La culpa y la impunidad

¿Por qué no hay castigo?

¿Ha sobornado a alguien en el último año? ¿Ha comprado, vendido o intercambiado algún tipo de droga? ¿Ha comprado piratería en el último semestre? ¿Se ha pasado un alto? ¿Ha bajado mp3 y no los ha pagado? ¿Ha destruido su entorno urbano? ¿Busca colgarse de la WiFi de sus vecinos? ¿Invierte más de un minuto surfeando por la red o interactuando en las redes sociales en la computadora de su trabajo?

Crimen

Palabras más, palabras menos, a la falta de castigo se le llama impunidad, la que existe gracias a un par de arreglos institucionales en los cuales los seres humanos participamos consciente o inconscientemente: 1) somos fanáticos de la transgresión y de salirnos con la nuestra; o sea, nos encanta hacer pero que no nos hagan, y 2) nos da pavor denunciar, justo porque pensamos que es mejor “quedarnos con nuestro propio golpe y no hacer olas”.

Al día de hoy no conozco una estadística que mida el cinismo humano o, para el caso que nos ocupa, el cinismo del ciudadano mexicano; sin embargo, en la otra cara de la moneda existen mediciones muy serias con respecto a los índices de impunidad en una sociedad, y la nuestra no es la excepción. Recordemos que es un reflejo de aquello que nosotros hacemos o ayudamos a hacer a otros y buscamos que no haya repercusión.

El índice de la OCDE

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en su índice Better Life, nos ubica en el lugar 36 entre las 36 economías más poderosas del mundo —sólo superados por Brasil— en percepción de seguridad, compuesto este índice por una tasa porcentual de asaltos y otra de homicidios. Mientras que el promedio global de asaltos asciende al cuatro por ciento, sólo en México se estima que el 11 por ciento de la población ha sido asaltada en 2012, siendo que las mujeres son más asaltadas que los hombres en al menos un dos por ciento.

Ahora bien, en lo que respecta a la tasa de homicidios, el número de asesinatos por cada 100 mil habitantes en México es de 19 en 2012, mientras que en 2002 era de siete, índice altísimo en comparación con el promedio de 2.1 por cada 100 mil habitantes entre los países de la OCDE.

Mientras que el promedio global de asaltos asciende al cuatro por ciento, sólo en México se estima que el 11 por ciento de la población ha sido asaltada en 2012, siendo que las mujeres son más asaltadas que los hombres en al menos un dos por ciento.

Extrañamente, 72 por ciento de los mexicanos se sienten seguros cuando caminan solos por la noche, lo cual indica que la percepción de inseguridad ha venido cambiando en estos últimos meses y con este nuevo gobierno, situación que no es menor.

Latinobarómetro

Latinobarómetro es un esfuerzo institucional —supranacional, el cual se compone de 19 mil entrevistas en 18 países, entre ellos México— a través del cual se mide la calidad de la democracia. En sus indicadores al respecto la impunidad es medida como la percepción del grado de violencia y la falta de castigo a ésta; en esta medición nos encontramos en el número 13, con una calificación de 6.2, siendo la media latinoamericana de 5.6, superados por Bolivia pero arriba de Honduras y de Brasil.

Nada mal para un país que poco a poco se va diferenciando de su competidor latinoamericano más directo, el cual tampoco es el paraíso terrenal.

Trans Border Institute

El trabajo presentado por el Trans Border Institute es un esfuerzo focalizado y dirigido desde la Escuela de Estudios de la Paz Joan B. Kroc, de la Universidad de San Diego.

¿Cómo nos ven ellos? De acuerdo con su informe 2011 coinciden estadísticamente con la OCDE en la tasa de homicidios, y aseguran que de 2006 hasta el final de 2011 se reportan más de 50 mil homicidios relacionados con el crimen organizado, crímenes perpetrados en sólo ocho de los 32 estados —y entidad federativa—, aunque 24 por ciento del total de la violencia se concentra en sólo cinco ciudades de nuestro país.

El mal funcionamiento del gobierno depende de sus componentes humanos, que una y otra vez buscan transgredir la norma, siempre con la esperanza de no ser castigados. Este problema es causado por nosotros, lo medimos nosotros, lo magnificamos nosotros y nosotros lo sufrimos.

Podríamos continuar citando una y otra vez distintas mediciones nacionales e internacionales, pero siempre llegaremos a una conclusión más o menos parecida: el mal funcionamiento del gobierno depende de sus componentes humanos, que una y otra vez buscan transgredir la norma, siempre con la esperanza de no ser castigados. Este problema es causado por nosotros, lo medimos nosotros, lo magnificamos nosotros y nosotros lo sufrimos.

Veamos, hagamos un pequeño examen de conciencia.

1) ¿Ha sobornado a alguien en el último año? ¿Ha comprado, vendido o intercambiado algún tipo de droga? ¿Ha comprado piratería en el último semestre? ¿Se ha pasado un alto? ¿Ha bajado mp3 y no los ha pagado? ¿Ha destruido su entorno urbano? ¿Busca colgarse de la WiFi de sus vecinos? ¿Invierte más de un minuto surfeando por la red o interactuando en las redes sociales en la computadora de su trabajo? ¿Fotocopia libros? ¿Ha caído en “El Torito”*? ¿Se ha estacionado en lugares prohibidos? ¿Le han cobrado algo por equivocación y decide no aclarar la situación? ¿Ha abusado de su familia? ¿Consume pornografía? ¿Mienta madres a diestra y siniestra porque “así es usted”? ¿Cree que una mujer debe ser violada porque usa minifalda y así “lo pide a gritos”? ¿Fuma sin importarle los fumadores pasivos? ¿Va a table dance o renta prostitut@s? ¿Lo han pillado en video recibiendo sexo oral mientras usted ofrece una plaza de trabajo a su “interlocutora”? ¿Es usted legislador y falta a su trabajo cada que se le viene en gana? ¿Se pone “cariñoso” con seres humanos menores de edad? ¿Elude o evade sus obligaciones fiscales? ¿Miente?

En caso de haber contestado SÍ a alguna de las preguntas, pase al punto dos de este breve examen de conciencia.

2) ¿Ha usted recibido algún castigo por sus acciones? Si al menos ha respondido en el bloque 1 un SÍ y la respuesta al bloque 2 ha sido NO, prepárese: es usted un corrupto que ocasiona los problemas que le afectan; por favor, no se queje de la impunidad. ®

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Publicado en: Destacados, Febrero 2013, Injusticia e impunidad: crímenes sin castigo

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