La mayoría mira al vacío

Pacientes con problemas de salud mental

Algunas pasean desnudas, otras se quedan sentadas esperando la comida desde media hora antes; la mayoría mira al vacío. Los hombres andan como fantasmas: se tocan sus partes íntimas, están echados en el pasto como muertos.

Se trata de los pacientes con problemas de salud mental que son atendidos en dos Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS). Los dos centros, Cascada (para mujeres) y Cuemanco (para hombres), atienden a adultos con daños mentales que no tienen otro lugar a dónde ir; son gratuitos y pertenecen a la Secretaría de Desarrollo Social del Distrito Federal, en México.

Los recogieron de la calle o sus familiares los entregaron. Algunos tienen retraso mental, otros padecimientos psiquiátricos. Aunque estos problemas de salud deben tratarse aparte, los pacientes son combinados en su alojamiento y tratamiento médico.

La única separación es por sexos. En el centro para mujeres, además separan a las adultas mayores del resto de la población pues las primeras no tienen fuerzas para defenderse de las frecuentes agresiones de las más jóvenes.

Las mujeres reaccionan al “buenos días” como si nadie les hubiera hablado en mucho tiempo. Algunas con inocencia, otras como extraídas de un mundo aparte. Reaccionan y su humanidad es evidente, así como la obvia necesidad de afecto. Son 376 mujeres.

María tiene la pierna rota irremediablemente como resultado de uno de sus numerosos intentos de escape. También tiene toda la cara pintarrajeada de rojo y le gusta conversar.

Lo que ven los ojos es casi surrealista. Las camas no tienen sábanas y el aburrimiento, el abandono físico de los pacientes es contrastante. Las instalaciones huelen mal y están descuidadas.

Las mujeres reaccionan al “buenos días” como si nadie les hubiera hablado en mucho tiempo. Algunas con inocencia, otras como extraídas de un mundo aparte. Reaccionan y su humanidad es evidente, así como la obvia necesidad de afecto. Son 376 mujeres.

La coordinadora del centro, doctora Laura Olivia Vázquez, explica que las pacientes se arrancan la ropa y que debido a sus trastornos no resisten el contacto de la tela.

Los hombres son más reservados. En el CAIS Cuemanco están más vestidos, aunque no llevan ropa interior. En este centro la visita de la prensa fue anunciada con anticipación. Son 334 internos.

Los pacientes no se acercan a hablar, toman el sol, saludan a la doctora Perla Xóchitl Ortiz Romero. Se necesitaría un ejército de empleados para mantener los pasillos limpios de orina y para bañar a los pacientes. Los centros no los tienen, los recursos no son suficientes. Los trabajadores hacen lo que pueden.

El 20 de marzo de 2012, a partir de una investigación iniciada en noviembre de 2009, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal emitió la Recomendación 2/2012, dirigida a la Secretaría de Desarrollo Social del D.F. y a la Secretaría de Salud. En ella se alertaba sobre violaciones a los derechos humanos de los pacientes en esos dos centros y exigió a la Secretaría de Salud destinar más recursos para su operación.

Estas imágenes fueron tomadas en abril de 2012, aunque parecen pertenecer a cualquier época del pasado.

Tres de diez CAIS en la Ciudad de México atienden a personas con este tipo de padecimientos: Cascada, Cuemanco e Iztapalapa. Hay tres centros comunitarios pertenecientes a la Secretaría de Salud federal: Cuauhtémoc, Iztapalapa y Zacatenco.

En octubre de 2012 el secretario de Desarrollo Social local, Jesús Valdés, afirmó que se estaba mejorando la infraestructura de los centros, la capacitación del personal, así como la seguridad para los pacientes.

Para los olvidados de la ciudad, al menos es un lugar donde vivir a salvo del exterior y casi a salvo de sí mismos. ®

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Publicado en: Fotografía, Marzo 2013

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