Instrucciones para un corazón roto

(No hay nada que lo consuele)

¿Lo ha dejado recientemente el amor de su vida? ¿Se siente virilmente desprestigiado por su fracaso? ¿Se ha asomado en sueños al abismo de un revólver y ha fantaseado torpemente con una muerte enamorada?

En estos tiempos de vandálica inmediatez un cambio de perfil en Facebook o un conflicto a causa de un cerillo que jamás avisó que prendía un oneroso y destructivo infierno ocasionan que las separaciones estén a la orden del día.

No se preocupe: hemos diseñado todo un­ plan para usted, que se ha afiliado a los tangos, al fondo de los vasos y a la Luna como alimento de intestinos desgarrados cada noche.

Primero, antes que nada: deje esas cancioncitas de amores suicidas, nostalgias tangas, arrepentimientos tardíos y ya inútiles: deje a José Alfredo, a Chavelita, a Piazzolla y a Eugenia León; en su lugar, ponga a todo volumen “La Cabrona”, y si no sabe bailar banda, ensaye con un cartón de cervezas, verá qué bien se siente.

¿Aún hay ropa de ella, recados en sus libretas, fotografías suyas en su entorno? Nada más sencillo, compañero: organice con sus conocidos una fiesta con mucho alcohol y mucho olvido, y a cada comensal dótelo de su ropa interior, sus pantalones, sus vestidos: verá cómo ver al gordo ebrio y balbuceante de su amigo con aquellas bragas que antes eran incandescentes hoy se reduce a la risa de una broma, a la nerviosa risa de un despecho.

Y no hay que olvidarse de las fotos: tome esas imágenes y píntele bigotes, vacíos en los dientes, ojos bizcos. Para un grado de olvido “C” recorte su cara y péguela en fotografías pornográficas para que así su nueva vida no sea ya una dolorosa novedad para usted.

En cuanto a los recados en sus cuadernos, no pierda usted el tiempo: ahí donde dice “Te amo”, o “Eres el amor de mi vida”, intercale copiando la caligrafía y con tinta idéntica palabras que modifiquen el sentido de la frase, como “dejarTe amolado”, o “Eres el tambor de mi cavida”. Algunas frases no tendrán sentido, pero, amigo del alma rota, ¿qué sentido tiene, de todos modos?

Y no hay que olvidarse de las fotos: tome esas imágenes y píntele bigotes, vacíos en los dientes, ojos bizcos. Para un grado de olvido “C” recorte su cara y péguela en fotografías pornográficas para que así su nueva vida no sea ya una dolorosa novedad para usted.

Por supuesto, ninguno de estos consejos sirve absolutamente para nada. La Luna que lo alimentaba se ha roto para siempre, mi buen amigo, lo sentimos: no hay nada que lo consuele: lea la revista Replicante, beba alcohol por última vez, hasta hartarse, y siga con sus sueños rotos, que algún día serán sólo un recuerdo.

Ahora, siempre queda la opción de masturbarse con la edecán del IFE. ®

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Publicado en: Mayo 2012, Narrativa

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