La ejecución de Soleimani

A Irán no le conviene ir a la guerra

Lo más probable es que hablen de Soleimani como un héroe que se confrontó con el imperio, cuando la realidad es que era un terrorista que soñaba con consolidar el proyecto expansionista más brutal y grotesco de los últimos cincuenta años.

Luto por Soleimani en Irán. Fotografía AP/El Nuevo Día.

Se pone ruda la situación entre Irán y Estados Unidos. Todo tiene como trasfondo las protestas masivas en varias ciudades de Irán contra el régimen de los ayatolas. Las tropas iraníes han matado a más de 1,500 manifestantes pacíficos. El asunto se extendió…

En Irak operan muchas milicias proiraníes, así que las manifestaciones en contra de los ayatolas y sus esbirros se extendieron a Bagdad. Las tropas apoyadas por Irán han secuestrado y asesinado a muchos manifestantes iraquíes. En medio de esa tensión alguien cometió un error descomunal.

El pasado 27 de diciembre una de las principales milicias proiraníes disparó un cohete contra tropas estadounidenses, y en el ataque murió un contratista de esa nacionalidad. Estados Unidos anunció represalias, que se llevaron a cabo dos días después.

La represalia fue un bombardeo contra cinco posiciones de esa milicia llamada Kataeb Hezbollá, o Brigadas de Hezbollá, y que obviamente tiene vínculos con el grupo terrorista que controla la política en Líbano. El ataque dejó a 25 milicianos muertos.

Los grupos proiraníes decidieron tomar su propia represalia, y hubo ataques contra la embajada de Estados Unidos en Bagdad. El más grave fue el del martes 31 de diciembre, que dejó destruida toda una sección de la construcción, aunque no hubo víctimas.

Trump advirtió que Irán se había pasado de la raya, y que la represalia estadounidense sería contundente y letal. Y lo cumplió. En un bombardeo en el aeropuerto de Bagdad fue eliminado Qassem Soleimani, una ficha de primer nivel.

Soleimani era el máximo líder de las Fuerza Quds de Irán. Es decir, el máximo militar, el más cercano a los ayatolas, y en términos simples el segundo personaje más poderoso de Irán. Su eliminación representa un golpe durísimo para el régimen, que no la pasa muy bien estos días.

Las protestas masivas en Irán contra el régimen tienen su origen en una aguda crisis económica que desde hace varios años afecta a la sociedad iraní. Esa crisis es resultado del pésimo manejo de la economía que han hecho los ayatolas. Es lógico…

La economía es una ciencia (aunque López no lo crea, por cierto), y no se la puedes encargar a un grupo de religiosos que creen que todo se resuelve con oraciones y dogmas. Otro problema que tiene Irán es que su economía está petrolizada. Es decir, depende del precio del petróleo.

Las protestas masivas en Irán contra el régimen tienen su origen en una aguda crisis económica que desde hace varios años afecta a la sociedad iraní. Esa crisis es resultado del pésimo manejo de la economía que han hecho los ayatolas. Es lógico…

Depender del petróleo es otro error terrible (aunque López tampoco lo crea), y la caída en los precios que se viene sintiendo desde hace unos cinco o seis años ha hundido las finanzas de los ayatolas. Además, y como si eso no fuera poco, les ha dado por tirar dinero a porrillo.

Hoy por hoy Irán tiene el plan expansionista y colonialista más descarado y grotesco del mundo. Ya impuso su control sobre Líbano, Siria, amplias zonas de Irak, y está tratando de imponerlo también sobre Yemen. Su objetivo siempre ha sido crear un especie de pinza.

El plan es rodear a Arabia Saudita e Israel, sus máximos enemigos (por cuestiones religiosas, porque en la vida real ni quien se haya metido con los iraníes). Lo peor de la crisis iraní comenzó con la Primavera árabe hace unos ocho años, ya que Siria estuvo a punto de caer.

Las manifestaciones en Damasco estuvieron a punto de tumbar a Bashar el Assad, peón de Irán, y pieza indispensable para que Siria funcione como conexión terrestre entre Irán y Hezbollá (Líbano). Es básico para surtir de armas a ese grupo.

Los ayatolas han tenido que invertirle mucho dinero a la guerra civil en Siria para mantener a Assad a flote. Rusia se involucró en eso, pero no crean que por afinidad ideológica. En realidad, a Putin le importa un pepino la ideología de los ayatolas.

Rusia se metió a la guerra civil en Siria porque ha sido una mina de oro para ellos. Todo el dinero que Irán ha gastado a lo bruto en esa guerra lo ha cobrado Rusia, otro país con una economía petrolizada, frágil y siempre en riesgo de entrar en crisis.

La postura convenenciera de Rusia se ha hecho evidente en todos los bombardeos israelíes contra posiciones iraníes en Siria: nunca de los jamases hizo nada por evitarlos. Israel ha podido destruir instalaciones iraníes a placer sin que nadie se meta o diga ni pío.

Por supuesto, quienes realmente se han visto afectados en sus bolsillos han sido los iraníes, que ya están hartos de que los ayatolas se gasten el dinero en Assad o en los palestinos, y sigan ahondando la crisis al interior del país.

Por supuesto, no falta el chairo bruto que diga que la crisis iraní es por culpa de las crueles sanciones gringas. Pero no. La crisis iraní ya existía desde tiempos de Obama,1 un presidente gringo que fue abiertamente antiisraelí y proiraní.

Obama retiró las sanciones y dejó que Irán hiciera lo que quisiera, y de todos modos la crisis no aminoró. Siguió incrementándose. Por eso el pueblo iraní sabe que sus enemigos no son los gringos, sino los ayatolas. Y por eso siguen manifestándose para tirarlos.

La tensión acumulada durante todos estos años entre Irán, Siria, Hezbollá y varias guerrillas palestinas contra Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel siempre ha tenido al Medio Oriente en el riesgo de una guerra. Aun así, Israel y Estados Unidos nunca se arriesgaron a atacar directamente a Irán.

Un ataque directo en territorio iraní le habría dado un pretexto a los ayatolas para apelar al clásico “nos están atacando, unámonos” (así como cuando le dicen “cobarde matoncito” a López y entonces sí quiere que todos los mexicanos lo apoyen).

Un ataque directo en territorio iraní le habría dado un pretexto a los ayatolas para apelar al clásico “nos están atacando, unámonos” (así como cuando le dicen “cobarde matoncito” a López y entonces sí quiere que todos los mexicanos lo apoyen).

Por eso, Estados Unidos e Israel se han mantenido ajenos al conflicto en territorio iraní, para dejar que la propia convulsión social que se vive allí provoque el derrocamiento del régimen. En ese marco, Soleimani cometió un error garrafal.

Recibió en el aeropuerto de Bagdad a importantes aliados, incluyendo un alto funcionario de Hezbollá (se había rumorado que era el mismísimo Hassan Nasrallá, máximo líder, pero eso se tendría que confirmar). Y fue un error porque se expuso fuera del territorio iraní.

Ahí fue donde un par de bombazos gringos lo ejecutaron. Y el régimen de los ayatolas no puede apelar al “nos están atacando”, porque no hubo afectaciones en territorio iraní. Así que la población iraní no se va a dar por aludida. Mientras, la población iraquí festeja.

Y es que Soleimani era odiado en Irak por ser el máximo jefe de las milicias que han secuestrado y asesinado a muchos manifestantes en Bagdad y otras ciudades. Ahora la pregunta es si esto puede conducir a una guerra abierta.

Y sí. Seguro que sí. Irán no está en condiciones de enfrentarse a Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel (los países que se verían arrastrados a la confrontación), pero está gobernada por líderes religiosos que nunca se han caracterizado por su sensatez.

Rusia no se va a meter a defender a Irán. Tal vez opine y se queje, pero más por protocolo que por militancia. Putin no tiene dinero para un conflicto de gran envergadura que, además, ni le interesa. No ganaría nada. Al contrario, podría quebrar.

Cosa curiosa: quienes lo van a resentir tarde o temprano, son los morenistas locales vinculados con Yeidckol, Noroña, Gibrán Gelatino, Katu Arconada o Abraham Mendieta. Son parte del grupo bolivariano, acaso el mejor cómplice que Irán tiene en el mundo.

El rollo comunistoide de los bolivarianos chavistas es muy diferente a los objetivos religiosos chiitas extremistas de los ayatolas, pero coinciden en que son “los que luchan contra el imperio”. Es decir, contra Estados Unidos y contra Israel. Por eso siempre se han apoyado.

El rollo comunistoide de los bolivarianos chavistas es muy diferente a los objetivos religiosos chiitas extremistas de los ayatolas, pero coinciden en que son “los que luchan contra el imperio”. Es decir, contra Estados Unidos y contra Israel. Por eso siempre se han apoyado.

De hecho, no habría peor golpe para Maduro y para Cuba que el colapso del régimen iraní. Y eso, por supuesto, se extendería a los grupos bolivarianos en toda América Latina. Por eso es muy probable que en los próximos días oigan a varios chairos opinar idioteces sobre Irán.

Lo más probable es que hablen de Soleimani como un héroe que se confrontó con el imperio, cuando la realidad es que era un hijo de puta que soñaba con consolidar el proyecto expansionista más brutal y grotesco de los últimos cincuenta años.

Si Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita se coordinan bien pueden aplastar fácilmente a Irán. Si Arabia Saudita es atacada es seguro que Pakistán —aliado incondicional de los saudíes— le entra también al desmadre. Es decir, sería un error suicida por parte de Irán ir a la guerra.

Pero el fanatismo religioso nunca ha sido buen consejero. Cuando tienes la convicción de que dios te va a dar la victoria porque tú eres su guerrero fiel, puedes hacer estupideces de lo más sublime. Así que habrá que estar pendientes.

¿Soleimani eliminó al Estado Islámico?

En los ambientes de izquierda, progres o simplemente antigringos (y de paso antisionistas), circula libremente la queja de que Estados Unidos apoyó al Estado Islámico al eliminar a Soleimani, porque éste había sido quien los derrotó. Eso es falso.

El régimen iraní (y, por ende, Soleimani) no eran distintos al Estado Islámico: gobiernos religiosos, extremistas, fundamentalistas y abiertos a instrumentar estrategias terroristas cuando fuese necesario. Por supuesto, en muchos otros aspectos también fueron similares. Nulo respeto por los derechos humanos, menos respeto aun por los derechos de las mujeres, menos todavía por los derechos de los colectivos LGTT y demás, control absoluto de la prensa, etcétera. Es decir, sistemas ideológicos ultraconservadores.

La única diferencia importante es que el Estado Islámico fue un extremismo musulmán salafista y el de Irán es un extremismo musulmán chiita. El salafismo es la rama radical del islam sunita, y sunitas y chiitas se encuentran en conflicto desde el año 661 EC.

El islam se partió en dos: sunismo y chiismo, facciones que están en conflicto desde entonces. Los sunitas se quedaron en Arabia y occidente, y los chiitas se trasladaron hacia oriente, haciendo de Persia su principal sede. Hoy soy 15% del total de los musulmanes del mundo.

A lo largo de la historia sunitas y chiitas han mantenido una fuerte rivalidad. Sin embargo, la situación se había pacificado desde hace mucho debido a que Irán fue gobernado últimamente por una dinastía chiita, pero de orientación laica y moderada.

Eso vino a cambiar en 1979 con la Revolución Islámica que derrocó al sha Rezah Pahlavi (último rey laico), y puso en el poder a los ayatolas, chiitas extremistas que reactivaron el conflicto con los sunitas (y por eso la guerra con Irak entre 1980–1988).

En ese contexto hay que entender el papel de Soleimani como enemigo del Estado Islámico, un califato adherido a la tendencia más radical del sunismo: el salafismo (como Bin Laden, los talibanes y Abu Bakr al–Baghdadi, líder del ISIS).

Soleimani no era un enemigo del terrorismo del Estado Islámico. Era enemigo del salafismo sunita. Por supuesto, el auge del califato que lo llevó a controlar amplios territorios del norte de Irak y del oriente de Siria provocó que medio mundo se uniera contra ellos.

Por ello, países que se odian —Irán, Rusia, Estados Unidos y Turquía— tuvieron que funcionar como aliados para combatir al ISIS. En esos tiempos Estados Unidos tuvo dos oportunidades para eliminar a Soleimani, pero no lo hizo para no afectar la colaboración anti–ISIS.

Soleimani sólo era el general de un régimen extremista, terrorista e intolerante, en guerra contra otro régimen extremista, terrorista e intolerante. Guerra surgida de motivos religiosos (aunque, curiosamente, Soleimani no era religioso, pero era fiel a su régimen).

Pero esa ventaja caducó con el colapso del Estado Islámico, y en medio de las actuales tensiones Soleimani fue eliminado. Por supuesto, la narrativa progre —tan adicta a RT y socios— ahora quiere presentarlo como un héroe antiterrorista. La realidad es que no lo fue.

Soleimani sólo era el general de un régimen extremista, terrorista e intolerante, en guerra contra otro régimen extremista, terrorista e intolerante. Guerra surgida de motivos religiosos (aunque, curiosamente, Soleimani no era religioso, pero era fiel a su régimen).

Si los progres lo venden como un héroe es porque son lo suficientemente tontos como para no observar hechos objetivos y concretos —que Soleimani era un asesino al servicio de un régimen brutal—, y se limitan a interpretar al mundo a partir de su lealtad antiyanqui.

Por eso alaban a Soleimani, un sujeto que tenía las manos llenas de la sangre de cientos de miles de musulmanes sunitas asesinados en Siria por las tropas chiitas al mando de este general. No importa. Eso le vale madres a los progres.

Lo único que les interesa es su discurso antigringo. Les basta para regodearse en su ideología. Es la huella estúpida del poscolonialismo tan extendido en los ambientes de izquierda. ®

Nota

1 Recuérdese que Obama ordenó 542 ataques con drones sin la aprobación del Congreso y que mataron a unas 3,797 personas, incluyendo 324 civiles, en contraste con Trump, que ordeno la ejecución del terrorista Qassim Soleimani sin la aprobación del Congreso.
Por otro lado, Soleimani aparece mencionado en la causa AMIA desde el 2003 en un informe reservado ─aunque sin ninguna imputación penal. En Clarín.

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Publicado en: Política y sociedad

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