El Premio Mauricio Achar para novelistas

La librería que le ganó a los karatekas

La convocatoria a este premio está dirigida a escritores mexicanos o residentes en México —extranjeros que tengan al menos cinco años en este país— y que como máximo hayan publicado una novela sin importar su edad —o sea que es un premio para escritores noveles aunque tengan ochenta años.

Mauricio Achar.

Mauricio Achar.

Las palabras de Óscar de la Borbolla acerca de los chistes que solía contar el fundador de Librerías Gandhi embona bien con lo escrito alguna vez por el maestro Ernesto de la Peña sobre Mauricio Achar: “Se especializaba en cuentos muy malos, pero los contaba con mucha gracia, generalmente muy infantiles” (Mauricio Achar. Un librero de nuestro tiempo, Océano).

La mañana del martes 13 de enero de 2015, en las instalaciones de Gandhi, en la avenida Miguel Ángel de Quevedo, al sur de la Ciudad de México, se anunció la primera convocatoria al Premio Mauricio Achar–Literatura Random House, y ahí De la Borbolla recordó su amistad con el empresario cultural, quien cumplió diez años de fallecido el pasado 9 de noviembre, contando sin tanta gracia algunos de los chistes que Achar les decía a sus amigos.

En esa reunión también estuvieron los responsables de la editorial Penguin Random House, así como los de Librerías Gandhi, para explicar a la prensa en qué consistirá ese reconocimiento con el nombre del librero y empresario que en sus tarjetas de presentación, según cuenta la periodista Malú Huacuja, decían: “Mauricio Achar, Millonario”.

La convocatoria a este premio está dirigida a escritores mexicanos o residentes en México —extranjeros que tengan al menos cinco años en este país— y que como máximo hayan publicado una novela sin importar su edad —o sea que es un premio para escritores noveles aunque tengan ochenta años.

Ahí mismo se dijo que el jurado estará compuesto por un miembro de cada una de las empresas editoriales y tres escritores. Así, el literato que resulte ganador recibirá 250 mil pesos y la publicación de su novela, cuya extensión debe ser, como mínimo, de 120 páginas. El plazo final para entregar la obra será el 13 de abril del flamante 2015.

Las bases del concurso se pueden consultar en los sitios de Gandhi y de Penguin Random House. El elegido, finalmente, se dará a conocer en una rueda de prensa el 20 de julio.

Las corbatas y los karatekas

A Mauricio Achar no le gustaba usar corbata. Ernesto de la Peña también lo recordó en el texto citado al principio: “Le dieron [a Mauricio] un reconocimiento por su promoción de la cultura hindú. Me invitó, fue en el Castillo de Chapultepec, y me dijo: Por favor, no lleves corbata porque yo he prometido que nunca voy a usar corbata”. Las ausentes en la mesa de los presentadores, Andrés Ramírez, director literario de Penguin Random House México, Alberto Achar, gerente de mercadotecnia de Gandhi, y Óscar de la Borbolla, fueron esas tiras de tela tan apreciadas por otros muchos empresarios y escritores —quizá eso también fue parte del homenaje a Mauricio Achar.

Para el poeta Andrés Ramírez este premio “confirma la vocación del sello de literatura Random House por buscar autores innovadores, audaces, que encuentren nuevos caminos literarios y que a la vez puedan llegar a un público muy amplio”.

La excepción fue el encorbatado Cristóbal Pera, director de Penguin Random House, quien agradeció a su socio Librerías Gandhi la alianza, con la que “compartimos una visión que incluye la diversidad de temáticas y autores, en cuidar la importancia del fondo editorial, la apuesta por valores literarios que trasciende muchas veces la modas y tendencias, y sobre todo nuestro enfoque en el origen y el final de la cadena de lectura, es decir, el autor y el lector”, lo cual sirve, además, “para honrar la memoria del fundador de esta cadena de librerías”, dijo el también doctor en Literatura latinoamericana por la Universidad de Texas, en Austin.

Alberto Achar mencionó que siempre se tuvo la idea de premiar a los literatos pero “nunca habíamos trabajado directamente para poder reconocer a los escritores”.

Para el poeta Andrés Ramírez este premio “confirma la vocación del sello de literatura Random House por buscar autores innovadores, audaces, que encuentren nuevos caminos literarios y que a la vez puedan llegar a un público muy amplio”. Continuó: “En este momento en México, en donde se consume mucha literatura y a veces es literatura más cómoda o superficial, poner un premio como éste en la mesa donde se va a resaltar el valor literario, la audacia artística es muy importante”.

Óscar de la Borbolla, además de seguir intentando contar los chistes de Achar, recordó que varios de sus libros fueron escritos en la cafetería de la legendaria librería Gandhi, la cual tiene 43 años de existencia, pues se fundó en junio de 1971.

Confesó, además, que sus dos últimos libros ya no los escribió ahí —tal vez, pienso, la televisión le impide ya pasar de incógnito. Ahora lo vemos fumar escasos minutos en el Starbucks que colinda con esa tienda de libros antes de que le entreguen su auto los del valet parking.

En el blog de una tal M. A. A. se lee un comentario del escritor: “Iba a Gandhi a escribir todos los días en las épocas en las que Mauricio Achar, su fundador, vivía. Dejé de hacerlo, primero porque mi amigo ya no estaba y me dolía su ausencia y segundo, porque dejó de ser una cafetería hospitalaria. Ahora oficio en otros lugares, pues me resulta imposible escribir en mi casa”.

La campaña de Gandhi.

La campaña de Gandhi.

Gandhi, recordó De la Borbolla, comenzó con un local muy pequeño precisamente en esa avenida Miguel Ángel de Quevedo: “Un día vio un localito de nueve metros cuadrados, se le ocurrió la idea que creó todo este emporio, ponerla a una distancia buena de la universidad, el mayor centro de consumo de libros, un lugar donde los estudiantes pudieran comprar y también a una distancia para evitar el saqueo de las hordas estudiantiles que pudieran llegar. Estaban ubicados en un sitio privilegiado, ni tan lejos ni tan cerca”.

Antes de que Gandhi fuera lo que es hoy —una cadena de treinta librerías en el país, con 170 puntos de venta en Wal–Mart y doce tiendas en El Palacio de Hierro, el comercio de libros más importante de América Latina— ésta era una escuela de karate. “Esa librería pequeñita donde Mauricio se sentaba en el fondo comenzó a crecer, se agenció el local de al lado, luego el de al lado, luego el de más allá y finalmente un día logró lanzar afuera a quienes ocupaban toda la parte superior del edificio que era una escuela de karate”. De la Borbolla remata: “Los libros le ganaron a los karatekas”.

Me queda la duda de si habrá sido otra broma del librero Mauricio Achar o ésta es de Óscar de la Borbolla.

Así pues, ¿quién se apunta para reinventar esa historia de libreros vs. karatekas en 120 páginas y llevarse, si la suerte así lo quiere, 250 mil pesos a la bolsa? ®

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Publicado en: Libros y autores

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