La “izquierda” que guiaría a los perdidos como Monedero es autoritaria, (semi)neoliberal, socialconservadora, aun pseudofeminista, militarista, clientelista y corrupta. Tal es la realidad que ignoran de algún modo los monederos del mundo.
AMLO tiene propagandistas nacionales e internacionales, mexicanos y no mexicanos. Éstos incluyen a Inna Afinogenova, Kurt Hackbarth, Medea Benjamin, Edwin F. Ackerman, Daniel Tognetti, Gustavo Sylvestre, Alfredo Serrano Mancilla, Juan Carlos Monedero. Éste, político español con máscara académica, no es experto sobre México, no está investigando sobre nuestra historia ni sobre el caso obradorista; sólo viaja de visita política y tiene contacto con propagandistas nacionales —como El Fisgón—, por lo que repite propaganda. Sólo eso. Es, sobre México, un charlatán propagandista. No ha producido bienes para este país. Fracasó en la política española con el fracasado partido Podemos y fracasa en su defensa del obradorismo —frente a quienes sí entienden a la falsa izquierda mexicana.
Que no quede duda: Monedero no ha producido para México ningún bien político ni cultural, sólo reproduce propaganda del partido en el poder, basado en confusión y farsa, y no hay por qué dejarlo impune. No hay razón ninguna para respetar su idealización propagandística de López Obrador. No la respetaré, la refutaré. Lo haré concentrado en un texto que compendia el obradorismo monedero.
A Monedero no lo lee el pueblo mexicano, como quisiera creer él: aquéllos no son “el pueblo” sino una parte de la parte obradorista; pero más relevante: la misma notita demuestra que Monedero no conoce suficientemente la realidad mexicana y que su intención principal es agradar y asistir al poder actual.
El 6 de octubre de este año, en su blog “Comiendo tierra” del periódico español Público, don Juan Carlos difundió el texto “México: ¿faro de la izquierda mundial?” Es un texto superficial, retórico, mañoso. Propagandístico. Un boñigazo. Un boñigazo internacional: un pedazo de propaganda barata —¿o no tanto?— envuelto en una muy delgada capa académica–intelectual y lanzado malolientemente al mundo digital como anzuelo para políticos y lectores prejuiciosos. De prejuicio proAMLO. A Monedero no lo lee el pueblo mexicano, como quisiera creer él: aquéllos no son “el pueblo” sino una parte de la parte obradorista; pero más relevante: la misma notita demuestra que Monedero no conoce suficientemente la realidad mexicana y que su intención principal es agradar y asistir al poder actual.
Su ignorancia histórica no es poca y se refleja en el texto. Por ejemplo, coloca a Álvaro Obregón como uno de “los héroes de la patria”, cuyos nombres están en letras de oro en el Congreso, agrega “cultamente”, pero, como el académico español debería saber, Obregón firmó los tratados de Bucareli, está detrás del asesinato de sus competidores en 1927, reintrodujo la reelección presidencial contra la Constitución revolucionaria de 1917, era tanto político como capitalista agrícola, etc. Monedero cree que Obregón sólo hizo cosas que le gustarían (a Monedero) pero no es cierto. Otro punto de ignorancia sobre la Revolución: que llegó hasta 1934, dice con mucha imprecisión, pero no me detendré en ese punto, pues hay muchos más para refutar. Como esta perla de su ignorancia sobre AMLO: “sostiene” que el tabasqueño es de origen rural y es historiador… Monedero escribe de forma que hace parecer a AMLO un campesino en su juventud o hijo de campesinos, pero no fue una cosa ni es la otra (sus padres fueron comerciantes de origen español en una ciudad pequeña). Y no es historiador, ni por título ni por actividad. ¿De veras cree Monedero que AMLO ha escrito todos “sus” libros?
Lo histórico en el texto se mueve hacia lo falso desde la dedicatoria. Monedero dedica su entrada bloguera a Ifigenia Martínez, quien no decidió nada dentro del obradorismo, no era más que un nombre ilustre para ser manipulado, y llevaba muchos años sin participar relevantemente en la discusión intelectual. La dedicatoria parece aun más forzada y artificial —falsa, de pose oportunista— viniendo de alguien que no acredita de ninguna manera ser un estudioso de la historia mexicana, que no puede decir que leyera constantemente a doña Ifigenia porque su obra no permite esa lectura, y que tampoco era su amigo. ¿Sabrá Monedero que durante el movimiento de 68 Martínez era al mismo tiempo directora de la Facultad de Economía de la UNAM y asesora económica del presidente Díaz Ordaz y que por tanto no participó ni como estudiante ni como líder? Fue detenida por unas horas y liberada, cuando se supo quién era, y como ella misma dijo fue bien tratada por el general que era director de la policía capitalina. Ya que no creo que lo supiera, recomiendo que busque la información que debe saber, ¿no es investigador? Martínez cobró importancia opositora–democrática hasta mediados de los años ochenta del siglo pasado, pero nunca fue la creadora de las líneas de acción política.
Un hombre fundamentalmente ignorante de nuestra historia que además, dicho en mexicano, es un grillo que quiere halagar al poder actual —igual a un ignorante también de nuestro presente—, es el que hablaría positivamente de AMLO como “el padre del nuevo México”. Y eso es exactamente lo que hizo Monedero. Desgraciadamente, la mayor parte de la gente que lo lee quiere leer eso, más allá de la verdad, o no tiene cómo saber si lo que escribe es verdadero o falso. Así que continuemos refutándolo, más puntualmente y rápidamente:
—Para empezar por aquí, su defensa de AMLO por la popularidad es francamente tonta. Su posición es bastante “juvenil”, si por eso se entiende un deslumbramiento por/ante el hecho de que alguien sea seguido incondicionalmente por una masa. Hitler era popular, Reagan también, y no por eso buenos gobernantes, objetiva e intersubjetivamente hablando. Nixon fue popular, antes de dejar de serlo por mentiroso. El desquiciado Milei aún tiene popularidad y ha presumido insistentemente su elevada posición en la encuesta de Morning Consult, encuesta que por lo mismo enamoraba a cierto presidente mexicano… Que la popularidad de AMLO sea deslumbrante para algunas subjetividades de izquierda nos dice qué tipos de izquierda son: los más atrasados. Popularidad y democracia no son lo mismo, tampoco popularidad y buen gobierno. Y usar retóricamente por todo y para todo la palabra “pueblo” no transforma el discurso político y electorero en realidad material e institucional de Estado —como escribió Victor Klemperer, los nazis usaban la palabra “pueblo” como “sal en la comida” y en su Alemania no había democracia aunque hubo cierto grado de apoyo popular o social constante al régimen de un líder rodeado de popularidad y hasta fanatismo.
Usar retóricamente por todo y para todo la palabra “pueblo” no transforma el discurso político y electorero en realidad material e institucional de Estado —como escribió Victor Klemperer, los nazis usaban la palabra “pueblo” como “sal en la comida”…
—Pronto incluye en el post una mentira enorme, o un error tremendamente tonto: según Monedero, “la sucesión de Obrador” se hizo “a través de una encuesta pública en la que participaron todos los mexicanos y mexicanas”. Se refiere a la selección de Claudia Sheinbaum como candidata presidencial de Morena, el partido de AMLO, para sucederlo; de ahí que sea un error y sea tan tonto: implica que todos nosotros, todos los mexicanos, más de cien millones de personas, fuimos encuestados por representantes obradoristas, sea porque nos preguntaron o porque nos preguntaron y respondimos, sobre la decisión interna del partido político oficial. ¿O será que los no obradoristas no somos mexicanos ya? Monedero no tiene claro ese proceso del que se atreve a hablar, o no supo expresarse por escrito a pesar de ser un “intelectual”, o es un mentiroso absolutamente cínico y bobo.
—Como tenía que ser, tratándose no de un analista sino de un hablador propagandista, reduce la oposición mexicana a “la derecha” y confunde a ésta con un trío de partidos. Para el falsificador del proceso político mexicano, aquellas tres cosas —oposición, derecha, siglas PRI, el PAN y el extinto PRD— son una sola cosa. Ignora que a) en el obradorismo, desde 2018 y hasta hoy, de una forma u otra, actúan expanistas como Gabriela Cuevas, Ricardo Sheffield, Manuel Espino, Javier Corral, los Yunes, y más recientemente Jorge Luis Lavalle; b) que ahí también actúan priistas clásicos como Bartlett y expriistas de la era neoliberal como Murat; de hecho, la mayor parte de la élite del PRI de Peña Nieto se unió a López Obrador y Morena: Alejandro Murat, Alfredo del Mazo, Eruviel Ávila, Jorge Carlos Ramírez Marín, Alejandro Armenta, Alejandra Del Moral, etc., y c) que la mayoría calificada oficialista en el senado se formó con la compraventa de dos experredistas. Ignora también la real composición de la coalición obradorista: además de expanistas, priistas y perredistas, el partido “verde” pseudoambientalista y de “pijos” corruptos, las fuerzas sociales del conservadurismo evangélico de lo que fue el PES, el PT que negocia con la etiqueta “izquierda” desde el salinismo, empresarios que representan la mayoría de la oligarquía y, evidentemente, los militares. Repito, la coalición obradorista de la realidad está formada por Morena, gran parte de “el PRIAN”, el partido “Verde” pragmático, el exPES de derecha, empresarios de los más ricos y el ejército. Los izquierdistas atrasados como El Fisgón, y unos pocos progresistas despistados como Andrés Lajous, son sólo una parte del obradorismo realmente político y realmente gobernante, y no la mayor parte.
—No aparecen por ningún sector del monedero texto la reciente reforma amloísta militarista que Felipe Calderón ni siquiera imaginó intentar, la expandida prisión preventiva oficiosa a la Bukele, la defensa de AMLO al fascista Trump, ni la corrupción de casos como Segalmex y el nepotismo que marca la vida de Morena. Nada, tampoco, sobre los 800 mil muertos de la pandemia.
“La mañanera” fue un medio nuevo para renovar colaboraciones viejas con fines viejos. Los dichos que niegan este hecho son los dichos de la propaganda hecha, por El Fisgón y Jesús Ramírez Cuevas. Eso es lo que Monedero, internacionalmente, resucita y regurgita.
—En la misma línea tenemos la dizque conclusión monedera sobre la relación de AMLO con la televisión: “las mañaneras y haberse recorrido cuatro veces el país ha sido la kryptonita que ha debilitado al Superman televisivo”. Otra vez la facha juvenil y otra vez la simple repetición de la propaganda. En realidad, la televisora más grande, Televisa, sigue siendo políticamente importante y gobiernistamente influyente, y sigue siendo la empresa mediática privada más beneficiada por los contratos de publicidad gubernamental. “La mañanera” —cuyo origen nominal también romantiza falazmente Monedero— no fue hecha para saltar un cerco informativo sino para empujar a las televisoras y otros medios a cubrir aún más la agenda del presidente y amplificarla adecuadamente. Eso no significa que AMLO debilitó a la televisión sino que la transformó en su aliada con ventajas desde el poder para sí mismo. Esto no es igual a lo otro y sí es una práctica muy priista. “La mañanera” fue un medio nuevo para renovar colaboraciones viejas con fines viejos. Los dichos que niegan este hecho son los dichos de la propaganda hecha, por El Fisgón y Jesús Ramírez Cuevas. Eso es lo que Monedero, internacionalmente, resucita y regurgita.
—Siguiendo con sus mentiras, afirma que la reforma judicial se hace “entregando a la decisión popular la elección de los jueces en una votación directa”, lo que es impropio de cualquier verdadero politólogo pero propio de un Monedero que con todo y su doctorado y sus clases de “ciencia política” no ha hecho ningún aporte a la politología; es propio de quien tras fracasar en la política española sí aporta a la propaganda política en Latinoamérica. Ejemplo: la reforma judicial, centralizadora y partidizadora en la realidad, hecha desde el poder para el poder, en el sueño monedero “ha quebrado los intentos de la derecha mexicana de conseguir en los tribunales lo que no han conseguido en las urnas”. La caricatura: todo el poder Judicial es un títere de “la derecha”, títere que como poder estatal no ha hecho más que oponerse por consigna y sin razón al gran líder. ¿La prueba? Ninguna. Se da por hecho. Pero no lo es. Monedero puede repetir retórica y líneas discursivas, no puede dar una sola prueba de que la Corte haya intentado mover las cosas hacia la destitución del presidente López Obrador, que es uno de los “hechos” que implica. El proyecto de “destitución” vía judicial fue una suposición apresurada o mentirosa producto de otra suposición, la de que AMLO era parte de una ola progresista latinoamericana. El nivel de Monedero sobre México es casi el de cualquier tuitero obradorista, con el aura engañabobos de un famoso español con doctorado de Heidelberg. Afirma creyendo o mintiendo, dando por hecho lo que no lo es o no se demuestra como tal pero se repite con vehemencia. La seguridad de las apariencias. La farsa política.
—Así, tenía que ser un simple repetidor de la propaganda económica. “9.5 millones han salido de la pobreza”. Él y otros lo dicen con una mano en la cintura, sin matices, sin acotaciones, sin dudas ni reservas, sin atenuaciones, faltos de todo adjetivo. Pero si “pobreza” no lleva adjetivos y “salir” tampoco, “salir” de “la pobreza” significa quedar salvado de todo tipo de pobreza, de la pobreza como conjunto que incluye todos los aspectos propios de los adjetivos relativos, esto es, dejar de ser pobre en todos los sentidos y dejar de serlo para no volver a serlo (o no pronto ni fácilmente), y eso significa estar instalado en la clase media definida sin complacencia ni trampa. ¿Hay 9.5 millones nuevos de mexicanos en la clase media? Me gustaría ver la demostración de Monedero. Aquí estaré esperando.
—Asimismo, dice que el crecimiento económico es “rubro positivo” bajo AMLO. Miente o no sabe. Porque el PIB per cápita está registrado más correctamente con -1.05, en tanto el crecimiento económico promedio en el sexenio pasado es de menos de 1% (.8). Algo aún peor, se atreve a decir que López Obrador “ha revertido políticas neoliberales”. ¿Cuáles? No dice claramente. “Ha recuperado el ferrocarril” sí es algo que dice, pero que no significa esa reversión; de hecho, no es nada: esa frase no es nada, está vacía. Y Monedero debe recordar que el dictador Francisco Franco “nacionalizó” ferrocarriles… Es la historia de RENFE y ese pequeño dato que deberían saber todos quienes ven las “nacionalizaciones” como algo intrínsecamente nacionalista/popular/bueno/de izquierda o intrínsecamente estatista/populista/malo/comunista. Simplistas y reduccionistas como Monedero, que por eso mismo se contradicen todo el tiempo. Pero volvamos al farsante internacional y pongamos dos ejemplos de grandes políticas neoliberales que su amado AMLO no revirtió sino aumentó: uno, austeridad del gasto público en salud y educación (entre otras áreas) y, el otro, fiscalidad pro–ricos. AMLO desfinanció el sistema público de salud como pocas veces. Monedero podría y debería leer el libro de Nayeli Roldán que compila toda la información respectiva, La austeridad mata (Planeta, 2024, 328 páginas). Presumir ahorros gubernamentales en materias como salud es estúpido o perverso y López Obrador lo hizo varias veces. ¡Cuánta izquierda! ¡Cuánto igualitarismo! En educación el gasto del gobierno obradorista fue 30% menos que el de los dos gobiernos anteriores, gobiernos que no defiendo. ¿Cómo defender al de AMLO? Cerrando los ojos o abriendo la boca con descaro. El descaro o la ceguera de criticar a Milei por intentar desfinanciar a la universidad pública y aplaudirle a un López Obrador que lastimó la autonomía universitaria y recortó al estilo neoliberal el gasto público educativo. ¿Conoce Monedero el nuevo presupuesto federal obradorista? ¿Puede explicarlo y justificarlo? Fiscalmente, AMLO no hizo reforma. No hizo la reforma fiscal, por lo que sus propagandistas, como David Bak Geler, se han inventado que esa reforma es innecesaria, o que no era posible. La verdad: era y es necesaria, y fue posible, especialmente en el segundo semestre de 2018 y el primero de 2019; era posible si fue posible cancelar el aeropuerto de Texcoco con todos los miles de millones de pesos involucrados. Tampoco prescindió AMLO de mecanismos neoliberalizados como la exención de impuestos, lo que puede verse en el “megaproyecto” del Istmo (dirigido, por cierto, por militares). No digo aún más porque el opinador español no dice nada más de lo económico que valga la pena refutar.
Hasta el nuevo director de Pemex acaba de aceptar que Dos Bocas “no funciona”. Hechos. Lo de Monedero: dichos. Otro dato sobre el tema energías: con el gobierno de AMLO subió 82.5% la importación de gas natural.
—¿Qué más no dice porque lo oculta u olvida? No dice que el burlonamente llamado tren maya causó ecocidio, que la refinería Dos Bocas casi no refina hoy, que el AIFA no descongestionó al otro aeropuerto capitalino. Sobre los dos últimos casos miente Monedero, pues implica que una refina normalmente y el otro descongestiona, lo que es falso. Hasta el nuevo director de Pemex acaba de aceptar que Dos Bocas “no funciona”. Hechos. Lo de Monedero: dichos. Otro dato sobre el tema energías: con el gobierno de AMLO subió 82.5% la importación de gas natural. ¡Pero qué bien se siente atacar a Iberdrola! Empresa privada española con la que la Comisión Federal de Electricidad de AMLO–Bartlett hizo acuerdos que beneficiaron en primer lugar a… Iberdrola. ¡Pero qué bien se siente hablar —y hablar y volver a hablar— de patriotismo y soberanía antineoliberal!
—Sobre la violencia, Monedero hace a un lado los datos más importantes, que son casi 200 mil homicidios y casi 52 mil desaparecidos. Son los “logros” con los que se fue AMLO a su rancho. Y miente al decir que el ejército no ha participado “en ninguna matanza”. Alfredo Lecona puede darle la información que necesita y debe conocer. Búsquelo (a Lecona) en Twitter. Algo más: Monedero, obviamente, elogia a Claudia Sheinbaum por pedir perdón por la matanza del 2 de octubre del 68 pero cae en contradicción: AMLO y Sheinbaum han expandido la militarización, así que Sheinbaum pide perdón pero lo hace inmediatamente después de apoyar la reciente reforma que da más poder al ejército y por una matanza en la que participó ese mismo ejército. A los miembros de ese ejército, también, les acaban de subir el sueldo, por si fuera poco.
—“Por si no bastara, México ha sido (…) el país más generoso con los exiliados”, remata Monedero. Es una afirmación indecentemente ignorante o simplemente indecente siendo que la política migratoria obradorista ha sido, es y será antiinmigrantes, trumpista, y causó la muerte de cuarenta migrantes en un solo día de encierro. ¿Recuerda Monedero esos cuarenta muertos? No. Parece que para él no cuentan. Esas muertes por una política migratoria de derecha le importan sólo a “la derecha” opositora, hay que suponer… Mientras tanto, los culpables obradoristas, como Francisco Garduño, impunes y cobrando su sueldo estatal.
—Sus demás afirmaciones son ridículas. Que AMLO tiene “coherencia ideológica”, “coherencia entre lo que ha dicho y lo que ha hecho” (me río), que el instituto de adoctrinamiento de El Fisgón es un gran centro de formación (sigo riendo), que “la política informativa de Obrador ha sido luminosa” (me río más), y que “le ha guiado en su sexenio un imperativo moral muy elevado”, el “humanismo mexicano” (ya me dio asco la bajeza). Son afirmaciones huecas, falaces, e interesadas. Son tanto como decir que AMLO está contra “el capitán Garfío (sic) del neoliberalismo”, citando la altura literaria de nuestro doctor, y a favor de “la superación del capitalismo”. Claro, superar el capitalismo alabando a Carlos Slim, dando contratos multimillonarios a los cuates, reuniéndose con Larry Fink/Blackrock y recibiendo elogios de él, haciendo de los militares nuevos empresarios “públicos” y nuevos ricos privados. Así regresamos a la política fiscal conservadora–neoliberal y a la austeridad antisocial, sobre la que agrego lo que no ha pensado Monedero: una austeridad extrema en la salud pública no sólo reduce la participación del Estado, lo debilita en contra de la sociedad mayoritaria, no lo fortalece con “ahorros”; la austeridad extrema favorece una oferta privada al punto de ser, cuando menos, adyacente a la privatización.
El texto del político criticado cierra con una referencia ridícula y gratuita a Pedro Páramo y el realismo mágico. Casi no hay forma más superficial y torcida de hablar elogiosamente de México y los mexicanos, pero además la referencia deja claro que Monedero no tiene claro qué significan o cómo aplicarlos —parece que no entendió la obra de Juan Rulfo ni la del boom latinoamericano.
Lo escrito por Monedero es, hechas las cuentas, una sola cosa: un engaño a lectores sin defensas, sin medios para distinguir en ese político a un charlatán que parece querer parasitar en México.
Y no, evidente e indudablemente no: “México” —AMLO y el obradorismo— no es ningún faro para la izquierda mundial; sólo lo es para algunos izquierdistas, especialmente latinoamericanos, si esos izquierdistas desconocen la realidad del caso mexicano o buscan contratos con su gobierno… ¿Faro de izquierda para la izquierda? No puede serlo: no tiene suficientes elementos de y para ser izquierda. Lo único que correspondería a la izquierda —y no necesariamente, sólo en un sentido o bajo ciertas condiciones— es el aumento al salario mínimo que Monedero no menciona. Y que Bukele también decretó. Lo demás está de más al respecto; el resto de lo practicado por AMLO o ya existía, como la pensión federal para adultos mayores, o no está por fuera ni del capitalismo ni del neoliberalismo, o no es más que clientelismo financiado sin reforma fiscal y con la austeridad en campos como el de la salud. Si los primeros neoliberales mexicanos, los salinistas, redujeron el gasto público per cápita en salud, AMLO y sus obradoristas practicaron en el área una austeridad de línea neoliberal con la que empeoraron terriblemente un sistema de salud que no era admirable. En efecto, AMLO dio dinero a millones de personas pero eso no equivale a la institución de una “renta básica”: no es dinero electoralmente incondicional y surgió quitándole millones de gasto al sistema de salud, por lo que esa gente fue a gastar en el mercado privado el dinero que se le dio tras quitarles/empeorarles los servicios médicos públicos. Neoliberalismo y clientelismo de la mano, trazando círculos sociales viciosos y círculos electorales “virtuosos” (para el partido en el poder y sus aliados). ¡Y se atreven a criticar a Carlos Salinas! ¿Qué creen que hizo él?
Quizá AMLO sea un nuevo ejemplo sobre cómo conservar, concentrar y aumentar poder político, aliándose a oligarcas y militares y comprando votos; un faro para autoritarios y amantes del poder, de izquierda o derecha.
En fin, al contrario de lo que cree o repite Monedero, en el obradorismo no hay innovaciones de izquierda para la izquierda, no hay políticas públicas de izquierda y renovadoras de ella, no hay tales cosas salvo en la retórica martillada hasta el hartazgo. Sólo en AMLOlandia, la disneylandia política con un poco de maquillaje rulfiano que coinventa Monedero, sólo ahí existen. Quizá AMLO sea un nuevo ejemplo sobre cómo conservar, concentrar y aumentar poder político, aliándose a oligarcas y militares y comprando votos; un faro para autoritarios y amantes del poder, de izquierda o derecha. Pero no es, repito, ni enteramente nuevo ni un faro de izquierda como izquierda (igualitarismo socioeconómico y político) para ninguna izquierda. Monedero, como tantos otros, traga sin masticar la propaganda que se fabrica en México y luego la vomita en medios de otros países o ante auditorios extranjeros dispuestos a creer. ¿Él cree o calcula? Veo que es más calculador que creyente, lo que no quita que sólo tenga un conocimiento superficial sobre México ni que trague propaganda sin masticarla.
La “izquierda” que guiaría a los perdidos como Monedero es autoritaria, (semi)neoliberal, socialconservadora, aun pseudofeminista, militarista, clientelista y corrupta. Tal es la realidad que ignoran de algún modo los monederos del mundo. Sobre todo eso está engañando el muy sobrevalorado español. Un farsante internacional. Charlatán de cuarta. ®