de Marcial Maciel. Y es que hay de desmadres a desmadres, ca… En cambio, créanlo, hay enfermedades más bonitas que el sida y religiosamente igual de correctas, enfermedades que pueden ser reivindicadas y con suerte hasta se ganan un pretexto para alguna beatificación. ¿Qué les parece el bien —no mal— de Parkinson? Y una vez olvidado el condón, pero también todo método anticonceptivo a excepción del “natural”, ¡sigan poblando a lo bestia (vaticana) la Tierra!

Pero… ¿Karol Wojtyla el Beato?

Recuerden que hace un sexenio, en 2005, murió en el Vaticano y se fue directo al cielo Karol Wojtyla, mejor conocido en el alto y bajo mundo como Juan Pablo II. En el sexenio pasado, mexicanas y mexicanos, el presidente de este país era Vicente Fox Quesada, un advenedizo y ranchero católico que tomó posesión de su cargo de presidente de la república (con minúsculas) el primero de diciembre de 2000.

Olvídense del sida: satanicen el uso del condón, como bien predicó hasta la muerte el cruzado Karol, quién sabe si con el ejemplo ya que sus prácticas sexuales no son noticia y han quedado en el ámbito privado, como debe ser mientras no “haya hecho un buen desmadre”, ¡oh Etilio!, en el estilo delincuencial de Marcial Maciel.

Algo que no deben olvidar o, dicho de otro modo, algo que deben recordar es el hecho de que lo primero que hizo como presidente el señor Fox fue violar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, concretamente el carácter laico del Estado mexicano. De entrada, se lanzó a la Basílica de Guadalupe antes de pisar el recinto legislativo de San Lázaro. En la Cámara de Diputados ni siquiera respetó el protocolo republicano: primero hizo una referencia, un saludo, a su familia católica. En el after de la toma de posesión, que se llevó a cabo en el Auditorio Nacional y que fue un acto público donde Fox hasta portaba la banda presidencial, sus hijas adoptivas (ambas producto de un coito heterosexual, pero no de un coito de Vicente Fox, ¿quien podría ser propuesto como santo o ya de jodido como beato?) le entregaron un crucifijo tamaño jumbo. Todos estos hechos fueron cubiertos ampliamente por la televisión y demás medios.

Recuerden y adivinen, diálogo imaginado y realista:

—¿Qué personaje político señaló certeramente y en cadena nacional las violaciones constitucionales flagrantes del católico Vicente Fox el día de su toma de posición? Les doy una pista: no se trató, no podía ser, del abogado y ex diputado Diego Fernández de Cevallos…

—¡Un abogado y ex diputado!

—Sí, ¡bastante caliente! Les doy otra pista: fue un borrachín, al menos durante esa noche; no podría extrapolar y decir que el abogado y ex diputado vive, porque el personaje no ha muerto (el muerto es otro, ya verán…), en la peda permanente.

—Calderón no puede ser…

—Exacto. Es decir, Calderón no puede ser por las mismas razones que no puede ser Fernández de Cevallos, no necesariamente por las razones de Carmen Aristegui, López Obrador et al…

Finalmente en el diálogo imaginado anterior nadie atinó la respuesta, quizá porque venían de un intenso ejercicio de olvidos y recuperar la memoria cuesta. Como salió a colación el señor de los videoescándalos, la respuesta la encontrarán en este video:

Eduardo Andrade dijo varias verdades durante su show decembrino, ni duda cabe. Por eso, sin ninguna sugerencia de nadie, cualquiera puede recordar al momento aquella frase que reza: “Los borrachos y los niños dicen la verdad”.

Recuerden que hace unos meses, a raíz del despido —eventual— de Carmen Aristegui de MVS, en los medios impresos y las redes sociales se habló mucho sobre la verdad respecto del supuesto alcoholismo de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, sustituto de Vicente Fox Quesada en Los Pinos. Algo cierto es que en la sobriedad total Calderón ha violado, al igual que Fox, el carácter laico del Estado mexicano.

Una vez más. Fox, como presidente, hasta le besó el anillo a Wojtyla en su última venida al país. Ahora Calderón, sin nada que lo justifique, viajó hacia el Vaticano para asistir ¡a la beatificación de un papa! Lo más probable es que no habrá ninguna sanción, ninguna consecuencia legal ante este nuevo episodio de la borrachera feudal que se instaló en Los Pinos por lo menos desde el primero de diciembre de 2000.

A Felipe Calderón no le bastó con su presencia injustificable en el Vaticano: arrogándose una representación que no tiene y un consenso que no existe porque a nadie, católicos y no católicos mexicanos, se consultó de ninguna manera, le dijo a Ratzinger (“Santo Padre”) que “los mexicanos lo invitábamos a venir a México, como un gesto en contra de la violencia porque estamos sufriendo mucho”. El colmo es que se dirigió a Ratzinger en inglés, siendo que el papa habla perfectamente español y los estadounidenses son mayoritariamente protestantes. Por supuesto que existe un videoescándalo bastante bochornoso de la sumisión de Calderón y la bobalicona de su esposa ante Ratzinger (quien ni siquiera se dignó a mirar a Margarita Zavala de Calderón cuando lo saluda de mano: el papa dirige la mirada a su súbdito Felipe de Jesús) en el Vaticano, nomás véanlos en pantalla:

Y ahora que recuerdo…

En los primeros segundos del video donde aparece intempestivamente Eduardo Andrade, en el inicio de todo, uno de los invitados de López Dóriga, el analista Jaime Sánchez Susarrey, dice textual: “No hay regreso para atrás”. Creo que en aquella noche que vi el programa en vivo, o en tiempo real si así prefieren leerlo, no lo creí. Sigo sin creerlo: sí hay regreso para atrás y además creo que es el único regreso posible. Pero en fin, es una creencia y en cuestión de creencias debería haber tolerancia y respeto (siempre y cuando no armes un desmadre, ca… como falsear conocimientos científicos ampliamente comprobados, lo que en el plano humano a veces tienen consecuencias fatales, de salud).

Y ustedes, a estas alturas, ya empezaron a recordar cosas, ¿verdad?

Pues sí, aquí el olvidadizo es el señor López Dóriga: en los últimos segundos del video enlazado anteriormente, el periodista de Televisa dice que la irrupción intempestiva y el zafarrancho de Eduardo Andrade son un “tema agotado y olvidado”. El mismo olvido aplicó, como empresa, Televisa. Vaya, el propio Eduardo Andrade en la “resaca republicana” reconoce los espacios que el PRI ha tenido, desde siempre, en Televisa. Y actualmente el puntero precandidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, es conocido en el alto y bajo mundo como “el candidato de Televisa”. Pero Peña Nieto salió más cabrón que bonito, ca…

Sí, aunque usted no lo crea, “el regreso para atrás” que representa el priista Peña Nieto no le pide nada a la borrachera feudal panista iniciada en el año 2000. Si Fox y Calderón, en su calidad de presidentes, han violado el carácter laico del Estado mexicano, Peña Nieto lo ha violado desde antes de ser presidente.

Ya recordaron que hace poco más de un año, en diciembre de 2009, en el mismo estilo de Calderón, el gobernador Enrique Peña Nieto se armó una “gira de trabajo” al Vaticano con el único fin de ir a recibir la bendición papal por su futuro matrimonio con Angélica Rivera, actriz de telenovelas de Televisa.

El señor Peña Nieto llevó toda una comitiva integrada por cercanos colaboradores quienes, como se lee en la nota del periódico El Universal, también fueron a recibir la bendición de Ratzinger. Además, en el estilo de la ex pareja presidencial integrada por Vicente Fox y Martha Sahagún, la hoy esposa del entonces viudo Enrique Peña Nieto, la entonces divorciada Angélica Rivera, también obtuvo de la Iglesia católica la autorización para volverse a casar por esa institución religiosa (como antes Fox y Martha Sahagún, católicos divorciados civilmente, la obtuvieron del mismo Vaticano).

Todos estos desfiguros, estas ridiculeces propias de monarquías en pinche, de virreinatos no menos en pinche y cosas así, serían sólo risibles si no tuvieran consecuencias más allá de las personales en los aludidos. Pero, ¿qué creen? También hay por lo menos un videoescándalo de la visita de Peña Nieto al Vaticano, el cual, para variar, forma parte de la barra de espectáculos de la empresa Televisa:

Y no olviden que otro presidenciable, Andrés Manuel López Obrador, actualmente político comparsa —en sus tiempos libres— de Peña Nieto, también fue comparsa de la Iglesia católica representada en México por su ¿ex? amigo Norberto Rivera. Si Etilio destinó millones de pesos del erario de Jalisco para financiar al catolicismo militante, López Obrador hizo otro tanto con predios millonarios cedidos a la Iglesia católica para edificar el negociazo-triunvirato (Slim, Iglesia católica y GDF) Plaza Mariana a un costado de la Basílica, ¡oh Morena (del Tepeyac)!, en donde se hincó Fox el primero de diciembre de 2000. La alianza del pseudoizquierdista López Obrador, que no le pide nada ideológicamente a Fox y Calderón, con Norberto Rivera, en su momento, significó detener la despenalización del aborto y la aprobación del matrimonio civil entre homosexuales, por dar sólo dos ejemplos de hechos que tampoco hay que olvidar.

Hasta aquí, más o menos, tenemos un panorama de las opciones político-religiosas para el 2012… No, ya estaba olvidando a Marcelo Ebrard Casaubón, un ex súbdito de López Obrador y del que se pirateó la Solidaridad de Walesa y Wojtyla: Carlos Salinas de Gortari. A Ebrard recientemente le tocó inaugurar la primera etapa de la Plaza Mariana; se colocó o lo colocaron en medio de Carlos Slim y Norberto Rivera. Hay un videoescándalo donde Norberto Rivera aparece sobándose placenteramente esa cosa que le cuelga, una cruz ¿de oro? en el pecho, más o menos a la altura del ombligo de Marcelo Ebrard y la boca de Carlos Slim (las posiciones de los personajes aludidos pueden rotarse en otro videoescándalo porque así son este tipo de desmadres de tres, ca…):

http://www.youtube.com/watch?v=vk6mKmCyvlE&feature=related

Tampoco olviden a los muertos, sean éstos santos o no, beatos o no. Así que volvamos al papa.

La serie de los papas Juan Pablo se corta en el número dos. Ante la beatificación de Wojtyla y las presiones que recaen sobre Ratzinger para que sea declarado SS (Santo Súbito, porque Su Santidad ya lo fue), parece que al menos los católicos no recuerdan a su antepenúltimo papa: Juan Pablo I. Esto es tanto como si nosotros, los mexicanos, no recordáramos al antepenúltimo presidente de México: Ernesto Zedillo Ponce de León. Bueno, habrá algunos que no lo recuerden y otros que no lo quieren recordar. Es lógico: 1) Zedillo es un personaje bastante gris, sin el carisma de un Karol Wojtyla; 2) Zedillo fue presidente por accidente… o asesinato.

En esto último sí que se parecen Wojtyla y Zedillo. No, no me malinterpreten: me refiero a las muertes, nada más, no a ciertas condiciones mortuorias. Zedillo fue presidente porque Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato presidencial del PRI en 1994, murió en plena campaña: fue asesinado. Karol Wojtyla fue papa porque Juan Pablo I murió de un ataque al corazón (según la versión del Vaticano, ya que nunca se realizó una autopsia). Al pobrecito Juan Pablo I sí que le fue mal: la vida se le fue en un suspiro, en otro suspiro el Vaticano dictaminó la causa de su muerte, pero aún sigue sin concluir su proceso de beatificación. El papa móvil de Juan Pablo II, el papa viajero, sí que rebasa, ca… Y el que sí fue asesinado, casualmente el mismo día en que murió Juan Pablo I, el 9 de mayo de 1978, fue el político italiano Aldo Moro, líder del Partido Demócrata Cristiano en Italia. Casualidades de la vida o de la muerte, ¿nada más?

Y no olviden que otro presidenciable, Andrés Manuel López Obrador, actualmente político comparsa —en sus tiempos libres— de Peña Nieto, también fue comparsa de la Iglesia católica representada en México por su ¿ex? amigo Norberto Rivera.

El domingo santo, primero de mayo de 2011, otra casualidad de la muerte y la santidad. El día inició con la beatificación del cuasi santo Karol Wojtyla y concluyó con el anuncio de la Casa Blanca de la muerte, del ajusticiamiento al estilo estadounidense, de Osama Bin Laden, señalado por los servicios de inteligencia de ese país como el principal autor intelectual del ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York y también consabido ex agente anticomunista formado por la CIA en Afganistán durante la década de 1980: la década de Reagan, Wojtyla, La Dama con Fierro, Gorvachov y Chernobyl.

Otra(s) casualidad(es) que no deben olvidar. Ese Frankenstein anticomunista creado por los estadounidenses, Osama Bin Laden, operó el ataque a las Torres Gemelas un 11 de septiembre de 2001, hace casi diez años. Exactamente veintiocho años antes del sacrificio de los mártires de Nueva York la misma CIA que formó a Bin Laden, la misma CIA que creó el terrorismo de Al Qaeda, mas no sólo ese terrorismo, en Chile operó un golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático y socialista del doctor Salvador Allende. El presidente Allende perdió la vida junto con miles de chilenos más a partir de ese 11 de septiembre de 1973 gracias a la atroz dictadura iniciada y encabezada por Pinochet, bendecida por Wojtyla y sostenida por la Casa Blanca. Estados Unidos es uno de los pocos países del mundo donde no se conmemora, nunca lo ha sido, en el calendario cívico oficial el primero de mayo como Día Internacional del Trabajo, y eso que los mártires de Chicago eran de Illinois.

De ahora en adelante, quizá, el primero de mayo podría conmemorarse en Estados Unidos el Día Internacional Antiterrorista; al país que no sustituya la conmemoración del Día del Trabajo por la nueva festividad patriotera —de patente estadounidense— bien podrían acusarlo de terrorista e invadirlo en consecuencia. Quizá la única conmemoración complementaria pero segundona del primero de mayo, aunque exclusiva para los católicos, sería la beatificación de Juan Pablo II… ¡Ay, el pinche papa!

Primero recomendé olvidar, después recordar. Ya se dieron cuenta, eso creo, de que la segunda opción es la efectiva, ¡como en la serie de los Juan Pablo! Así que es imperdonable, ¡oh pecador!, que no haya predicado con el ejemplo y que en los últimos momentos de este texto me haya olvidado significativamente del beato Wojtyla. Pero yo no tengo ya nada que decir de ese señor… perdón, de ese beato y prácticamente santo; mejor le cedo la palabra a alguien que lo conoció en demasía y acaba de retratarlo de manera sintética. Me refiero, por supuesto, al teólogo Hans Küng, que de Wojtyla ha dicho: “Juan Pablo II fue un papa intolerante e indispuesto al diálogo”. No lo olviden. ®