SUR-INDEPENDENCIA-NORTE

La avenida Independencia, en Guadalajara, es una frontera urbana. Esa línea que va de norte a sur es la que separa la Guadalajara “presentable” de la que mucha gente no quiere ver: la ciudad nueva de la vieja. Es común observar la Calzada —como se le conoce— abrumada por espectadores fanáticos del futbol camino al estadio entre el tráfico diario sin descanso. Es un tanto cómico y hasta poético ver un autobús abarrotado detenido por el pausado paso de un caballo que jala una calandria por la Calzada, una escena que refleja que esta ciudad agoniza entre la modernidad y la tradición. Una avenida de mariachis y prostitutas, de indigentes que caminan a la par de los noctámbulos en busca de un lugar donde continuar la diversión cuando ya todo ha cerrado. En este campo minado de historias me he sentido atraído en particular por las personas que trabajan a lo largo y ancho de la Calzada: lavacoches, prostitutas, tatuadores, cirqueros del asfalto y otros habitantes de esa rúa.

Con estas fotografías he querido crear una memoria que en un futuro pueda remontarnos al pasado y poder observar la historia de esta calle y cómo fue cambiando. Por medio de unas fotografías muy antiguas, cuyo autor desconozco, pude conocer cuando la Calzada era un río y cómo la gente acostumbraba ir los días de descanso a pasar las tardes ahí, remando o paseando. No lograba imaginar un río ahí, como tampoco logro entender por qué creció la ciudad hacia ese lado, y de esa forma. Un amigo que vive por ahí me contaba lo que veía diariamente, los personajes y las situaciones. Fue cuando comencé a fotografiar. La intención también al documentar la vida de la Calzada es rescatar un poco de la ciudad que he vivido. Vendrán otras ciudades y cada generación se enfrentará a diferentes mundos y momentos, por esa razón, como un modesto homenaje, quiero hacer que perdure la Guadalajara en que vivo. ®