El movimiento de Hidalgo era criollo en su mayoría, y progresivamente se sumaron sectores populares. El movimiento de Morelos incluía a indígenas y castas; también se integraron intelectuales como Carlos María de Bustamante.
El sociólogo Alain Touraine propone tres conceptos para describir un movimiento de protesta: la identidad (atribución de la acción colectiva a una entidad); la totalidad (definición de los objetivos de la acción), y la oposición (designación del enemigo).1 Este marco de análisis se revela útil para estudiar las similitudes y las diferencias entre los líderes independentistas mexicanos Miguel Hidalgo (1753–1811) y José María Morelos (1765–1815), así como entre sus respectivos movimientos. Con la identidad se estudian aspectos biográficos de ambos. Con la totalidad se examina la ideología de sus movimientos, y con la oposición se analiza la manera con la que se enfrentaron al enemigo designado.
Hidalgo y Morelos nacieron en una sociedad dividida, tanto étnica como socialmente. Hidalgo era criollo, Morelos era mestizo. Hidalgo nació en una familia de clase media —su padre era administrador; Morelos tenía orígenes más modestos —su padre, carpintero, lo dejó huérfano muy pronto. Hidalgo ingresó al Colegio de San Nicolás en Valladolid muy joven; se le recuerda como un hombre de gran cultura. Morelos inició sus estudios eclesiásticos tarde, a los treinta años. Ambos fueron curas en pueblos. Ahora bien, su concientización social se hizo por medios distintos. Hidalgo, como hombre ilustrado, se involucró en la vida de la comunidad al frecuentar a los grupos literarios. Morelos, en cambio, adquirió conocimientos prácticos con su tío arriero. Al desempeñarse como cura en Carácuaro —una región aislada y de castas—, estuvo más en contacto con la pobreza que Hidalgo.
Hidalgo se ubicaba en la tradición ilustrada de proyectos de transformación social, económica y política. Preveía abolir desigualdades institucionales como la esclavitud. Aspiraba a diseñar un sistema político ideal.
Los proyectos de sociedad de ambos líderes tenían algunas similitudes. Hidalgo se ubicaba en la tradición ilustrada de proyectos de transformación social, económica y política. Preveía abolir desigualdades institucionales como la esclavitud. Aspiraba a diseñar un sistema político ideal: afirmó que el Congreso, que reuniría a representantes originarios de todo México, trataría al pueblo “como a sus hermanos”.2 Protegería la religión: partidario del rey Fernando VII, se mostró preocupado por el afrancesamiento de España. Morelos, si compartía el proyecto político de Hidalgo, ponía más énfasis en cuestiones sociales. Por ejemplo, decretó la restitución de las tierras usurpadas.
En efecto, los dos movimientos tenían composiciones sociales algo distintas. El movimiento de Hidalgo era, originariamente, criollo en su mayoría, y progresivamente se sumaron sectores populares. El movimiento de Morelos incluía a indígenas y castas; también se integraron intelectuales como Carlos María de Bustamante. Diferían en cuanto a su implantación geográfica y estrategia militar. El movimiento de Hidalgo se gestó en el Bajío, mientras que Morelos fue comisionado como jefe insurgente en el sur por Hidalgo mismo. Se dice que las fuerzas de Hidalgo padecían de una gran indisciplina, mientras que Morelos se empeñó en controlar su movimiento mediante una red de segundos jefes.
Miguel Hidalgo y José María Morelos diferían en cuanto a su origen social y étnico, la composición social y étnica de sus movimientos, y la ubicación y organización de sus fuerzas. Sin embargo, sus visiones para el futuro del país sí se parecían en muchos aspectos, de ahí su remembranza conjunta en la memoria colectiva mexicana. ®
Notas
1 Alain Touraine, La conscience ouvrière, París: Seuil, 1966.
2 Justo Sierra (dir.), Antología del Centenario, primera parte, México: UNAM, 1985, p. LXXIII.
