POR SIEMPRE JOVEN

México: presente, pasado y futuro del subdesarrollo

El autor plantea la paradoja del crecimiento y señala uno de los principales lastres que mantienen a México detenido en el tiempo.

Suave Patria, © Héctor Villarreal

1. Mientras la ideología en boga no entre en decadencia México tendrá vedado el acceso al futuro.

2. Resulta iluso imaginar que un cambio en las condiciones materiales garantiza o potencia el protagonismo de México en el orden mundial. Al menos a corto plazo.

3. Nada importa que tenga acceso a ambos océanos o que la creciente población mexicana pueda llenar el vacío demográfico en Estados Unidos, como erróneamente piensa Friedman. El modelaje de las condiciones tarda varias generaciones en incidir sobre los usos y costumbres.

4. México arrastra una idiosincrasia construida desde tiempos precolombinos y reconfigurada —pero no borrada— durante la conquista española. Una idiosincrasia no sólo diferente a los valores actuales sino, hasta ahora, opuesta a ellos, incompatible. Independientemente de que el bombardeo cultural empiece a dejar huellas sobre esa forma de ver el mundo. Mientras ésta sobreviva no habrá forma de insertar al país sobre las vías del progreso.

5. Por un lado, el imperio azteca, que a la llegada de los españoles ya había homogeneizado en mayor o menor medida el mundo mesoamericano —un mundo que refundía, sistematizaba y unificaba creencias dispersas, propias y ajenas— cede ante el “otro”, ante el conquistador, consciente de que ese “otro” está ahí como signo de su caída, como cumplimiento de las profecías, del desamparo en que los dioses los han dejado. Los españoles representan el fin de una era y el surgimiento de otra. Los aztecas no se oponen a esto, se enfrentan a los conquistadores en cumplimiento cabal de ese destino trágico, de esa suerte de destino manifiesto invertido, donde la garantía para el pueblo elegido no es el triunfo sino la derrota, el acabóse del pueblo no elegido, del pueblo rechazado, réprobo.

6. Por otro lado, este mundo indígena sometido a la misión conquistadora de los españoles engendró un “hijo de la chingada”, del cual Octavio Paz dio cuenta. Este sujeto, resultado de la violación, es uno que nace derrotado y en consecuencia no tiene nada que perder ni nada que ganar, es un cabrón concentrado en humillar, castigar y ofender a los demás. Un cabrón que no se raja, pero para el que el pensamiento racional y el trabajo importan poco. Sin embargo, es también un sujeto resignado a ser fruto de la deshonra y, en consecuencia, indiferente a sus propios actos. De una inconformidad resignada donde nada puede afectar o afectarle.

7. Nada mejor para el orden colonial —un orden que recubre las antiguas creencias cósmicas, que da cobijo a sus huérfanos y que resulta inmutable— que la procreación de una prole compuesta por sujetos así. Pues nadie alcanzará a cuestionar sus cimientos, quizá porque a nadie le importa hacerlo. No se innova, se adapta para sobrevivir. Se recurre al parche, la remendada, antes de desechar y refundar. No se voltea a ver a sí mismo para volverse más funcional, sino menos torpe. Mantenerse a flote y navegar es algo ajeno a quienes no pretenden más que hundirse con la mayor lentitud posible.

8. La ética protestante —sobre la que Weber dejó pocas dudas—, en el otro extremo, pone el acento sobre el lado opuesto de la moneda. Si esa mezcla heterogénea que es el mexicano se regodea en la seguridad de que todo acabará mal, en la deshonra, la resignación, la indiferencia y el quietismo de la supervivencia, los vástagos de Calvino y Hobbes se enfocan en la ampliación de sus capacidades y posibilidades de elección, en el desarrollo, en la legalidad, el aprovechamiento de los recursos, la eficacia y eficiencia, los códigos de ética, el ahorro y la inversión, la calidad total, la certificación por competencias, la prevención y la mejora continua y el amor al trabajo, el progreso, la gestión del conocimiento y la satisfacción absoluta. Todo con miras a aumentar la producción, crecer sin límite ni tope.

9. Un sinsentido para la idiosincrasia nacional. ¿Para qué pretender que se puede elegir o ampliar nuestra posibilidad de elección si desde que nacimos estamos marcados, si las cosas no cambian en esencia, si siempre habrá un chingón que nos chingue? ¿Qué hay por desarrollar si el destino está trazado y no nos queda más que reconocer sus señales a la espera del final, si la suerte está echada? ¿Cómo comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros derechos sin exponernos a la humillación? ¿Para qué buscar el éxito, ahorrar o mejorar la calidad, si el tiempo es cíclico y todo terminará con el nacimiento de una nueva era y la destrucción de la actual? ¿Cómo se progresa desde la derrota y la inmovilidad?

10. A la larga sucederá, las preguntas ni siquiera serán planteadas, pues la idiosincrasia mexicana terminará por ceder ante el acoso de la realidad material —eso o Marx no le atinó a nada. Sin embargo, a la larga, también la lógica dominante habrá empezado a plantearse otras preguntas y surgirán otros sinsentidos para la nueva idiosincrasia nacional. Sin embargo, mientras esto no ocurra, México se mantendrá a salvo de la paradoja del crecimiento, por siempre joven. ®

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Publicado en: Abril 2010, Política y sociedad

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  1. El segundo punto es francamente ñoño, aqui y en todas partes, «protagonismo internacional mexicano» que con que objetivo o medios, es francamente en estos tiempos una verdadera pachequez, es busqueda de aprobacion externa, inseguridad, tenemos tareas urgentes y concretas, que solo nosotros los mexicanos podemos plantear y resolver, para nosotros mismos, no deberia importarnos en lo minimo la evaluacion de paises que bastante tienen que resolver por ellos mismos como para que dediquen un examen serio e imparcial a nuestra situacion, se dara un gran avance en la conciencia nacional, cuando esto entre en las cabecillas de la poblacion comun.

  2. Esta clase de articulos, mas extensos y detallados – sin que se vuelvan muy esotericos o muy referenciales – me gustaria ver mas en su revista, el pais atraviesa un momento muy bajo en su historia, y las mentiras, prejuicios, buenas intenciones, modas y demas interfieren apenas con una vision clara y concreta de las cosas. ya no digamos un planteamiento y ejecucion de un plan nacional o como quieran llamarle.
    al punto numero uno le cambiaria todo, la «ideologia en boga» es una coleccion de mentiras, medias verdades, ideas de otros paises, prejuicios y buenas intenciones, que mas que ayudar a los ciudadanos a construir una sociedad, una nacion, le impiden siquiera ver su realidad mas inmediata. perdonen la orotgrafia.

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