La pesadez no muere, sólo muta

The Hunter, de Mastodon, y The Whole Love, de Wilco

Dos agrupaciones que, lejos de permanecer quietas y olvidadas, publican sendos trabajos que dan mucho de que hablar.

The Hunter

Nunca llegué a pensar que un nuevo disco de Mastodon llegara a ser calificado como uno de los más esperados del año, y menos en publicaciones que antes eran consideradas especializadas y a las que se les critica por haberse vuelto más comerciales —aunque en los últimos tiempos hayan querido volver a su esencia original.

Eso sucedió con The Hunter, lanzado a finales de septiembre, en las revistas Rolling Stone y Spin. Con este trabajo puede decirse que la agrupación de Atlanta podría empezar a acariciar audiencias masivas, con las diversas connotaciones que esto pueda acarrear.

En The Hunter no hay un concepto que hile a todas las canciones, como acostumbraban en obras anteriores. Cada canción es independiente, pero fiel a un estilo que combina metal, psicodelia y rock progresivo —de hecho, en los momentos más pausados del álbum las atmósferas crean pasajes alucinantes, propios del rock progresivo en su punto más alto. Aunque no todo es alucine en The Hunter, pues la potencia que los ha llevado a ser considerados “la banda más pesada del mundo”, en palabras de Lars Ulrich, baterista de Metallica, está muy presente.

“Black Tongue” podría resumirse como un encuentro entre los hijos hiperactivos de Black Sabbath y Led Zeppelin, debido a la densidad de los riffs y al poderío y la rapidez con que remiten a otro invitado entre sus influencias, el Metallica del Master of Puppets.

En este tenor sigue “Curl of the Burl”, con un metal psicodélico que engancha mas no acelera tanto como la encargada de abrir el álbum. Luego continúa “Blasteroid”, más orientada al punk y al desparpajo.

A partir de “Stargasm”, las atmósferas y la grandilocuencia empiezan a ganar protagonismo, sin dejar de lado la rabia. A partir de ahí, los demás cortes presentan una variedad de matices y más aires de progresivo. Sin embargo, los bajones y cambios de ritmo tienen que ver más con la intensidad que con la calidad de la ejecución. La potencia sube y baja, pero siempre hay algo de ella latente, lo que le da más fuerza a los pasajes cambiantes.

Hay quienes aún quieren ver a Mastodon como el próximo heredero al trono del metal, el nuevo Metallica, o como una banda de culto, el nuevo Tool.

La madurez de Wilco

Jeff Tweedy es uno de los letristas más complejos del rock estadounidense en los últimos dos decenios. Wilco, la banda que lidera desde la segunda mitad de los noventa, a su vez es el pilar de aquella escena alguna vez denominada como “Alt.Country” o “Americana”, como la llaman los ingleses, que combina elementos de la música alternativa con lo propio del country y otros géneros como el blues.

Jeff Tweedy es uno de los letristas más complejos del rock estadounidense en los últimos dos decenios. Wilco, la banda que lidera desde la segunda mitad de los noventa, a su vez es el pilar de aquella escena alguna vez denominada como “Alt.Country” o “Americana”, como la llaman los ingleses, que combina elementos de la música alternativa con lo propio del country y otros géneros como el blues.

The Whole Love, octavo álbum de Wilco, muestra una cara más fresca. En los años dos mil la banda pasó por la censura de la disquera, cuando Warner enlató su Yankee Foxtrot Hotel (2002) durante más de un año hasta que lo editó Nonsuch (irónicamente, filial de Warner), el álbum más complejo y experimental, el mejor de la agrupación. Después vinieron pleitos, cambios de alineación y la adicción de Tweedy a los medicamentos y su rehabilitación.

Este peregrinar está claramente plasmado en The Whole Love, el cual arranca con “The Art of Almost”, que con sus secuencias y atmósferas recuerda tanto al Wilco del Yankee… como al Radiohead del Kid A, para dar paso a una explosión en la que guitarras, arreglos de cuerdas y melodías remiten a la naturaleza del rock estadounidense y se combinan para dar como resultado una canción intrigante e hipnótica.

Después del sorpresivo y refrescante arranque viene un cambio y aparece una banda sólida, plena y, sobre todo, madura. Incluso optimista y feliz. Folk, tintes de blues, rock, country, space rock, progresivo, un poco de experimentación electrónica y de teclados análogos.

En la edición de lujo destacan los bonus tracks “I Love my Label”, cover de Nick Lowe que podría entenderse como un manifiesto a la independencia, ya que la banda lanzó este trabajo en su propia disquera dBpm, y el space rock instrumental “Speak Into the Rose”.

Wilco está en pie de guerra y busca retomar el trono como la agrupación estadounidense más propositiva, el cual fuera tomado por asalto por My Morning Jacket. Nada mal para una banda que en su momento fue considerada el Radiohead estadounidense.

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Publicado en: Música, Octubre 2011

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