¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!

La soledad de los moribundos, de Norbert Elias

Curioso opúsculo, La soledad de los moribundos (FCE, 2009), que el sociólogo alemán Norbert Elias acometiera a los 85 años de edad. En las sociedades industriales de las grandes ciudades se aísla al moribundo, al anciano, al enfermo terminal. Los niños de ahora, a diferencia de los de épocas pretéritas en sociedades agrarias más simples, no están habituados a la vista de gente que va a morir. Los olores, el dolor y la contemplación de cadáveres son cosas que se evitan y se dejan en manos de técnicos en las agencias funerarias. Los desahuciados y los viejos decrépitos se recluyen en unidades especiales en los sanatorios, donde prevalecen las medidas de higiene más estrictas y los aparatos más avanzados. La agonía se prolonga en condiciones controladas, en las cuales resulta molesta la presencia de los deudos y familiares. Se muere de manera cómoda aunque en soledad.

Como sociólogo Elias intenta adoptar la otra perspectiva, precisamente la de quien va a morir, aislado, para su mayor confort. Habrá individualistas satisfechos con tales medidas, pero también gente que añora el contacto con sus seres queridos. ¿Qué sucede con las guerras y con los genocidios perpetrados contra grandes sectores de la humanidad? Como judío que perdió a su madre en Auschwitz, Elias se plantea estas cuestiones. ¿Cómo es posible obedecer ciegamente órdenes y mostrar una indiferencia casi total hacia el sufrimiento y el dolor? Über die Einsamkeit der Sterbenden fue publicada en 1982 por la editorial Suhrkamp de Francfort. Como el resto de los escritos más conocidos de este autor (El proceso de la civilización, La soledad cortesana, Sobre el tiempo), aparecidos ya a edad madura, cumplen la función de reivindicar a una de las figuras más originales del pensamiento humanístico de finales del siglo XX, que desfilara por varias disciplinas (filosofía, psicología, medicina) y por varias lenguas (principalmente el inglés, el holandés y el alemán).

Elias, en ciertos momentos, se erige casi como un outsider en el medio académico. Sus obras no acusan el academicismo canónico, cuajado de citas, referencias y discusiones interminables con los colegas en las notas de pie de página pues, incluso en los pasajes más técnicos y abstrusos no dejan de apelar a un lector en general, al buen sentido de un espíritu humano e ilustrado. Como hace un cuarto de siglo, las reflexiones que Elias hace sobre la reificación del moribundo siguen siendo materia de análisis escrupuloso por parte de médicos, psicólogos, filósofos y, por puesto, investigadores sociales. Los moribundos están demasiado solos, casi se quedan tan solos como los muertos en aquel poema de Gustavo Adolfo Bécquer, y a los jóvenes, bajo ninguna consideración pedagógica, se los quiere acercar a la idea de la muerte. ®

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Publicado en: Julio 2011, Libros y autores

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