Un ensayo divagativo que comienza hablando sobre la paternidad hasta que se vuelve un pretexto para reflexionar sobre el hombre y después, naturalmente, sobre la literatura.
Cuando a la gente le crecen los hijos es como cuando a los adolescentes les salen los granos o a los intelectuales se les mueren los gurús. Va distraída, como sin saber qué pasó, haciendo tonterías y sin rumbo aparente. Se distingue la pérdida de rumbo cuando la gente lo mismo ve hacia un lado que hacia otro, se lleva la mano a la frente y mueve los dedos con las uñas escarbando en busca del cráneo o hasta del encéfalo, eso no se sabe. En realidad la gente cree quedarse sin rumbo, pero eso no se puede porque está científica, filosófica y teológicamente probado que no tener rumbo alguno es un rumbo claro y definido. Que a la gente no le guste estarse quieta ya es otra cosa, pero nadie se encontraría con nadie si todo mundo se estuviera moviendo todo el tiempo. Muy otra cosa es dar tumbos, pero también es camino, sinuoso y retorcido, pero camino. Es frecuente ver llegar al que parecía no ir, pero nadie se acuerda de que no iba, pues nadie se acuerda de lo que pensó cuando ya dejó de pensarlo. Mucho menos de lo que sintió. Cuando la literatura se ocupa de sentimientos y emociones parece perder el rumbo porque en caliente se enturbia el entorno y en frío se olvida de qué iba la cosa. La literatura ha de ser palabra llana vacunada contra toda tentativa de conmover a nadie. Esto es asunto sugerido, claro está, pero los compradores de literatura van de duros por ahí y en el fondo son muy sensibles, se identifican mucho con el dolor ajeno y quieren saber por la letra qué se siente aquello que no se arriesgan a sentir por sí mismos. Va el escritor sin gurús, escribe una cosa muy emotiva que no se parece nada a emoción alguna y la gente se da por enterada de cómo son las emociones de un escritor, a quien consideran raro por sentir cosas que ni ellos han sentido nunca ni el escritor tampoco. Se da una identificación muy emocionante entre la nada y el vacío. Y la gente anda de lo más entretenida leyendo al escritor que anda de lo más entretenido dilapidando los ingresos que le deja escribir lo que la gente quiere leer. Todo esto se parece a muchas cosas, pero no a la desconsideración desafinante del jovencito creciente, a los granos del adolescente presumido ni a la muerte de los gurús de los intelectuales. Estas son cosas que más bien van a contrapelo, como sin rumbo aunque está claro que lo tienen; lo otro, en cambio, eso de escribir lo que la gente quiere leer, es muy sintonizado, considerado y metido en rumbo. Ad-rumbado es metido en rumbo, arrumbado es el escritor que no se ad-rumba y da en escribir cosas sin rumbo; porque entre el escritor y el lector no hay reciprocidad: el escritor es generoso, bueno y con mucha belleza en el alma, así que escribe lo que el lector quiere leer, pero el lector es un egoísta que sólo por error –o recomendación de un enemigo de clóset- lee lo que el escritor quiere escribir. El lector se porta como hijo que le creció al padre y el escritor debe portarse como tratamiento para el acné, de otro modo no queda claro el rumbo de cada uno, se mueven continuamente al tun tun y todos terminan por no encontrarse. Esto termina aquí, ¿aún está leyendo alguien? ®
HORMONAS, RUMBOS Y LITERATURA
Estupidez en un párrafo para que el lector aquilate en un minuto su propia estupidez
Publicado en: Ensayo, Noviembre 2010
Aquí puedes Replicar
¿Quieres contribuir a la discusión o a la reflexión? Publicaremos tu comentario si éste no es ofensivo o irrelevante. Replicante cree en la libertad y está contra la censura, pero no tiene la obligación de publicar expresiones de los lectores que resulten contrarias a la inteligencia y la sensibilidad. Si estás de acuerdo con esto, adelante.
Elsa Inés Aretz
Pues; SIENDO BISABUELA PIENSO QUE: cuando mis niños iban creciendo no me sentí ir como a los tumbos.: tenía mis dudas , pero recurría a mi propia educación y leía consejos de sicólogos. O usaba EL SENTIDO COMÚN Quizás se deba a que pertenezco a aquéllos viejos tiempos en que» el respeto era lo común,» Y teníamos reglas de convivencia, y de educación. Eso no significa que fuéramos unos soldaditos : eramos gente que tenía valores. Traté de inculcarlos. Y mis hijos__dos mujeres y un varón_ no me lo reprochan. Aparte de ser madre, fui maestra de escuela primaris y profesora de secundaria; nadie se quejó de mis ideas. Y, para completarlo, me gusta escribir desde los siete años, y vuelco mi pensamiento con la libertad de saber que no ofendo a nadie ni transgredo las reglas básicas de la vida humana : :vivir y dejar vivir. Lamento, sí, que el Mundo actual se está volviendo un lugar muy insano__desde todo punto de vista: Y ruego a DIos (Alá, Buda o como cada uno le llame__ que mis bisnietos puedan ser felices…vivir con confianza en que no va a explotar todo en una Gran Guerra Mundial…y que la Naturaleza cambirá, pero seguirá existiendo sin ser aniquilada por las enormes máquinas del ¿ progreso ? económico, que destruyen la Selva Amazónica o sin tener que temer a la noticia de que hay hombres ambiciosos que siembran venenos para extraer oro, e inventan cada día armas más letales para matar: Vivo en Misiones, que es todavía un Paraíso donde las plantas crecen , hay espacio y agua. Aunque ya tenemos la amenaza de levantar más represas que dtendrán el curso natural del agua de los ríos e inundarán miles de hectáreas de hermosa tierra colorada y fértil. Y traerán enfermedades: Todo en nombre del tan mentado Progreso. Quizás pido demasiado…y divago mucho. Pero seguiré expresándome y manteniendo mi optimismo. No creo que Dios haya creado la Tierra y puesto al Hombre en ella para que todo fracase.