Pornografía religiosa y cómic underground

Vida y obra de Jack T. Chick (1924–2016)

Jack Thomas Chick fue autor de cómics en los que echaba mano de pornografía religiosa fundamentalista para salvar a los hombres del falso cristianismo.

Cuando salgo, quiero salir con honor, y quiero llevar con Cristo a tantos como me sea posible.
—Jack T. Chick

0273_09-1

En octubre del 89, en el número 1 de Eightball, Dan Clowes publicó un cómic llamado “Devil doll?”, historia en la que una chica llamada Pat, después de leer un folletín religioso reencauza su vida de vicios, drogas, juegos de rol y heavy metal satánico para dedicarla a la palabra de Jesús. Se trata de una ácida parodia de los cómics religiosos de Jack Thomas Chick, símbolo, al mismo tiempo, de la pornografía religiosa fundamentalista y del cómic underground estadounidense; una de las figuras más fuera de lo común del medio contemporáneo.

¿Underground?

El trabajo de Chick posee características que lo posicionan dentro del espectro de los comix. Robert B. Fowler, autor del exhaustivo estudio sobre Chick y su obra, The World of Chick? (Last Gasp, 2001) dice: “A través de los años he sostenido que los comics de Chick califican como cómics underground, a veces llamados alternativos, independientes, de editoriales pequeñas o simplemente comix”. Para ello, de acuerdo con Fowler, hay que obviar algunas de las preconcepciones sobre los comix: como los under, Chick aborda los mismos temas —drogas, sexualidad, comportamiento bizarro—, pero desde la perspectiva de su creencia. No son apologías, pero sí un escaparate de todo tipo de desviaciones extremas.

¿Qué tiene un cómic para ser considerado underground? Sobre esto no hay reglas escritas pero sí un acuerdo general, basado en algunas características: violencia (algunas secuencias en sus cómics en ocasiones lindan con el gore), historias personales, de autor (las de Chick son a veces autobiográficas y siempre con un acercamiento íntimo a la vida y las costumbres de sus personajes), distribuidos fuera de los canales oficiales y casi en un mercado negro (a veces prohibidos, en algunas librerías los venden a escondidas), un público marginal (pobres, hispanos, obreros), una dosis de humor (que llega a ser retorcido) y algún elemento extravagante (la estrambótica idea de que un ejército de ángeles videograba la vida de todos los seres humanos y, al llegar ante Dios, éste mira el video completo y decide si merecemos acceder al cielo o quedarnos en el Lago de Fuego).

Eso en cuanto a la forma. Pero también en el fondo y su efecto en el público comparten espacio con los comix: los grupos católicos se han mantenido en alerta en razón de su anticatolicismo rampante. Sus ataques contra los católicos son ofensivos, amargos y continuos. Si los underground ponen el dedo en la llaga del puritanismo, la doble moral y la hipocresía de la sociedad contemporánea, Chick hace lo propio con respecto a la fe católica, creyente de una versión errada de la Biblia, engañada por una Iglesia en contubernio con Satán. Su labor es poner en evidencia las desviaciones de los perdidos que no han aceptado a Jesús en sus vidas. Eso incluye asociaciones religiosas (de judíos a mormones, pasando por musulmanes) cuyas creencias son equívocas y pecaminosas. “Alguien tiene que ofender al sistema religioso con la verdad”, indica. Si se le añade un grado demencial de paranoia sobran razones para poner nervioso a más de uno. Cuando en 1981 Chick renunció a la CBA alegó infiltración católica. De ese calibre es su paranoia, la que le hace vaticinar que morirá asesinado.

¿Tracts?

Chick Publications es la casa editora que desde 1961 publica y distribuye mercancía protestante, entre ella sus famosos tracts, folletos en los que, en formato de cómic, se cuentan historias que esparcen la palabra de Dios alrededor del mundo. Para finales del siglo XX se habían vendido 500 millones de tracts en el mundo entero. También existe un periódico bimestral llamado Battle Cry, del cual se han extraído algunas de las pocas claves de la vida personal de Chick a través de sus editoriales.

Su cruzada comenzó en 1979, cuando lanzó su primer tract. Un tract es un pequeño libro de 12.6 cm de largo por 7.2 de alto. Su portada contiene una ilustración del lado izquierdo en escala de grises y algunos elementos en color (Fowler consigna esos colores con claves como: Rojo Aborto, Naranja Halloween, Verde Dinero, Púrpura Escapulario, Rosa Femenino), un fondo negro y letras blancas para el título del lado derecho. En 2001, año de la segunda edición de su ensayo, Fowler enlistó 139 tracts diferentes. De gran parte de ellos existen traducciones (This was your life, su tract más exitoso ha sido traducido a 68 idiomas) distribuidas en librerías religiosas. Esas ediciones locales mantienen casi todas las características de los tracts originales, excepto por ocasionales variaciones y adaptaciones a la cultura y el idioma de la traducción. Los tracts se consiguen también a través del correo y se envían folletos de colección a sus compradores, y sólo un par ha salido de circulación. Sus ediciones han sufrido cambios leves que Fowler ha enlistado neuróticamente. Esos ejemplares son joyas que los coleccionistas —llamados chicklets, y que no necesariamente son protestantes sino simples entusiastas— se pelean y busca hasta por debajo de las piedras. Algunos serían capaces de dividir el mar en dos con tal de hallar alguno raro. Fowler menciona los “tres nutrientes básicos del fundamentalismo hardcore: juventud, ignorancia y miedo”, ingredientes que sirven para convertir al chicktianismo a cualquier lector de tracts. La literatura de Chick provoca el mismo efecto que las historias sobre asesinos seriales, freaks y celebridades, pues contienen varios grados de adicción morbosa que provoca la fascinación por lo retorcido. Chick se encuentra en guerra contra el catolicismo y Satán, y “los misioneros sin tracts son como granjeros sin semillas y soldados sin armas”, dice Fowler. El ejército de Chick, como apunta Dan Raeburn en el número 2 de The Imp (el otro estudio importante sobre su vida y obra, editado en 1998), son sus distribuidores y la munición, sus tracts.

¿Ésta es su vida?

De su vida personal se sabe poco; su política de no conceder entrevistas ni dejarse fotografiar mantiene vivo el misterio. La información que se conoce la han conseguido sus biógrafos a veces de manera casi accidental. Un dato bien podría explicar su dedicación al terrorismo religioso: su madre intentó abortarlo, secreto que le reveló cuando tenía ya cuarenta años, y es una de las piedras de toque en cuanto al contenido y el tono de sus historias: su obsesión con la historia de Nimrod y Semiramis, la pareja incestuosa que procreó un hijo parte de allí; de allí brota su odio hacia la Virgen María —que es Semiramis— y también es origen de su virulento corpus literario con el que no busca salvar a los cristianos —“Preferiría salir a rolar con ciclistas”— o a los católicos… sino a los perdidos, aquellos que no han aceptado a Dios como su salvador.

La literatura de Chick provoca el mismo efecto que las historias sobre asesinos seriales, freaks y celebridades, pues contienen varios grados de adicción morbosa que provoca la fascinación por lo retorcido.

Jack ha concedido muy pocas entrevistas a lo largo de su vida, pues su labor es ensalzar a Cristo, no a él mismo. Su labor pastoral comenzó luego de ser un adolescente grosero y maleducado y también después de casi morir bajo el fuego de los campos de batalla cuando se encontraba en Nueva Guinea durante la Segunda Guerra Mundial. Chick encontró a Cristo a los 24 años gracias a la madre de su mujer, Lola Lynn. Su suegra le recomendó que escuchara el programa de radio del evangelista radial Charles E. Fuller, quien le transmitió un “precioso mensaje” que cambió su vida.

Luego de eso nació el que se volvió uno de sus primeros tracts: el flip chart llamado This was your life, que produjeron Chick y su esposa “en la mesa de nuestra cocina” a mediados de 1958. El desplegable servía para ayudar a los reclusos del California Institution for Men de Chino, California, y contenía dibujos de Chick. La idea de usar gráfica para propagar la palabra de Cristo es todo menos inocente: después de escuchar contar al locutor y misionero Bob Hammond de cómo Mao usaba libros ilustrados para dominar al pueblo, Chick comenzó a maquilar lo que llama “El arma secreta”. Los tracts son el gancho, el mensaje el gancho al hígado.

El póster cambió de formato al de los tracts, pero el primer folleto con esas especificaciones es otro llamado “Why no revival?”, que inauguró su larga serie y provocó los primeros escándalos: las librerías religiosas lo tacharon de sacrílego y los luteranos de poco realista. A partir de ahí tomó ritmo la edición de tracts, pero antes Chick tuvo que sortear un bache económico, pues para publicar A demon’s nightmare, su segundo tract oficial, usó el dinero de George Otis, dueño de AstroSciences Inc., compañía en la que trabajaba como dibujante.

¿Artistas?

En 1972 contrató a sus dos únicos artistas conocidos: Fred Carter y un tal Tom, quienes no firman sus trabajos (casi todos los tracts vienen con la leyenda J.T.C. y, según Jack, Carter no firma porque es “muy tímido”), y desde esa fecha el volumen de tracts editados dobló su cifra. Una de las pocas fuentes por las que se ha descubierto su nombre es por los libros ilustrados por él y escritos por Chick en los que sí se incluye su crédito. Dan Clowes especula sobre la existencia de otro artista, un filipino llamado Jesus Jodloman.

De "Doom Town", 2.

De «Doom Town», 2.

El trabajo visual más llamativo y admirado es el de Carter, artista gráfico que se unió a las filas de Chick recién salido de la escuela de arte y al que Clowes describe como “un verdadero maestro del realismo white trash”. Su estilo es muy parecido al de los cómics Sensacionales de aquí, con hombres y mujeres anatómicamente perfectos, casi exagerados, con algunos rasgos caricaturizados pero sin perder su carga de realismo.

El arte de Chick tira más hacia la caricaturización y consta de líneas y trazos simples, ágiles y limpios, con un uso primitivo de ashurado y puntillismo. Chick acepta que, mientras que Carter ha evolucionado con el paso del tiempo, su propio dibujo no logró hacerlo. En ocasiones Carter entintaba los trazos elementales de Chick, quien los dibujaba a la hora del almuerzo de su trabajo en la compañía aeroespacial.

¿Cómics?

The Crusaders es un título planeado originalmente para ser una serie de televisión y que en cambio se convirtió en cómic, el otro formato de historietas en el catálogo de Chick. Son pensadas para leerse por adolescentes, el grupo de gente que de otra manera difícilmente encontraría el mensaje de Cristo. Los protagonistas son la pareja —¿gay?— formada por Jim Carter y Tim Clark (combinados forman las iniciales JTC), blanco uno, negro el otro, con macizos músculos (los necesitan, pues los misioneros combaten día a día con sus enemigos satánicos), piadosos, mesurados, que comparten el cuarto de hotel en su cruzada y rezan sus oraciones antes de acostarse. Ambos redimen y reencauzan a las almas perdidas. Los títulos con los que se pueden encontrar estas revistas en español son La cruz quebrada, Los exorcistas y Los padrinos.

La historia del padre jesuita español Alberto Rivera es parte de estos cómics que, a diferencia de los tracts, vienen a todo color, intensificando en algunos casos el nivel de gore, dejando un mayor impacto en el lector. En la historia se concentra la mayoría de los ataques al Vaticano (“¿Debería atacar al Vaticano? El Señor dijo que sí”). La Iglesia católica ha reaccionado con fiereza, acusando de falsas las historias de Alberto —en donde se cuenta cómo abandona a los jesuitas cuando se percata de los fetos enterrados en los monasterios, los padres homosexuales y las monjas prostitutas pervertidas, salvando a su hermana de sus garras— e incluso alegando que Alberto no fue sacerdote en España, a pesar de los documentos que aparecen en los cómics como prueba de su historia. Chick revira esos ataques mandando cartas “a quien corresponda”, o a sus seguidores, no a sus atacantes. En ellos argumenta un plan en su contra, por hechos como, por ejemplo, la prohibición en Canadá de la importación de sus cómics (¡cómics confiscados en las aduanas! ¡ESO es delirante!). El periódico católico Our Sunday Visitor ofreció 10 mil dólares en 1981 a quien aportara pruebas de la historia de Rivera, sin que el dinero fuera reclamado jamás. Para Chick ha sido más fácil renunciar a grupos como la CBA antes que suavizar su tono anticatólico. Según sus propias palabras, se molesta si no le llega ninguna clase de hate mail, pues significa que está haciendo mal su trabajo.

¿Tu hermano en Cristo?

Sin una instrucción religiosa formal, Chick ha sido llamado “el teólogo más leído en la historia de la humanidad”. Para escribir tracts se apoya en ministros que se sospecha son su artista Fred Carter y el padre Alberto Rivera. El resultado es una mezcla de “textos bíblicos, interpretación bíblica, profecía, historia, historia cuestionable, habladuría, herejía, conspiración, teorías, lógica, dramatización, etc.”, según Fowler. Una plasta interdisciplinaria que da como resultado un juego de creencias con bases protestantes de alcances demenciales.

Por esa batalla entre católicos y protestantes para demostrar que el adversario religioso era el que estaba más plagado de demonios e influencia satánica, la segunda temática en predominar es la referencia continua a La Bestia. El mal es Satán, Satán y el satanismo. Los pecadores están (mal)aconsejados por el diablo mismo. “Si asumes que Satán dirige todas las fuerzas del mal en el mundo y que el Vaticano es el asiento de su poder mundial, el resto sigue”. Chick afirmará que los niños que celebran Halloween sacrifican gatos para ofrecérselos a Satán. No hay inocencia en un alma que tiene costumbres provenientes del satanismo. Olviden el dato de que las cintas de rock son creadas por satanistas, quienes las maldicen, dejando escapar demonios en los hogares de los desorientados headbangers; eso ni siquiera es demasiado hardcore como el hecho de que las Girl Scouts venden galletitas con navajas. La Bestia (con el ominoso número 666) ya vive en la Tierra y espera el momento propicio para dejarse ver por la población mundial.

El resultado es una mezcla de “textos bíblicos, interpretación bíblica, profecía, historia, historia cuestionable, habladuría, herejía, conspiración, teorías, lógica, dramatización, etc.”, según Fowler. Una plasta interdisciplinaria que da como resultado un juego de creencias con bases protestantes de alcances demenciales.

La base de su conocimiento sobre satanismo viene del “ex Gran Druida” John Todd, con quien compartió información y paranoias, hasta que se encontró que Todd era un fraude, haciendo que poco a poco Chick se alejara de su influencia.

La Iglesia católica es “La Gran Zorra de la Revelación” que ha ocultado —e incluso asesinado para tal fin— la verdadera Biblia, la del Rey Jacobo (King James). Ese Chick es un paranoide, ¿será posible que el Vaticano mate con tal de conseguir sus objetivos? Lo que sí es seguro es que el Vaticano ha engañado, creado religiones satánicas como el islamismo, le da a sus feligreses la “galleta de la muerte” (la diabólica hostia) y que ha provocado el Holocausto judío, culpando a los protestantes por ello (una buena razón para quitarse la kippa y mejor leer tracts); eso sin contar que ha dado vida a monstruos ideológicos como el comunismo, las revoluciones y el control armamentístico y vende la Salvación a sus creyentes apoyado por sus “subsidiarias”: el Opus Dei, la Mafia, los Jesuitas, los Banqueros y la New Age. También es el perpetrador del Gobierno único Mundial, el que declarará a los cristianos enemigos del Estado y provocará una ola de terror mundial, que ya ha comenzado (la prueba es que existen desviaciones como el alcoholismo infantil, la fornicación, la hambruna y la terapia grupal).

De "Doom Town", 3.

De «Doom Town», 3.

Por su parte, el judío es un pueblo engañado por el catolicismo y los pueblos que lo han atacado han caído. Por su pasado y por ser el pueblo elegido de Dios debe ser salvado, convirtiéndose y evitando así el Lago de Fuego.

Los creyentes de cualquier credo son fácilmente salvados, pues su creencia endeble y eso permite que un chicklet influya sin problemas, ganando un alma para Cristo y salvándola del Lago de Fuego. No importa que ese creyente sea tan o más fundamentalista que los protestantes de Chick. Si el ser que debe ser salvado de las garras de Satán no entra en el 90% de gente que lo ha encontrado hasta antes de los diez años —promedio que Chick afirma como edad típica en la que sus seguidores han encontrado al Señor— ya habrá alguien que deje “olvidado” un tract en algún lugar al azar (esa forma de diseminar tracts es lo que los diferencia de los Testigos de Jehová), o que le dará uno en la mano para que la magia suceda. Aquellos que aceptan a Jesús en sus vidas lo hacen casi sin dudar o, por lo menos, sin necesidad de hacer uso de instrumentos de tortura. El cambio se da en el lapso de dos o tres páginas que, traducidos a tiempo real, pueden ser cinco o diez minutos, dependiendo del tiempo que llevaría contar una historia bíblica en la vida real. No es mucho tiempo. Raeburn resume la narrativa de Chick de la siguiente manera: “Todas las fantasías usan las convenciones de la pornografía: unos extraños se conocen (con frecuencia se parecen a celebridades) y a través de una secuencia de diálogo acartonado, malas actuaciones y transiciones estúpidas, establecen un nivel irreal de intimidad”.

Chick afirma que el sexo con protección es el causante de las enfermedades venéreas y el sida. ¿Cómo? ¿Por qué? Bueno, Jack sabe, y él sabe porque Él sabe.

Los tracts de Chick y su set ideológico se basan en ecuaciones lógicas fáciles de comprender:

Si la Verdadera Biblia lo dice, es cierto. Si las ciencias lo dicen es mentira. Si uno no fue testigo de lo que dicen las escrituras, puede confiar en la palabra de Dios. Las maestras de la escuela nos hacen aprender lo que ellos quieren que aprendamos (en este punto no está tan alejado de la verdad) y orillan a los niños a volverse gays porque les dicen que serlo está bien (su postura antigay es por lo que sus libritos han sido llamados “literatura de odio”) y porque, en el fondo, son brujas a las que el Estado les ha permitido dar clases. Si los tracts no mencionan los avances científicos o médicos es porque no hablan de la verdad, así que se vuelven inútiles e innecesarios (aunque si Chick se puede agarrar de alguna cosa científica para esparcir la palabra del Señor, lo hará, como aquel tract en el que para demostrar que los testigos de Jehová están equivocados se toca el tema de las transfusiones de sangre). Chick sabe, y él no nos quiere engañar. ¡Y si no lo entiendes es que eres tonto! “Si las buenas obras pudieran salvar, ¿creen que yo habría sufrido y muerto en la cruz?”, pregunta el Dios sin rostro de Chick cuando le explica a los católicos del Vuelo 144 que por rechazar su palabra y sin importar sus expediciones benéficas a países pobres acabarán en el Lago del Fuego, lugar que desmiente la existencia del Purgatorio. Por eso, si antes de la muerte (con unos segundos basta), aceptas a Jesús (Yeshúa) como tu salvador —en inglés suena aún más terrorífico: “Your own personal Saviour”— evitarás el Lago de Fuego, al que van todos los pecadores. Aceptar a Jesús es cubrirse con el sacrificio de sangre de Jesús, aquel que cuenta por todos los sacrificios y que ningún otro puede superar.

¿Cómo es que la sola lectura de un tract puede cambiar la vida de un ser humano (perdido)? Añadiendo referencias de la cultura popular a sus historias para que el mensaje quede claro. Hay referencias a series de televisión, películas, publicidad, libros, celebridades, expresiones idiomáticas.

¿Cómo es que la sola lectura de un tract puede cambiar la vida de un ser humano (perdido)? Añadiendo referencias de la cultura popular a sus historias para que el mensaje quede claro. Hay referencias a series de televisión, películas, publicidad, libros, celebridades, expresiones idiomáticas; todo pasado por el filtro religioso de Chick que además se encarga de actualizar sus referencias para evitar la obsolescencia. Los pecadores siempre han existido, lo único que cambia son los peinados. Después del 9/11 se añadió al catálogo un tract sobre los atentados a las Torres Gemelas. Lo más impresionante de estas añadiduras culturales es la gran capacidad de Chick para concentrarse en su enseñanza religiosa, minimizando a veces la anécdota hasta casi nulificarla, de manera que no queda duda de que lo importante para Chick es la conversión. La historia pasa a segundo término pues después de lograr su cometido —enganchar al lector— sigue el discurso bíblico. Quizá sus historias son fuertes y en ocasiones mórbidas, pero nada es más fuerte que la palabra de Cristo. Chick confía su labor a la palabra sola del Señor… y en su propio delirio. ®

Compartir:

Publicado en: Cómic, NSFW

Apóyanos:

Aquí puedes Replicar

¿Quieres contribuir a la discusión o a la reflexión? Publicaremos tu comentario si éste no es ofensivo o irrelevante. Replicante cree en la libertad y está contra la censura, pero no tiene la obligación de publicar expresiones de los lectores que resulten contrarias a la inteligencia y la sensibilidad. Si estás de acuerdo con esto, adelante.