Los nuevos acumuladores

La dependencia de nuestros celulares

Puedes tener más de 22 mil fotos, alrededor de 5 mil videos y 22 GB de datos solamente en WhatsApp acumulados en tu teléfono celular. ¿Los verás de nuevo algún día? ¿Por qué la necesidad de conservarlos? ¿Eres un acumulador?

¿Cada vez más inteligentes?

Balcón en pleno centro de la tercera ciudad más grande de Argentina, Rosario. Durante una reunión con amigos, tras varios meses de no poder coincidir todos en un mismo momento, casi como al pasar, una amiga comenta que no puede sacar las fotos y que deberíamos usar otro celular. Su justificación es inmediata: tiene que pagar más espacio de almacenamiento la próxima semana y mientras tanto no tiene suficiente para más imágenes y videos. Todos deciden pasarlo por alto, como algo común, sin embargo, al ser un poco curioso y conocer sus costumbres, le cuestiono las causas de tal motivo. Relajada y minimizando el hecho, me cuenta que tiene alrededor de 22 mil fotos y 5 mil videos en la galería, además de 22 GB de datos en WhatsApp, por lo que no iba a gastar horas de su tiempo en eliminar o limpiar tanta información, ya que mucho de eso también desea conservarlo.

Una vez terminada la conversación, y después de varios temas más en el medio, la situación todavía daba vueltas por mi cabeza. Al ser un tanto desligado del celular para los recuerdos me cuesta entender la posibilidad de que una persona, al menos una vez, en el lapso de tres o cuatro años, vea y recuerde semejante cantidad de imágenes y videos. Llega un punto en el que es difícil o casi imposible encontrar algún archivo específico de tiempo atrás.

Estamos en una época en la que los celulares se convirtieron en parte esencial de la persona; estar sin un teléfono a mano puede causar la sensación de estar perdido o desconectado de la realidad en cualquier parte del mundo. La principal razón que llevó a esto es que los celulares son cada vez más inteligentes y tienen más herramientas en las cuales las personas se apoyan para resolver sus tareas y conflictos diarios, incluso para las situaciones más irrelevantes.

Números de teléfono, fechas y horarios de compromiso, entre tantas otras cosas más. La principal causa se atribuye a que toda esta información se almacena en un calendario, agenda de contactos u otras aplicaciones a las cuales se puede consultar en el momento que uno desee.

Muchas cualidades del ser humano se ven afectadas también por la dependencia a éste. Un claro ejemplo es la memoria, las personas recuerdan menos cosas diarias o cotidianas que antes. Números de teléfono, fechas y horarios de compromiso, entre tantas otras cosas más. La principal causa se atribuye a que toda esta información se almacena en un calendario, agenda de contactos u otras aplicaciones a las cuales se puede consultar en el momento que uno desee. Los datos que anteriormente se depositaban en la memoria y nos acompañaron en todo momento ya no están más en nuestro disco duro, están en el celular.

Asimismo, la nostalgia de los momentos vividos y la necesidad de mostrar lo que uno hace a cientos de personas, sean cercanas o no, se fusionan para convertirse en una bola gigante que arrasa con el almacenamiento. La comodidad es el empuje para que esta bola no frene, dado que sin una limpieza diaria y exhaustiva el espacio en el teléfono desaparecerá. Una sobrecarga de información basura que debió ser eliminada en su debido momento.

El almacenamiento es una herramienta clave para la búsqueda de consumismo por parte de las grandes compañías, y tiene un límite. El negocio de las aplicaciones y su utilización del espacio en los celulares son una trampa para los usuarios de las distintas megaempresas telefónicas. El desconocimiento al respecto genera aún más velocidad en este proceso de recambio constante de la tecnología. Los dispositivos tienen una vida útil de funcionamiento que, dependiendo de cómo sea utilizado, durará más o menos años, pero también un límite de uso de datos que puede apurar este final. Las aplicaciones generan información almacenada en cada momento y, si bien hay métodos para limpiar o bajar el consumo del espacio, limitan las posibilidades de uso. Sin cuidado y dedicación al manejar el almacenamiento es imposible de mantener después de un tiempo determinado.

Esta situación se complementa con el sentido de dependencia. Las personas que utilizan los celulares como una memoria personal es difícil que puedan conservar el espacio sin necesidad de recurrir a nuevos pagos o a cambios de dispositivo. Infinidad de fotos, videos y aplicaciones que poco sirven durante el uso diario, sino que están por si alguna vez llegan a ser necesarios. Para estas personas en particular, iPhone, por ejemplo, ofrece un método de pago para generar aún más espacio en el teléfono, lo que marca un negocio sustentado en quienes se aferran a ellos.

Los acumuladores, conceptualmente, no son capaces de perder, por eso acumulan. Tienen la cuestión de no desprenderse y no despegarse de los objetos con distintos justificativos o pretextos. Por ejemplo: “lo puedo llegar a necesitar”, “me puede llegar a servir”, “me da fiaca tirarlo” o “no sé a quién regalárselo”, sobre todo con la idea de que en algún momento lo puede necesitar.

Silvana Savoini, psicóloga en la ciudad de Rosario, define a los acumuladores como “personas que tienen dificultades para elaborar las pérdidas”. Es decir, los acumuladores, conceptualmente, no son capaces de perder, por eso acumulan. Tienen la cuestión de no desprenderse y no despegarse de los objetos con distintos justificativos o pretextos. Por ejemplo: “lo puedo llegar a necesitar”, “me puede llegar a servir”, “me da fiaca tirarlo” o “no sé a quién regalárselo”, sobre todo con la idea de que en algún momento lo puede necesitar. Todos investimos a nuestras pertenencias o a los objetos que usamos de cierta carga afectiva o emocional que vincula al objeto con ese momento histórico de nuestra vida, con una etapa, con una actividad y con la creación de un recuerdo también. Por un lado, está esto, pero por otro hay objetos de la vida cotidiana, acumuladores de materiales claramente descartables como bolsas, envoltorios, recipientes de comidas, envases cajas, que más allá de que alguien pueda tener un espíritu de proteccionismo ecológico de la naturaleza, como el reciclaje, son reconocibles porque no reutilizan ese material El acumulador no recicla, no le da otro uso y no transforma porque es incapaz de perder el objeto original, aunque no tenga ninguna utilidad.

Desde hace unos cuantos años que el consumismo trajo consecuencias graves en las personas de todo el mundo, tanto desde el lado social como psicológico. A raíz de esto surgieron los acumuladores, personas que guardan objetos útiles e inútiles en grandes cantidades y sin necesidad o sentido. Se aferran a lo que tienen y conviven con ello, en algunos casos incluso llegan a ocupar una casa repleta de objetos que nunca fueron desechados.

Según Savoini, los acumuladores se generan por ciertos perfiles de personalidad: en algunos casos por personas obsesivas (detallistas, metódicos, ordenados o coleccionistas), pero no necesariamente con una patología. Por otro lado, por personas con un rasgo de personalidad obsesiva, un trastorno, donde ya ese riesgo se patologiza debido a que toma una preponderancia que no le resulta funcional a la vida de ese sujeto. También es posible tener un trastorno obsesivo y compulsivo, otra entidad que ya está en orden de la psicopatología, en que la cuestión de la acumulación o del coleccionismo tiene que ver con rituales obsesivos y con el nivel de ansiedad que le genera a la persona desprenderse de algo, por la idea de que puede traer graves consecuencias. En ese caso, el coleccionismo forma parte de la cuestión compulsiva, en el trastorno obsesivo compulsivo. El espectro es muy grande, pero hay una tendencia a conservar y a guardar. Las características psicológicas de estas personas claramente tienen que ver con no perder, con retener y con no poder elaborar las pérdidas, por lo tanto, no desprenderse, no sólo de los objetos materiales, sino de los vínculos de los recuerdos.

Como reconoce la psicóloga Savoini, el acumulador suele ir caracterizado por un perfil de rigidez cognitiva, donde reformularse o reformular los espacios, los lugares, las cosas, las actividades y los vínculos se vuelve casi imposible.

Un caso muy reconocido de éstos es el de Jan, una artista que atraviesa una depresión, lo que la ha llevado a encerrarse en su casa en Texas junto a toda la basura que genera. Ahora no tiene un espacio limpio donde vivir sanamente y ha llegado al extremo de hacer sus necesidades fisiológicas en cualquier parte menos en el baño. Las autoridades le dieron dos semanas para limpiar o la desalojarían permanentemente, ahí fue donde recibió la ayuda de un programa televisivo de A&E. Como reconoce la psicóloga Savoini, el acumulador suele ir caracterizado por un perfil de rigidez cognitiva, donde reformularse o reformular los espacios, los lugares, las cosas, las actividades y los vínculos se vuelve casi imposible.

Lejos de la gravedad de este caso particular, este trastorno, con el paso del tiempo, se ha regenerado y escudado en una nueva versión, la acumulación virtual. Todas estas características detalladas de quienes sufren el trastorno pueden ser relacionadas con las personas que almacenan mucha información innecesaria en sus celulares.

Vamos al caso puntual mencionado al principio, una joven estudiante universitaria de 21 años, la cual ha pagado espacio extra en su iPhone debido a la falta de espacio. Tras consultar con ella sobre qué elementos ocupan más almacenamiento en su teléfono, aparecen más de 22 mil fotos, alrededor de 5 mil videos y 22 GB de datos solamente en WhatsApp.

Ante semejante cantidad de archivos y mensajes, es imposible que esta persona recurra frecuentemente o logre encontrar con facilidad específicamente qué video o foto quiere ver en algún momento, un punto relacionado directamente con la acumulación por la creencia de que cada uno es único o se necesitará a futuro.

Por otro lado, estos documentos representan momentos o personas recordadas, otro punto directo con los acumuladores virtuales. Aunque la persona no entre a la galería a diario, siente la tranquilidad de que ante una sensación de nostalgia pueden buscar en su teléfono las imágenes de aquellos sucesos. Ampliando la relación con los síntomas del trastorno, se sienten seguros al tener a mano todos estos archivos convertidos en recuerdos.

Las últimas generaciones han convertido a los antiguos acumuladores de objetos tangibles en acumuladores virtuales, pero pasa inadvertido, ya que no es fácil de ver por otros debido a la intimidad que tiene cada celular con su dueño. Desde un papel más pasivo y menos grave para la vida cotidiana de estas personas, el trastorno de acumulación está presente en quiénes ocupan todo su espacio de almacenamiento en archivos innecesarios, brindando así un nuevo gran negocio para las empresas telefónicas.

Savoini destaca que la acumulación virtual tiene que ver con el manejo de la información y con la ignorancia de cómo funciona el procesamiento de esa información. Es común entre las personas, al quedarse sin espacio de almacenamiento, encontrar infinidad de videos y archivos que no recuerdan haber visto en ninguna ocasión. Aquí es donde se pregunta, ¿guardamos porque deseamos guardar o los dispositivos automáticamente guardan? ¿Con qué finalidad lo hacen? ¿Cuál es la solución si hay desconocimiento? La respuesta inmediata al problema es comprar un dispositivo nuevo que tenga más capacidad. Así, la industria de consumo de las tecnologías se alimenta a sí misma. Parte de esa acumulación depende más de estas variables que de las de personalidad.

Las mismas tecnologías están diseñadas para crear esas necesidades y dependencias, por lo que se van personalizando las interfaces de los dispositivos y de las redes para lo que va orientando al usuario. La big data y la información que se crea por el uso de ellas se procesa y se analiza constantemente. La ciencia de datos está a la orden del día estudiando todas estas nuevas cuestiones.

Además, la psicóloga afirma que los celulares inteligentes provocan directamente al usuario la necesidad de chequear compulsivamente, de estar pendiente, de cierta dependencia a las adicciones y de un comportamiento del uso compulsivo, en el que se genera ansiedad y una suerte de síndrome de abstinencia cuando no se tiene el dispositivo móvil. Esto va de la mano con que las mismas tecnologías están diseñadas para crear esas necesidades y dependencias, por lo que se van personalizando las interfaces de los dispositivos y de las redes para lo que va orientando al usuario. La big data y la información que se crea por el uso de ellas se procesa y se analiza constantemente. La ciencia de datos está a la orden del día estudiando todas estas nuevas cuestiones.

Las principales marcas de celulares en el mundo son iPhone, Samsung y Xiaomi. La primera de éstas cuenta con un espacio de almacenamiento limitado que varía entre 16, 32, 64 y 128 GB, los cuales suelen ser los más apretados o afectados por el espacio (también existen de 256 y 512 GB e incluso de 1TB, pero éstos no suelen pasar mayores problemas). Samsung y Xiaomi, por su parte, cuentan con las mismas posibilidades de espacio, pero con el valor agregado de disponer de una tarjeta SD, en la cual se pueden guardar archivos que se mantengan en el teléfono sin ocupar el almacenamiento interno de éste.

El negocio de las nuevas tecnologías es la renovación constante y la sobrecarga de información, con la generación de usuarios que pasan largas horas frente a la pantalla y son un eslabón más en la cadena de consumo. Esta acumulación virtual cierra perfectamente dentro de estas necesidades de la industria y colabora con el deterioro de los dispositivos anteriores, que quedan con una vida útil cada vez más corta. Por su parte, las personas reciben el impacto en la personalidad, la cual se ve cada día más atada a la tecnología. ®

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Publicado en: Ciencia y tecnología

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