Oso sapiens

Ted, Seth McFarlane

La primera película de Seth MacFarlane, la mente detrás de Family Guy y American Dad, tiene como protagonista a un entrañable oso: políticamente incorrecto y vulgar. En año de elecciones, se agradece el bocadillo de ácido humor.

Los tiernos y adorables ositos de peluche pasarán al basurero de la historia después de Ted. En esta primera película de Seth MacFarlane —creador de Family Guy, como saben— el osito cobra vida y, cuando se vuelve adulto a la par que su dueño y mejor amigo, John, desarrolla un feroz apetito por las drogas y el sexo sucio —capaz de fornicar con rubias exuberantes aun sin tener falo… Aunque Ted se mofa de los clichés del cine romántico, de persecuciones automovilísticas y secuestradores perversos, al final parece ceder a la tentación del final feliz —¿o se trata de otra burla? ¿Se las cuento o prefieren ir a verla?

Protagonizada por el ex delincuente juvenil Mark Wahlberg —fue acusado de racismo por agredir a un ciudadano vietnamita— y por la hermosa judía-ucraniana Mila Kunis, que le dio voz a Meg en la serie de la disfuncional familia Griffin, el descarado y bribonzuelo Ted se convierte en un amante voraz que ya hubiera querido Elvis Presley para hacerle segunda en “Teddy Bear” [véala aquí] y en las legendarias bacanales de Graceland. Ese pequeño y procaz osito de felpa encarna un personaje entrañable que cualquiera puede identificar con el mejor de los amigos en la vida real: el más vulgar, mariguano y sonsacador, pero a la vez el más fiel y presto a tendernos la mano en el peor de los momentos.

Ese pequeño y procaz osito de felpa encarna un personaje entrañable que cualquiera puede identificar con el mejor de los amigos en la vida real: el más vulgar, mariguano y sonsacador, pero a la vez el más fiel y presto a tendernos la mano en el peor de los momentos.

Ted es un coctel de humor ácido que se permite bromas que irritarían a los fundamentalistas de la corrección política, como la golpiza que le propinan unos chicos cristianos en navidad al único niño judío del barrio, o el restaurante que piensa abrir Ted y al que dejará entrar a judíos, pero no a mexicanos. (Uf, me acordé del episodio de Beavis y Butthead en la frontera, donde se burlan de una india que vende naranjas y que no sabe responderles a estos granujas dónde venden armas, y también del capítulo donde Homero Simpson emprende un alucinante y antológico viaje de peyote…)

Los más jóvenes no saben quién es Sam J. Jones, pero los que vimos Flash Gordon en 1980 —remake de una serie de los años treinta—, con la rola homónima de Queen y la presencia perturbadora de Ornella Muti, disfrutamos doblemente de su jocosa aparición y de la manera en que este actor es capaz de parodiarse a sí mismo en su senectud —en éxtasis, pues en la película se mete más cocaína en una noche que la plana mayor de la contracultura mexicana en un mes y más shots de tequila que una horda de springbreakers en Vallarta. Al final la película vacila un poco entre el drama y la parodia, pero escenas como ésa en que Ted le recomienda a John tres tipos de mariguana —“Violación mental”, “Pánico de gorila” y “Esto es permanente”— o aquélla en la que John, en medio de un concierto de Norah Jones, le canta el tema de amor de Octopussy a Lori, o la del silencioso y hediondo pedo que John se tira en el lujoso restaurante noqueando a los empresarios de la mesa de junto hacen de Ted una muestra de la capacidad de la industria cinematográfica de renovarse y permitirse una muy saludable autocrítica.

Soundtrack latino: Si la película hubiera sido mexicana el soundtrack debería incluir necesariamente la vieja y lacrimógena canción del peruano Mario Cavagnaro llamada, precisamente, “Osito de felpa”, y hasta en sus dos versiones más memorables, la de Julio Jaramillo [aquí] y la de la inolvidable Virginia López, más conocida en el México de los años cincuenta [y acá].

®

Compartir:

Publicado en: Cine, Septiembre 2012

Apóyanos:

Aquí puedes Replicar

¿Quieres contribuir a la discusión o a la reflexión? Publicaremos tu comentario si éste no es ofensivo o irrelevante. Replicante cree en la libertad y está contra la censura, pero no tiene la obligación de publicar expresiones de los lectores que resulten contrarias a la inteligencia y la sensibilidad. Si estás de acuerdo con esto, adelante.