No Hay Festival 2015

¿Afecta esto a Duarte?

La dirección del Hay Festival para América Latina respondió afirmativamente a la solicitud de periodistas e intelectuales mexicanos y extranjeros para cancelar la emisión que tendría lugar en Xalapa.

Organizadores del Hay Festival 2014 e invitados con el gobernador Duarte.  su izquierda, Salman Rushdie, quien después se deslindaría de cualquier apoyo a Duarte.

Organizadores del Hay Festival 2014 e invitados con el gobernador Duarte. su izquierda, Salman Rushdie, quien después se deslindaría de cualquier apoyo a Duarte.

La cancelación, al menos en su realización en la sede de Xalapa, de una de las ediciones del Hay Festival podría resultar en la creación de un desgraciado silencio paralelo al que el miedo y la impunidad ya han impuesto en Veracruz, no sólo entre sus periodistas, sino en general entre quienes habitan esa entidad literalmente secuestrada por el crimen organizado.

La suma de más de 300 firmas de escritores, artistas, intelectuales de tallas y talantes varios de México y el extranjero finalmente hizo reconsiderar a los organizadores de ese encuentro cultural, que se realiza en quince sedes distintas en el mundo, la posibilidad de finalizar, o como se dice en la grilla política, “romper” la relación con el gobierno que encabeza Javier Duarte en Veracruz.

Lo que debatieron y se resolvió prácticamente en los últimos días de enero era el desánimo por participar en una edición más del encuentro de letras y artes teniendo que ser prácticamente cómplices involuntarios del gobierno de Duarte.

Y la palabra es reconsiderar, porque la cancelación del Hay Festival Xalapa 2015 no es solamente un hecho resultante de la publicación de la carta firmada en el portal de peticiones y acción colectiva Change.org, sino de todo un proceso que comenzó el año pasado y que derivó de un largo debate entre decenas de artistas y escritores en busca de la mejor opción para evitar algo de lo que creyeron no podían seguir siendo parte.

Lo que debatieron y se resolvió prácticamente en los últimos días de enero era el desánimo por participar en una edición más del encuentro de letras y artes teniendo que ser prácticamente cómplices involuntarios del gobierno de Duarte.

Los resultados de las manifestaciones abiertas y las protestas por los crímenes contra periodistas y población en general en Veracruz de algunos participantes en la edición 2014 del Festival terminaron por considerarse poco útiles: Duarte ni parecía inmutarse. Ahí está para la memoria la fotografía con algunos de los participantes en 2014, incluido Salman Rushdie, con el gobernador al centro, sonriente, en pose de “aquí nada pasa”.

La estrategia, pues, fue compleja en su realización pero simple en su meta: retirarle al gobierno de Veracruz la oportunidad de subirse en la ola de atención pública provocada por el Hay Festival.

Pero Duarte no es Veracruz ni Veracruz es Duarte. Retirarle la oportunidad al gobernador veracruzano de utilizar un foro cultural para la conveniencia de su imagen pega más allá de su figura personal o de cualquier apreciación sobre su gestión en la administración pública de la entidad.

Hay(a) o no Hay(a) Festival el gobernador va a seguir ahí, como lo ha hecho pese a todas las denuncias públicas en su contra en los medios de información desde que comenzó su gobierno en 2010 y hasta que concluya en 2016.

Desde una visión cínica es sencillo: si venir avanzando del séptimo al sexto y hasta llegar al tercer lugar en la lista de estados con mayores índices de secuestro en los últimos cinco años no lo ha movido ni un milímetro del Palacio de Gobierno de Veracruz, la clausura del Festival difícilmente se antoja como algo que vaya a hacerle alguna mella.

Prueba simple de lo anterior es la advertencia explícita dentro de la respuesta del secretario de Turismo de esa entidad, Henry Grappa, a los organizadores del Hay Festival en la cual señala que el Ejecutivo estatal podría emprender “acciones legales” contra Hay Festival of Literature & the Arts Ltd., pero no lo haría. Algo así como: “Los podríamos fregar, pero les vamos a dar chance”.

Contra este tipo de actitudes manifestaron su rechazo quienes elaboraron la carta en la que solicitaron a los organizadores del Hay Festival Xalapa la cancelación del encuentro cultural: un documento que pasó por varios borradores antes de su emisión definitiva y que venía no de un conjunto de decisiones emocionales, sino que fueron pensadas durante días y semanas, a lo largo de llamadas, correos electrónicos, mensajes privados y reuniones personales.

Si pudiera contarse la historia, y abusando de la paráfrasis, la cancelación del festival era una crónica anunciada en cuya trama se combinan esa inconformidad señalada antes y la prevalencia de un ejercicio de gobierno autoritario y abrumadoramente ineficiente en la procuración de seguridad pública, o de plano coludido con los grupos criminales.

Existe una propuesta para hacerlo virtualmente, que cualquiera con acceso a Internet pueda ser testigo o parte de las actividades de la edición de este año en México… pero hasta en eso ya pensaron en las oficinas del gobernador: pondrían pantallas en varios lugares públicos del estado para que los interesados puedan seguir la transmisión sin problemas.

El 7 octubre de 2014 el escritor y exeditor de la revista Gatopardo, Guillermo Osorno, publicó en su columna de El Universal la solicitud abierta a Cristina Fuentes La Roche, directora del Hay Festival para América Latina, que analizara la posibilidad de cambiar la sede del encuentro literario: “…debe ser muy complicado por los acuerdos con Conaculta, el Consejo Británico y el propio gobierno estatal, pero es un gesto que te agradecerían muchos periodistas e intelectuales de México, tu propio público y, en general, sería una pequeña muestra de que un festival de la envergadura del Hay no sucede en una esfera aparte de la realidad. ¿A dónde mudarse? A cualquier otro estado donde la situación no sea tan contraria con los propósitos del encuentro”.

A la expresión pública de Osorno se sumaron después periodistas y escritores como Alejandro Almazán, Marcela Turatti, Lolita Bosch –con ellas los grupos Periodistas de a Pie y Nuestra Aparente Rendición-, Juan Villoro, Martín Caparrós, Wendy Guerra, Francisco Goldman, entre otros, quienes compartían la inconformidad.

En enero algunos de los más directamente involucrados tomaron la decisión final y el documento final fue redactado para enviarse a diversos medios informativos. Luego fue subido al sitio Change.org y de ahí se convirtió en noticia nacional. También comenzaron las críticas hacia la propuesta, pero fueron más las posturas de apoyo.

Finalmente Hay Festival of Literature & the Arts Ltd. dijo no Hay.

Lo que viene a continuación es un intervalo de silencio. Un silencio de protesta que irónicamente se suma a ese callar de voces en el que el gobierno de Veracruz se ha hecho experto. Sin Festival se pierde un foro de discusión en el estado.

Es cierto que existe una propuesta para hacerlo virtualmente, que cualquiera con acceso a Internet pueda ser testigo o parte de las actividades de la edición de este año en México… pero hasta en eso ya pensaron en las oficinas del gobernador: pondrían pantallas en varios lugares públicos del estado para que los interesados puedan seguir la transmisión sin problemas.

¿Pierde Duarte? No parece mucho. ¿Pierde el Festival? Quizá tampoco… Acaso quienes pierden son los veracruzanos. ®

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Publicado en: Al_Medio

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