Las orejas del burro

La crítica del periodista cultural

La crítica de Musacchio al Diccionario de Hidalgo me permite traer a cuento, nuevamente, la infortunada Historia del periodismo cultural en México, una obra plagada de errores, inexactitudes y “datos históricos equivocados y otras tonterías que fácilmente hubiera evitado un corrector profesional”.

En su columna semanal del diario Excélsior el periodista Humberto Musacchio critica justamente un diccionario publicado por el gobierno del estado de Hidalgo:

¿Y el Diccionario de Hidalgo?

Hace unos días se publicó que el gobierno de Hidalgo retiraría el Diccionario que entrega a los 51 mil 470 alumnos de primaria. Se trata de la reedición de una obra que circula entre estudiantes de primaria desde hace varios años y la que hace un bienio el editor se comprometió a corregir, lo que por supuesto no hizo. El volumen contiene abundantes faltas de ortografía, inexactitudes geográficas, datos históricos equivocados y otras tonterías que fácilmente hubiera evitado un corrector profesional. Por ejemplo, en esas páginas aparece Tlaxcala en lugar de Tlaxiaca, Meneses y no Menes, Actocpan por Actopan, ¡Mineral del Chino! Y no Mineral del Chico, Acasachitlán y no Acaxochitlán, como lo sabe hasta este columnista. La empresa responsable de tanta estulticia es Grupo Hico DF, S.A. de C.V. y por supuesto los funcionarios que le dieron el contrato (¿Mediante una módica mordida?). Hasta ahora no se sabe de algún funcionario que haya sido cesado y procesado, como corresponde a quienes malbaratan el dinero público y perjudican de modo tan grosero a los niños. En Hidalgo el PRI mantiene el monopolio del poder. Quizás eso lo explique todo [10 de septiembre de 2012].

Es evidente que se trata de una crítica muy merecida, y más les valdría a los editores y maquiladores volver a hacer el trabajo, pero esta vez bien hecho, sin los errores garrafales que, como dice Musacchio, pudieron evitarse con la ayuda de un buen corrector.

No siempre es atinado Musacchio en el blanco que escoge para lanzar sus dardos, pues siendo un fiel lopezobradorista cree a pie juntillas en las mentiras del fraude, de la imposición y de la legalidad del fallo del Tribunal electoral. El 23 de agosto escribió: “Ojalá se trate de una percepción equivocada, pero todo indica que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dará su bendición al cochinero comicial de este año y ungirá como Presidente de la República al más grande comprador de votos”. Así nomás, como si se tratara de un ingenuo y desinformado chico de la Ibero o de la UNAM del cada vez más exiguo y radicalizado movimiento YoSoy132.

La crítica de Musacchio al Diccionario de Hidalgo me permite traer a cuento, nuevamente, la infortunada Historia del periodismo cultural en México, una obra plagada de errores, inexactitudes y “datos históricos equivocados y otras tonterías que fácilmente hubiera evitado un corrector profesional”, como escribe Musacchio al referirse a tan descuidado trabajo. El autor de esta historia es, caray, Humberto Musacchio. El conocido periodista cultural trató de curarse en salud al decir que él no es académico ni investigador y que esa historia se limitaba únicamente a la Ciudad de México. Cuando Musacchio presentó esta publicación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2007 le hice ver algunos de los errores que contiene, como ya antes Raquel Tibol y Emmanuel Carballo lo habían hecho en una presentación en la Ciudad de México:

…se encargaron [Tibol y Carballo] de señalar las notorias “ausencias, imprecisiones, repeticiones y otras fallas que contiene la Historia del periodismo cultural en México, de Humberto Musacchio”. Carballo se quejó en la presentación del libro en el Palacio de Bellas Artes de haber sido citado “con comillas y todo” pero sin que la referencia figure en la bibliografía, además de que “la Revista de Literatura Mexicana, fundada por él y por Carlos Fuentes, está escasamente citada”. Y arremetió de nuevo el viejo crítico: “En el libro de Musacchio no hay un criterio sólido y estéticamente no se sabe ni al principio ni en medio ni al final qué es lo que quiere y cómo lo va a conseguir, qué método va a utilizar. Los doblones del siglo XVI y los pesos para él son iguales”. A su vez, Tibol dijo que “el autor confunde al suplemento El Machete con el Machetito Ilegal, en el que escribieron plumas como Vittorio Vidali, Bertrand D. Wolf (biógrafo de Diego Rivera) y Julio Antonio Mella”, y que en el volumen de Musacchio hay “confusiones, nombres colocados en otro contexto y citas casi olvidadas” [“Tibol y Carballo vs. Musacchio”, diario Milenio, 6 de diciembre de 2007].

En la crítica que escribí sobre esta torcida e incompleta Historia del periodismo cultural en México anoté decenas de revistas, suplementos y publicaciones de carácter cultural que Musacchio simplemente omitió por puro desconocimiento, como si no hubiera podido contratar a un equipo de universitarios que se sumergieran en archivos y hemerotecas para contribuir a la redacción de un trabajo decoroso y fiable, y no el mamotreto inútil sufragado por Conaculta en tiempos de Sergio Vela. ¿Cuánto cobró Musacchio por ese encargo? ®

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Publicado en: Insolencia, Septiembre 2012

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