Diez discos inclasificables

(También es una clasificación)

Esta lista se puede interpretar sin ningún orden de nada. Las inmensas omisiones de los que se podría considerar álbumes más importantes o influyentes ya tienen lugar en otras listas. Esta es solo una más.

Jem Finer, Long Player (2000-3000)

Este proyecto es tan extraño y desmesurado que ni siquiera se pensó en la idea de álbum, es decir, no contempla los soportes ni las relaciones comerciales de un grupo (a excepción de una muestra en vivo). Se trata del proyecto colaborativo ideado por el artista y compositor inglés y producido por la Comisión Artnagel. Consiste en haber programado algoritmos para que se hagan combinatorias al azar o según los parámetros del software que se basa en una pieza hecha con instrumentos tibetanos. Se espera que la canción dure mil años. Empezó en el año 2000 y se sigue autogenerando constantemente. Es una exploración musical-filosófica que abarca gran parte del corpus de ideas tibetanas referentes al tiempo. No es necesario ponerle pausa.

Dick el Demasiado, No nos dejamos afeitar (2002)

El mago chiflado holandés que dio origen a la cumbia lunática, en un inimitable ejercicio de pachequez y creación ñeril, produjo este disco con que no se limita a los recursos fáciles de la electrónica experimental, esculca líneas arrítmicas en la cumbia y otros ritmos de diferentes latitudes para hacer ensaladas impensables. En general el trabajo de Dick el Demasiado y sus Exagerados no es un trabajo, se le puede ver mejor como (en sus propias palabras) “un lindo e increíble conjunto de elementos atrofiados”. Una verdadera guerra contra el cliché.

Luc Ferrari, Tautologos and Other Early Electronic Works (1958-1966)

Este compositor francés fue discípulo de Olivier Messiaen y fundador del Groupe de Recherches Musicales junto con Pierre Schaeffer; incluyó en su trabajo de forma literal la idea de Satie de que los objetos y el ambiente fueran componente de la música, y así gradualmente abandonó el serialismo que había practicado en trabajos como Visages I-IV. Tautologos es casi un poema además de una simple compilación. El criterio de selección es una cronología que muestra una de sus mejores etapas creativas.

Takagi Masakatsu, PIA (2001)

Pareciera que la agresividad y el afán de hacerse los raros son requisitos indispensables a la hora de hacer música sin género reconocible a primera oída, pero este artista japonés armó un LP como una obra amorfa, delicada y bella (aspectos despreciados por la modas formales del arte sonoro ). PIA se nutre de la polifonía y la descomposición de bases rítmicas tenues, murmullos incidentales y residuos de beats quebrados. Son parte a la vez de sus obras multimedia o de VJing. Una obra muy rica.

Glenn Branca, Symphony # 13 Hallucination City (2001)

Bracca y su orquesta

Padre de la No Wave, uno de los movimientos más influyentes en Nueva York de fines de los setenta que pretendía abolir las referencias genéricas en la música tomando como materia prima la indeterminación rítmica, la atonalidad y el no-saber-tocar. En realidad no es un álbum, es una grabación del acto performativo de varias presentaciones en las cuales Branca dirige una orquesta de cien guitarras eléctricas. Al escuchar esta sinfonía dividida en cuatro partes a 130 decibeles en los lugares que se ha presentado, el título podría parecer un pleonasmo.

Terrestrial Tones, Dead Drunk (2006)

Este duo estático formado por Eric Copelan de Black Dice y Avey Tare del Animal Collective es un proyecto alterno que se inscribe rotundamente en los resbaladizos terrenos del dronescape y el noise. Dead Drunk parece un esfuerzo por divorciarse de referencias cercanas vis a vis de los subgéneros mencionados, pero en realidad son ejercicios de improvisación donde se ausenta toda aparente estructura o composición premeditada, lo cual no es necesariamente una virtud.

Tim Hecker, Haunt Me Haunt Me, Do It Again (2001)

Si bien parece que hay convenciones y cercos bien delimitados en lo que se entiende como experimentación sonora hasta el grado del estereotipo, Hecker trata de disentir y propone una serie de piezas cuyas constantes son clusters sostenidos junto con armonías nostálgicas que pasan por el tamiz de filtros y varias capas que asocia a un concepto o situación más o menos inusual, como por ejemplo el fenómeno de la escritura fantasma.

SYR3, Invito Al Cielo (1998)

Uno de los discos de Sonic Youth producido con su propio sello SYR, en el que no tienen ningún tipo de restricción, fue hecho en colaboración con el multiinstrumentista y productor Jim O’Rourke. Está compuesto solo de tres piezas (“Invito Al Ĉielo”, “Hungara Vivo” y “Radio-Amatoroj”) que tienen notas al pie en esperanto. Invito Al Cielo lleva al extremo lo que ya habían mostrado en Confusion Is Sex y en su compilación de lados b y rarezas Destroyed Room. En lo personal me gusta mucho, pero comprendo a quien lo desprecia.

The Magnetic Fields, 69 Love Songs (1999)

A últimas fechas los “álbumes conceptuales” han dejado de ser sorprendentes por lo comunes que se han vuelto y porque lo conceptual sólo parece estar en el dominio de las intenciones o como ornamento, pero 69 Love Songs es algo mayor de proporciones titánicas. Un experimento no solamente musical sino discursivo y poéticamente coloquial sobre el amor, una noción que por momentos Stephin Merrit retuerce, pero no pontifica sobre ella ni recurre a los vicios propios de los géneros que lo expresan vulgarmente, al contrario, los utiliza para deformarlos, amalgama todo tipo de instrumentación electro-acústica y recursos vocales experimentales. Es tan inclasificable que escapa a la música experimental porque de una canción a otra da giros inesperados. Se trata de un álbum triple, cada disco de 23 canciones y pequeños experimentos sonoros. Sorprendentemente no tiene paja, es más que un Ars Amandi.

The Jesus and Mary Chain, Psychocandy (1985)

Psychocandy es una rara avis. Es una obra poliédrica, desde cierto ángulo es un disco pop, pero si nos movemos un poco descubrimos que su rareza consiste en haber ensamblado tan magistralmente el ruido caótico y abrasivo con armonías tan bien definidas y la voz evanescente. La lírica de Reid en efecto dulce y psicótica a la vez. ®

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Publicado en: Las listas musicales, Mayo 2011

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