Tres modos posibles de enfrentarse a Batman

Un personaje muy icónico y versátil

El modo impactante, el modo humilde y el modo literario son, de acuerdo con el autor, algunas de las maneras de enfrentarse a la creación de historias en torno a Batman.

Batman frente a Barbatos, de Peter Milligan y Grant Morrison.

Cuando una persona tiene que enfrentarse a un personaje tan reconocido en el mundo pop occidental como el mejor detective del cómic puede llegar a encontrarse con verdaderas dificultades. Estos problemas provienen de la dilatada historia de Batman, de la diversidad de planteamientos y de las maneras en que cada guionista decide contar la historia. En este sentido, y al acercarme a la colección Batman saga —aunque no solamente a ella—, publicada por la editorial ECC, he pensado que podría ser útil mostrar algunas ideas que podrían ayudar al lector interesado en este icono.

En el primero, nos encontramos con guionistas como Scott Snyder, Tom Taylor o Grant Morrison. En el segundo vemos a Tom King o Paul Dini. En el último estarían Ed Brubaker o Brian Azzarello.

Para explicar estas sucintas ideas indicaré tres diferentes maneras de enfrentarse a la creación de historias de este personaje. Advierto que, obviamente, no es la única manera de explicar las diferentes versiones que nos podemos encontrar. Al primer enfoque le llamaremos modo impactante, al segundo modo humilde y al tercero modo literario. En el primero, nos encontramos con guionistas como Scott Snyder, Tom Taylor o Grant Morrison. En el segundo vemos a Tom King o Paul Dini. En el último estarían Ed Brubaker o Brian Azzarello.

Con este juego de clasificación se pretende ayudar a los lectores a interpretar y a adentrarse en la vasta obra relacionada con este personaje. Durante toda su historia han sido innumerables los escritores que han mostrado algún aspecto interesante. Ahora bien, la manera en que cada guionista narra es diferente, puesto que la realidad la interpreta, cada quien, desde su propia subjetividad. Por ello, no es lo mismo hablar del Batman de Doug Moench que del de Azzarello o Moore. Vamos a explicar los tres modos de los que hemos hablado.

El modo impactante

Este primer enfoque atiende al mundo posmoderno en el que nos encontramos. En este sentido, la narración es fragmentaria, rápida —en ocasiones hasta el extremo—, un tanto superficial y espectacular. Sin ningún lugar a dudas, los cómics —como expresión de la cultura pop— están asentados en estas ideas de la narración. De hecho, tienen una clara relación con el mundo del cine, aunque también con la expresión contracultural y subversiva. Por todo ello, el lógico que esta manera de narrar sea la más frecuente de todas.

Comenzaremos mencionando a Grant Morrison, creador de WE3, El Asco y Mata a tu novio, entre otras; fue también guionista de Batman. Desde luego, este guionista produjo una enorme transformación en el universo simbólico de Batman. Al fin y al cabo, él se ocupó de llevar este enorme mundo simbólico a la actualidad con la iniciación de las nuevas colecciones del caballero oscuro. Este inicio se enmarcó en la transformación promovida por DC dentro de lo que fue denominado como los nuevos 52.

La historia comienza a fraguarse, de manera clara, en el paradigmático El payaso a medianoche. Un episodio peculiar, en muchos sentidos, en que se nos muestra la génesis de un nuevo Joker.

Pues bien, Grant Morrison centró su objetivo en matar a Batman. En este sentido construyó la idea de “El guante negro”, un grupo de malhechores con gran capacidad de influencia que logró poner contra las cuerdas al icónico personaje. La historia comienza a fraguarse, de manera clara, en el paradigmático El payaso a medianoche. Un episodio peculiar, en muchos sentidos, en que se nos muestra la génesis de un nuevo Joker. Ese ser que en Batman RIP se aproxima a un ser demoníaco y sanguinario.

Este nuevo Joker toma impulso con Morrison, pero llega a la actualidad con Snyder y su Batman que ríe. Un paso más en esta interpretación satánica del Joker. Este paso más ha generado un buen número de historias paralelas y sumamente exitosas, como Noches oscuras: Metal o la reciente Noches oscuras: Death metal. Estrictamente, estas obras no podemos decir que estén en las series propias del detective: Batman y Detective cómic.

Dentro de la serie oficial de Batman, Snyder escribió historias tan señaladas como Batman: La muerte de la familia o Batman: Endgame. Donde se mantiene ese componente sumamente llamativo llegando, incluso, a mostrar semejanzas con el mundo de los zombis, con un Joker francamente oscuro y una historia próxima a las historias de terror.

Por último, también mencionaremos al guionista Tom Taylor, creador de series tan exitosas como Injustices o DCsos. Seguro que más de alguna persona estará pensando que éstas no están en las series de Batman. Es verdad, pero el personaje sigue estando ahí. Además, recientemente Taylor se ha incorporado a la serie Batman escribiendo Batman. El detective. Con independencia de estas cuestiones, lo que queremos señalar es esta línea impactante. Puro espectáculo visual y escrito. Todo ello repleto de acción y sufrimiento. Un cóctel perfecto para no dejar a nadie indiferente.

El modo humilde

En el polo contrario al planteamiento de los autores anteriores nos encontramos con una narración más humilde y sencilla. Un planteamiento que se aleja del impacto visual y escrito. Este enfoque es más racional y mucho menos emocional que el anterior. Busca más la sorpresa mental que la visual, por lo tanto, la narración no está tan repleta de acción y muestra mayor conversación entre los personajes.

Un ejemplo claro de lo que estamos indicando lo tenemos en La guerra de bromas y acertijos o en Las reglas del compromiso firmadas por Tom King. En la primera se muestra la contienda entre Joker y Nigma por la ciudad de Gotham. En medio, como siempre, estará el incansable Bruce Wayne —no tanto Batman—, quien busca solventar el problema a su manera y no a la de Batman. En esta interesante obra vemos una notable carencia de páginas con acción, que puede parecer chocante. De la misma manera, en la segunda obra mencionada se nos muestra una narración tan, tan cotidiana que resulta francamente sorprendente.

El modo de trabajo de King conforma la emoción de la historia a través de mecanismos de identificación con lo cotidiano y con muchas de las cosas a las que nos enfrentamos habitualmente. Ahí parece estar parte del éxito de este guionista. En cambio, Paul Dini, otro ejemplo destacado, no logra la misma aceptación que el anterior, fruto de tratar al personaje de un modo más clásico y menos cotidiano.

Dini no centra sus historias en aspectos cotidianos. Él gusta más de una narrativa próxima al cine negro, resaltando, para ello, el carácter detectivesco del personaje, tal y como podemos ver en Batman. Archivos secretos.

Dini planteó con anterioridad a King muchos de los elementos que él desarrolló. Por esta razón existen muchas concomitancias entre ambos. Ahora bien, como hemos dicho, Dini no centra sus historias en aspectos cotidianos. Él gusta más de una narrativa próxima al cine negro, resaltando, para ello, el carácter detectivesco del personaje, tal y como podemos ver en Batman. Archivos secretos. Además, Dini —sin llegar al espectáculo abrumador de Snyder, Taylor o Morrison— introduce elementos de cierto impacto en sus trabajos. En este sentido, resulta impactante cuando en Confianza Joker dispara a Zatanna y todos los sucesos posteriores que ello implica.

Otro ejemplo interesante de lo que acabamos de indicar lo tenemos en Corazón de silencio. En esta obra Dini recupera al personaje de Silencio que tanto impacto logró adquirir gracias a la obra de Jeph Loeb, Batman. Silencio. Este personaje vuelve a aparecer en esta obra de Dini como si fuera una segunda parte del famoso trabajo de Loeb. Además, Dini también enlaza la historia de amor comenzada por Loeb y rematada por el propio King. La obra presenta cierto carácter negro, sin ser muy narrativa y manteniendo el carácter popular tradicional en los cómics. Esto último no es algo extraño a Dini. Obras como Amor loco o Las aventuras de Batman son ejemplos notables de ese carácter popero de la obra de este gran autor.

En definitiva, estos narradores —excluimos a Loeb, quien perfectamente podría estar en el modo anterior— ponen la brillantez en la historia, en los personajes y en la profundidad de la narración. Ahí comienzan a cocer lento y a ir dando pasos pequeños en unas historias que te hacen introducirte en un mundo visto más en los diálogos, que en la acción y en las explosiones. Un modo humilde y brillante de trabajar.

El modo literario

En último lugar nos adentramos en una manera mucho más literaria de enfrentarse a Batman. Comenzamos hablando de Ed Brubaker, uno de los guionistas que mejor ha sabido trabajar con la cercanía del caballero oscuro con el mundo de la novela negra. Antes dijimos que Dini también hizo eso, es cierto, pero la maestría literaria que muestra Brubaker es, precisamente, literaria. De hecho, Brubaker, al igual que Azzarello, introduce elementos connotativos que lo acercan a la literatura.

En este sentido, en Batman. Sin miedo se muestra una tupida red de relaciones entre los diferentes personajes que no serán, en su mayoría, los típicos que vemos en las narraciones de Batman. Aquí, nos encontramos con la mafia de Gotham y sus entresijos. Otro ejemplo notable es Recuento de cadáveres y, por supuesto, Gotham central.

En Ciudad rota nos muestra a un Batman francamente hecho trizas. Un aspecto que lo ha repetido posteriormente en obras como Batman. Condenado.

En su trabajo, me da la sensación que primen en la historia las falsedades y las indagaciones, lo que sucede en las líneas e imágenes, y entre ellas. Son trabajos cuya narración es dura y cruda, pero sin espectáculos añadidos. Unos trabajos donde el silencio tiene una importancia destacada. Tanta como en el caso del siguiente narrador: Brian Azzarello.

Este escritor se caracteriza por un elemento principal en sus obras, la subversión. Ahora bien, una subversión sutil y matizada, tanto que, en ocasiones, pasa inadvertida. Por ejemplo, en Ciudad rota nos muestra a un Batman francamente hecho trizas. Un aspecto que lo ha repetido posteriormente en obras como Batman. Condenado. Además, Ciudad rota muestra una clara relación con obras de Ed Brubaker, por ese carácter negro y novelero.

Azzarello es el paradigma destacado de este carácter más literario. Sus obras hacen referencia, de un modo u otro, a obras literarias o a elementos de la literatura universal. He aquí la gran complicación que suscitan sus trabajos con Batman. Son recurrentes las referencias a imágenes de alguna deidad o iconografía clásica que nos transmite información complementaria a la más evidente de la obra. En este sentido, Batman. Condenado es el trabajo en el que lo que no se muestra, ni se lee, es decir los silencios, transmiten tanta información que logran complementar la obra. Estamos hablando del fenómeno intertextual típico en muchas obras de la literatura y no tan común en el mundo del cómic. ®

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Publicado en: Cómic

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