Cuentos para la supervivencia

Enseres de supervivencia, de Hugo César Moreno Hernández

«Los personajes de Moreno Hernández podrían ser unos perdedores pero prefieren llamarse mexicanos. Chilangos (sin agraviar). Seres engendrados por ese veneno denominado metrópoli».

“Some cities make you lose your head”, canta Arcade Fire. La ciudad que amamos nos asfixia. O nos odia. La relación del hombre y su ciudad produce seres abominables. Por eso uno siempre carga con objetos para no perder la cabeza, pequeños refugios portátiles o Enseres de supervivencia como el título de este libro de cuentos de Hugo César Moreno Hernández (Ciudad de México, 1978) publicado por Cofradía de Coyotes [México, 2011].

La portada muestra un iPod, cigarros, condones, hojas. Los dieciséis cuentos del libro, personajes solitarios, desencantados, fanfarrones, traicionados, burócratas, taxistas, escritores, enamorados, gente como cualquiera en días de asfixia cotidiana.

La constante del libro es precisamente el peso de los días sobre personajes sin mayores aspiraciones que agarrar una peda, coger con una exnovia, mantener su puesto en el trabajo, platicar aventuras sexuales, encontrar la cura para la cruda. En fin, cada cuento es un instante en la vida de seres que se aferran a la ciudad y a las circunstancias que, pese a darles la comodidad de lo familiar, los estrangulan. Pero no son víctimas pues cada uno, aunque no lo sepa, reproduce la epidemia urbana.

“Este amor decapitado”, el cuento que abre el volumen, carece de grandes acciones: al protagonista lo deja su novia y quiere emborracharse. Durante su intento reflexiona: “Si alguna vez tengo un hijo, le diré: mira, hijo mío, mi amor, te amo tanto y por lo mismo te diré la verdad sobre la muerte: morirás incontables veces. Padecerás en este puto mundo de mierda. Te asesinarán sin remilgos. Tus asesinos serán esos a quienes más amas. Sí, hijo mío, mi amor. Pero, a pesar de ello, ama”. Más adelante el consejo continúa: “Cuando ames a una mujer prepárate para servir de escusado. Sí, hijo mío, mi amor, se cagará en ti”. El humor punzante no deja paso a la autoconmiseración. Ahí radica la fuerza de la prosa de Hugo César Moreno Hernández.

Otros cuentos que destacan en Enseres de supervivencia son “La vida es una payasada”, “Enano de estanterías”, “Por suerte” y “Forzar al destino”, donde se encuentra la mejor prosa y los mejores recursos estilísticos del autor. El humor, el juicio duro, corrosivo, las imágenes sexuales directas y contundentes. “Sus ojos se ponían en blanco y yo me sentía Dios. Ésa es la única recompensa por hacer sentir plena a una mujer. No esperes pleitesías ni promesas ciertas. No esperes el futuro. Aférrate al presente. Aférrate a ese instante en que eres Dios. Si tienes suerte y eres medianamente bueno, puede que te busquen. Pero nunca serás su todo”.

Los personajes de Moreno Hernández podrían ser unos perdedores pero prefieren llamarse mexicanos. Chilangos (sin agraviar). Seres engendrados por ese veneno denominado metrópoli.

Tal vez por eso el aislamiento que les produce la ciudad la vencen con el gandallismo. Otros menos astutos se refugian en la música y las letras. Aunque queda la interrogante: ¿la supervivencia es enajenación o emancipación?

Hugo César, doctor en Sociología, no aventura respuestas. Sería un error. Sus cuentos muestran, reflexionan, dialogan. Enseres de supervivencia es una colección de desencantos y humor amarrados con algo parecido a lecciones de amoralidad o supervivencia en la ciudad donde todos los dramas son, al mismo tiempo, tan grandes y tan inútiles. ®

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Publicado en: Diciembre 2011, Libros y autores

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