Esos zombies que somos

Zombies en la literatura, el cine y el cómic

El 11 de noviembre de 2010 la Coordinación de Artes Escénicas y Literatura de la Universidad de Guadalajara organizó una charla en Casa Vallarta sobre “Zombies en la literatura, el cine y el cómic”. Presentamos la transcripción de la charla, en la que participaron Raquel Castro, Rafael Villegas y, como moderadora, Cecilia Eudave.

Cecilia Eudave: Para empezar el diálogo a mí me gustaría que habláramos sobre los orígenes de los zombies.

Raquel Castro: Creo que primero que nada tenemos que hacer una diferenciación, porque si no vamos a estar dando vueltas como zombies. La palabra “zombie” sirve para definir dos tipos completamente distintos de criaturas. Hablar de los zombies-vudú no es lo mismo que hablar de los zombies-que-comen-sesos. Son completamente distintos. Toda esa historia de un señor que escapó de un campo de esclavos y que dijo “A mí me hicieron zombie” y todo eso, no es un monstruo como aquéllos de la película de George Romero, que estaban muertos, revivieron y luego comieron gente. Creo que eso es muy importante, porque sí hay una confusión. Son dos cosas muy distintas. Podríamos hablar de ellos, por supuesto, pero yo creo que sí tiene cada uno su propia vertiente, sus propios antecedentes. Responden a diferentes necesidades, incluso.

Rafael Villegas: De acuerdo, son dos zombies diferentes el llamado zombie haitiano del vudú y el zombie moderno, inventado por George Romero en La noche de los muertos vivientes. Sin embargo, la diferencia no es absoluta. Yo podría pensar que aunque son dos criaturas muy diferentes, el zombie haitiano y el zombie a la Romero en realidad tienen algo en común: la pérdida de la voluntad, de la capacidad de decidir. Es decir, en el zombie haitiano, aquel zombie que es trabajado a través de las artes negras del vudú (dicen algunas leyendas que para trabajar en las plantaciones de caña en Haití, para ser esclavos de las fábricas), ese tipo de zombie, al igual que el de Romero, no tiene voluntad, un vacío lo define, no tiene libertad de decisión. Pero hasta ahí llegan las semejanzas. El zombie haitiano siempre tiene un amo que lo controla, el que lo embruja, lo transforma, el que decide qué es lo que tiene que hacer el zombie. Y en el caso del zombie a la Romero la criatura responde a la voluntad de absolutamente nadie. Ya sea el virus, ya sea la radiación, ya sea cualquiera de las causas que nos quieran dar para la zombificación, el zombie a partir de Romero (tal vez desde un poco antes) no tiene amo. Y esta es una característica fundamental.

RC: Yo creo que eso es justo lo que vuelve al zombie moderno, el zombie de la cultura pop, un ser tan aterrador. Los otros zombies, al final de la película, se comen al amo porque éste es malo, un poco al modo melodramático de “hay que castigar al que se lo merece”. En cambio, el zombie moderno es como la fuerza imbatible, con la que uno no puede discutir. Justo me encontré una cita de Clive Barker que dice: “Los zombies son el monstruo ideal de fines del siglo XX. Un zombie es algo con el que uno no puede lidiar. Sobrevive a todo. Frankenstein y Drácula pueden ser vencidos de muchas formas. Los zombies no. No se puede negociar con ellos. Ellos simplemente continúan persiguiéndote. Los zombies consisten en la necesidad del ser humano de lidiar con la muerte. Representan una cara muy específica de ésta. Y el hecho de que podamos hablar de esto echa por tierra la teoría de que el género no puede tomarse en serio”. A mí me parece fundamental, y ésa es, como dice Rafa, la diferencia clave: unos son zombies que pueden tener controlados, los otros no. Unos afectan a la individualidad (a ti te da miedo como persona que te encierren y te conviertan en esclavo de alguien más), y el otro atenta contra la sociedad, contra la civilización como la conocemos. Creo que ahí está la cuestión en cuanto a miedos, que es la parte que a mí me apasiona.

CE: Es interesante señalar que el zombie es la única de las criaturas, digamos famosas, que nace en América. Y además, viene a representar la colectividad, a diferencia de estos monstruos individuales, el Frankenstein, Drácula, las momias, etcétera. Ahora se trata de un ente en el que su poder es la propia colectividad. Llega en grupo, ataca y…

RC: Cómo las hormigas, ¿no? Además, hay otro detalle, mencionando estos monstruos clásicos. El vampiro viene de un mito que se fija en la mente colectiva gracias a un libro: Drácula. Hagan lo que hagan los crepúsculos que van y vienen, está fijado en la mente colectiva gracias a Drácula.

”Frankenstein, que es un monstruo muy querido también, nace en un libro. De este monstruo no hay un mito previo, aunque algunos podrían retorcerle ahí que si el Golem… pero no. Como tal, Frankenstein nace en un libro. El zombie no. El zombie le debe más su origen a las películas. Está más relacionado con la cultura pop. Hay muchas más películas y cómics de lo que hay libros. Y yo creo que todavía no ha salido ese libro que pueda fijar al zombie en la mente colectiva.

RV: De acuerdo, son dos zombies diferentes el llamado zombie haitiano del vudú y el zombie moderno, inventado por George Romero en La noche de los muertos vivientes. Sin embargo, la diferencia no es absoluta. Yo podría pensar que aunque son dos criaturas muy diferentes, el zombie haitiano y el zombie a la Romero en realidad tienen algo en común: la pérdida de la voluntad, de la capacidad de decidir.

RV: Ahorita me estaba acordando, con el comentario de Raquel… no sé quién decía por ahí que el zombie moderno, tal como lo conocemos ahora, es una especie de virus con patas. Ya se decía: tú no puedes negociar con él, no puedes hablar con él, o te chinga o lo chingas, es así de sencillo. Como el sida, como el cáncer, como esas enfermedades, específicamente el sida, de los ochenta, cuando las películas de zombies realmente pegaron. Lo que veo más interesante del zombie, ya desde el zombie-vudú hasta el zombie moderno, es el asunto de que está muy arraigado en su momento de producción. Pienso en las películas de zombies del vudú que empezaron en Estados Unidos por ahí de los treinta con una se llama White Zombie. Es decir, el zombie es realmente un producto estadounidense del siglo XX. Esa película surge en un momento en el que en Estados Unidos circulaban montones de libros acerca del vudú y Haití. Libros que estaban escribiendo, principalmente, soldados, militares que participaban en la intervención estadounidense en Haití. Libros con títulos tan mamones como Primos caníbales, Fuego vudú en Haití, Un puritano en Vudulandia, Bagdad negro…

”Pero no sólo se estaban escribiendo y editando ese tipo de libros, cargados por lo general con serios toques de racismo, producto de ese choque con el otro, el desconocido, el raro, el caníbal, el haitiano… Lo importante es que esa visión pegó en Estados Unidos precisamente en el tiempo de la Gran Depresión. Un tiempo en el que uno podía ver filas y filas y filas de personas desempleadas, rogando por trabajo en las fábricas, desesperados por comida, alejados de la posibilidad de trabajar y decidir su destino. Ese es justo el momento en el que pega el zombie en Estados Unidos, cuando muchas personas se estaban sintiendo precisamente así, como zombies, sin voluntad y sin la posibilidad de decidir su futuro, su dinero, su trabajo. Y eso, sin duda, fue especialmente traumático en una cultura estadounidense basada en el esfuerzo individual y la dignidad del trabajo del self-made man. Por eso insisto en que cada horizonte histórico va creando su propio zombie.

CE: Hablando de contextos, hay que recordar que en la primera película de George Romero el protagonista es negro. Estamos hablando de una película de 1968. Y esto es interesante porque muchas películas de zombies son revolucionarias en su propio tiempo, en muchos aspectos. En este sentido paradójico, el zombie se rebela y se convierte en punto de partida de cambios sobre sistemas establecidos.

RC: Es verdad, imagínense ustedes, para el pueblo estadounidense, educado para tener una casa bonita, tener una lavadora, tener tener tener tener… lo que debe ser encontrarse con una horda de gente que no tiene nada, que no les interesa nada, y que amenaza la forma de vida deseada. A lo mejor para nosotros no es tan horrible. Por eso es tan común que cuando salen cosas de zombies en México salen como parodias: los zombies de Sahuayo; el zombie se come a una persona que había comido taquitos y entonces el zombie se muere de salmonelosis y todo eso. No lo podemos tomar con la misma seriedad porque no tenemos ese mismo deseo de tener que tienen los estadounidenses. Y entonces cada nación va adaptando al zombie a su forma de ser, creo yo.

RV: En ese mismo sentido, uno puede pensar en las películas realizadas por Romero. Es muy interesante cómo en La noche de los muertos vivientes, del 68, el tema central, como ya lo sugería Ceci, es precisamente la tensión racial. No quiero decir que fuera deliberado, que Romero conscientemente insertara ese tema, pero sí que fue importante a la hora de la recepción y discusión de la película. Otro tema podría ser la paranoia de la Guerra Fría. O sea, es producto de su tiempo. Una de las razones que se plantean en esa película para que los muertos estén reviviendo y volviéndose lo que son es una posible radiación, que va muy a tono con montones y montones y montones de películas acerca del miedo atómico en Estados Unidos… y no sólo en Estados Unidos, en México también se hicieron muchas películas con esta temática, aunque no tantas como allá. La cosa es que esa película, La noche de los muertos vivientes, se hace en el 68, justo el mismo año en que asesinan a Martin Luther King; su recepción, inevitablemente, se entrecruza el asunto de los derechos civiles, los derechos de los afroamericanos. Así, es muy interesante el hecho de que el líder, el que defiende la casa del asedio de los zombies, es afroamericano, y no sólo eso, pues incluso golpea a una mujer blanca y burguesa… es decir, es asunto radical. Insisto, no sé qué tanto Romero era consciente de eso, pero lo que estaba pasando ahí, como en muchos de los trabajos de corte fantástico, era que estaba poniendo de cabeza realmente los paradigmas, las ideas sobre el mundo, al menos de los estadounidenses.

RC: Maravilla de los subgéneros: como no los toman en serio, pueden ser incluso más críticos que la literatura “seria”, ¿no?

CE: Bueno, y de hecho ahora está una serie en el canal Fox, ¿no? The Walking Dead.

RC: La serie está basada en el cómic de Robert Kirkman y Tony Moore. Pero mejor lean el cómic, está muy bueno. Y así cuando vean la serie, ya no se van a espantar. Ahorita están de moda los zombies y es culpa de Crepúsculo: los vampiros se volvieron crepúsculos, necesitamos un nuevo monstruo.

RV: El dato duro: si uno se pone a ver los números de la producción de películas de zombies se da cuenta de que esta década, a partir del año 2000 para acá, es realmente la época de oro del zombie. Si uno piensa en que en estos diez años se hicieron más de 400 películas de zombies nada más en idioma inglés, y que eso es el doble de todas las películas que se hicieron en todas las décadas pasadas, incluso los ochenta… Eso quiere decir que esta época es la época en la que el zombie despierta interés a otro nivel. No sé exactamente qué podría ser, a qué se deberá.

RC: Ya fuera de guasa, con lo de Crepúsculo, más allá de eso, es un hecho que esta década ha sido muy interesante en cuanto a los zombies. Yo podría pensar de repente que a lo mejor es que ahora es más fácil hacer efectos especiales, pero Cachirulo no tenía efectos e igual funcionaba. Y es realmente impresionante también en cuanto a libros. Ahorita es cuando. Yo estoy a punto de terminar Caldo de sesos para el alma zombie… O El zombie de la armadura oxidada.

CE: A propósito, hay un libro que salió en España, El Quijote Z, y varios clásicos que están haciendo zombies.

RC: A mí me gustan mucho las clasificaciones. Así como hay el zombie-vudú y el moderno, también hay literatura zombie de varios tipos. Ésta, la de El Quijote Z, es la paródica, que a mí sinceramente no me gusta, porque se trata de tomar un libro que ya estaba y meterle la palabra zombie… bueno, en Orgullo, prejuicio y zombies hay ninjas. Lo que yo digo es que la gente que no ha leído Orgullo y prejuicio se va a quedar nada más con la pura broma dentro de la broma. Pero bueno, están los paródicos. Están también… faltan los de superación personal, insisto, ¿Quién se ha robado mi seso?

”Pero básicamente las historias de zombies, si no son paródicas, son como el cuento de los diez perritos, que tiene sus sobrevivientes y que vas perdiendo de uno a uno hasta que se acaban. Hay un cómic buenísimo que se llama Los abandonados, de Ross Campbell. La cosa aquí es que cuando la gente cumple 35 años, hagan de cuenta que ya no pueden pedir beca del Fonca y se convierten en zombies. No, en serio, llegan a los treinta y tantos años, se mueren y despiertan zombies. Toda la gente mayor de esa edad se vuelve zombie y se van acabando los personajes. Al final queda una chavita a la que ya le sacaron un ojo y que va sola en una camioneta, a punto de acabársele la gasolina. Y ya. Ese es el esquema. Lo malo, o lo bueno, es que podrían ser zombies o podrían ser pirañas o lobos. O sea, podemos ver la de Vacaciones de terror con Pedro Fernández y es el mismo esquema. Es el esquema de supervivencia. Tenemos un personaje central que sabemos que por lo menos va durar hasta casi el final de la historia, que es una persona común y corriente, o casi común y corriente, que por azares del destino o por su inteligencia consigue ir sorteando los peligros de los zombies. Y ya dentro del esquema de supervivencia encontramos la comedia romántica, la novela de aventuras… ¿qué más?

RC: Lo que yo digo es que la gente que no ha leído Orgullo y prejuicio se va a quedar nada más con la pura broma dentro de la broma. Pero bueno, están los paródicos. Están también… faltan los de superación personal, insisto, ¿Quién se ha robado mi seso?

RV: Sobre eso de las clasificaciones, hay un autor por ahí que incluso se pone a clasificar los tipos de zombies. No sólo tipos de películas de zombies, sino de tipos de zombies. Primero, el zombie ghoul, que es aquel zombie que come carne, no necesariamente de muerto, no necesariamente necrófago. También está lo que llaman el zombie médium, es decir, aquel zombie que sirve como receptáculo de la voluntad de alguien más. Existen ese tipo de historias, recuerdo una novela que se llama The Rising, de Brian Keene, en donde ciertos demonios se posesionan de los muertos. Luego está el zombie tech o tecnológico, que es aquel que es controlado a través de dispositivos electrónicos. Pienso en Sirenas de Titán, de Kurt Vonnegut. Y uno se da cuenta de la cantidad de representaciones de este tipo de zombies que hay en todas partes, especialmente en películas. Incluso aquí en México hay una película churro que se llama Blue Demon y las invasoras, donde un grupo de mujeres voluptuosas del espacio vienen y controlan a los pobres hombres, acaban con su voluntad y una de ellas termina enamorada de uno de los humanos, etcétera, etcétera. El chiste es que podrían ser considerados zombies, en el sentido de la eliminación de su voluntad. Otra vez vuelve a hacer el tema recurrente de todo esto. Siguiendo con la tipología, incluso se plantea que hay zombies sociales o culturales, y se pone de ejemplo a este asesino famoso, “el Carnicero de Milwaukee”. Esta finísima persona practicaba trepanaciones en algunas de sus víctimas, vertía ácidos a través de los agujeros que hacía, según él con el propósito de convertirlos en zombies controlados a su voluntad y placer. Ha habido casos reales de personas que traspasaron el terreno de la mera representación para llegar a la práctica. Un ejemplo de cómo la ficción, en efecto, puede incidir en la realidad. Y luego está el zombie filosófico, aquel que tiene la apariencia y el comportamiento de una persona normal, pero que carece de conciencia o vida interior. Un concepto discutido mucho en estudios sobre la mente y la identidad.

”Y respecto a un tema que estábamos platicando hace rato, yo tengo una sospecha sobre el hecho de que esta última década sea la época dorada del zombie. Creo que tiene que ver con el paso generacional de personas que crecieron viendo películas de zombies en los ochenta o noventa, y que ahora, con la desvergüenza necesaria, insisto, necesaria, qué bueno, fueron capaces de trabajar de manera más seria al zombie durante esta década que acaba de terminar. Posiblemente…

RC: Libros de zombies, ¿les puedo recomendar?… Ah, nada más un detallito. A mí me parece muy tramposo querer ver obras hechas anteriormente y decir: Es que está así como de zombies. Me tocó que alguien dijera que “Berenice”, de Edgar Allan Poe, era de zombies, y yo digo No, no es cierto. No, Lázaro, el amigo de Jesús el de La Biblia, tampoco era zombie, pero luego lo discutimos.

RV: Bueno, hay quienes se van hasta la Épica de Gilgamesh o Las mil y una noches, ¿no?

RC: Sí. Pero hablando ya de literatura muy prometedora, hay un libro de un sueco que se llama John Ajvide Lindqvist. Es el mismo que hizo Déjame entrar, la novela en la que se basa la película. La novela que les digo se llama Descansa en paz y es muy buena. Es un libro muy sorprendente. Y otro, Apocalipsis Z, de un español, Manel Loureiro. Además de todo, Manel es tan generoso que está completita, o casi, en su blog. Ésta me gusta mucho porque no es un zombie tropicalizado, no es una parodia. Todo ocurre en España, que es el tercer mundo de Europa, ustedes lo saben. Y con todo y que es en España, es una cosa seria. Y es una cosa aterradora. Tiene unos pasajes que sí te dan miedo. Estos dos libros para mí son atípicos porque no son gringos, porque son muy buenos..

RV: Aunque hay también uno gringo bastante bueno, Max Brooks, que se llama Guerra Mundial Z. Está armado como una colección de entrevistas a personas de todo el mundo, que sobrevivieron a una supuesta guerra mundial contra los zombies. De hecho, el libro lleva un subtítulo fabuloso: Una historia oral de la Guerra Zombie. Un libro muy interesante, no sólo por su forma, sino porque sí llega a ser crítico.

RC: Tiene otro, que es Zombie. Guía de supervivencia, que está como jocosón, muy en la onda de su papá, Mel Brooks. Pero ese de Guerra Mundial Z creo que vale mucho la pena. De los libros que he leído últimamente sobre zombies, yo creo que son así como mi máximo.

RV: Y es que la mayor parte de la literatura zombie, hasta donde yo he leído, porque hay montones de libros, creo que le tira más al tono paródico, a la nostalgia, a la ironía… hay un poco de kitsch, un poco de camp, un poco de ambos. Creo que los libros que se han mencionado aquí son interesantes precisamente porque se toman en serio el tema y lo llevan a otro nivel. El ejemplo de Guerra Mundial Z me llama la atención porque está imitando, casi a nivel pastiche, el trabajo de historiadores orales, para tratar de darle la apariencia de que lo que sucede en la ficción es un hecho, es real.

”Es una cosa muy curiosa cuando uno lee entrevistas con Max Brooks, que cuenta, por ejemplo, que tiene una casa en Colorado, ubicada en un punto alto. Y dice que la tiene en caso de que el apocalipsis zombie se desate, así él podría huir a esa casa y, según eso, por el puro congelamiento, por la pura nieve, se van a morir todos los zombies. Dice que la casa tiene puntos especiales para poder disparar desde ahí. Acepta que es exagerado, pero por si acaso. Aquí lo interesante, creo, es que el éxito de los zombies reside precisamente en su posibilidad.

RC: ¡Me acabas de hacer el día! Me acabas de hacer muy feliz: en la última junta de vecinos les dije que necesitábamos construir un túnel que fuera de nuestro edificio al estacionamiento, para evitar quedarnos encerrados en caso de un ataque zombie. Mis vecinos no me creyeron.

RV: ¡¿Por qué?!

RC: Y me ven feo ahora. No lo entiendo.

RV: No, yo digo que más vale prevenir. Insisto, porque este tipo de fantasías que están basadas en virus y experimentación genética resultan posibles precisamente en lo que algunos llaman la “era genética” de la ciencia. Ya no me siento tan friki por sugerir que se adecue la Casa Vallarta en caso de ataque zombie…

CE: Esto es muy interesante, la cuestión que están planteando de la seriedad que tomó el tema, digamos, del 2000 para acá. Y que ha explotado en Estados Unidos y en muchísimas otras partes. ¿En México existe solamente ésta de Blue Demon y las invasoras? Hay otra de Santo contra los zombies, ¿no?

CE: Y luego también están los Zombies del Bicentenario, ¿no? Un zombie Morelos, Hidalgo, que regresan de la muerte para recordarnos estos dos siglos de independencia y uno de revolución. Los zombies siguen sirviendo para hacer crítica.

RV: También hay una de Santo contra la magia negra, que tiene algo que ver con zombies haitianos… Hay otras como Cerebros infernales, Doctor Satán, Las bestias del terror… pero en realidad no estamos hablando en estos casos, y eso tendría que quedar bien claro, de zombies a la Romero, aunque sí de seres carentes de voluntad, lo que está, después de todo, en el centro mismo de la mitología del zombie.

”Otra idea relacionada, la idea de la destrucción o canibalización de la mente y de su receptáculo, el cerebro, donde se supone que se encuentra la voluntad y el yo, si pensamos en el psicoanálisis. Esta idea fue muy tratada por el cine mexicano, especialmente en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX. Hay una película delirante de Chano Urueta que se llama El barón del terror, del sesenta y tantos. Es interesante porque el villano que sale ahí, además de ser alguien que ha logrado regresar del mundo de los muertos, se dedica a comer cerebros, para lo que usa su larguísima lengua (que el mismísimo Gene Simmons le envidiaría). Poco que ver con zombies modernos o haitianos, pero es interesante ver cómo en México ya anda rondando la idea de la canibalización de la mente y la desaparición del yo, antes de la invención del zombie moderno, el de Romero (quien, dicho sea de paso, no planteó de inicio la idea de comer cerebros que hoy se usa tanto en las marchas zombies).

”Yo veo los años cincuenta y los sesenta como un caldo de cultivo impresionante, una mezcolanza a veces aberrante. Digo, en ese tiempo se consolidaron los churros mexicanos y la serie B estadounidense. Pero los churros tienen que ver con el absurdo que se planteaba para entender una época absurda y fabulosa: la posguerra, la Guerra Fría, la carrera espacial… Las mezclas duras de zombies, vudú, robots, momias aztecas, etcétera, etcétera, eran posibles en los cincuenta y los sesenta. Y es en esa época cuando sale esa película, El barón del terror, que en inglés se llamó Brainiac, tal cual, enfocado al tema y motivo del cerebro.

”La mezcla es fundamental, y el zombie moderno es producto de muchas cosas, no todas, por supuesto, del siglo XX: los muertos que reviven, los comedores de carne humana… todo esto viene de mucho antes. Incluso, si hablamos de la conformación del zombie moderno como ser que se caracteriza por comer carne humana, además de por no tener conciencia, podríamos considerar un pequeño cómic del 52, dieciséis años antes de Romero, creo que se llamaba La ciudad de los muertos vivientes. Ahí se mezclan cosas tan disparatadas como dioses aztecas en tierras mayas, con piratas y muertos vivientes que comen carne humana y sangre. Una verdadera locura.

CE: ¿Y el fenómeno de los videojuegos?

RC: Yo voy a confesarles que aunque tengo el Wii, soy pésima para los juegos que salieron después del Nintendo. Sí he visto a mi hermano jugar Silent Hill y sí ha habido muchos juegos que retoman la estética, las bases de la mitología zombie, y las refuerzan, se retroalimentan entre sí. Hay un juego muy bonito que se llama Plantas contra Zombies.

RV: Sí, es buenísimo.

RC: Salía Michael Jackson. Aunque, cuando se murió, la familia Jackson pidió que se quitara porque era una falta de respeto. Ah, y eso es también muy importante, el video de “Thriller” le dio otro subidón a los zombies.

RV: Ahora que estaban diciendo de los videojuegos, yo confieso que sí soy videojugador… Me llamo Rafael y soy videojugador desde el Atari 2600. Sí llegué a jugar lo último de Resident Evil y Left 4 Dead, que creo que es mucho mejor serie que Resident Evil sobre el tema de zombies.

”Pero creo que lo más importante aquí es que el género de zombies, o subgénero o el tema o como queramos llamarle, se adapta muy bien a lo lúdico. Sobre esto, me acuerdo de El amanecer de los muertos, la segunda película de la serie de George Romero, aquella en la que unos sobrevivientes se meten a un centro comercial, y desde ahí tratan de resistir a los zombies y a una banda de malandros. Hay partes en esta película que a mí me parecen fabulosas, secuencias completas donde parece que los sobrevivientes, las supuestas víctimas, están jugando un videojuego. Van felices de la vida en el carrito de supermercado disparándole a los zombies que aparecen a diestra y siniestra. Casi podrían ponerse a contar puntos de quién mata más zombies.

”Es decir, las películas de zombies se prestan mucho al juego. Y eso no es cualquier cosa. Creo que eso es parte del éxito de esas películas y de la mitología del zombie en general. Que le da al público la posibilidad de divertirse en una situación de apocalipsis, absolutamente adversa. Eso es parte de las características y el sabor del género, más allá de todas las ñoñadas que nos podamos aventar al respecto, de lo que significa el zombie y bla bla bla. La verdad es que, a un nivel morboso, también podemos disfrutar de los sesos, la sangre, la violencia, nos gusta ver matadero, ¿no? Así de simple. Eso es parte innegable del éxito del zombie. Aunque se oiga un poco agresivo decirlo, creo que a todos, o a muchos de nosotros, nos gusta ver este tipo de cosas a un nivel lúdico.

CE: De hecho ahorita que dices eso…

RV: ¿Seso?

CE: Seso… Ahorita que dices eso, yo por ejemplo, cuando me deprimo veo películas de horror, muchísimas, con una tanda de palomitas, y definitivamente ver la miseria de los otros, que se los traguen, que los mutilen…

RV: Dices, Qué buena vida tengo, ¿no? Soy feliz.

RV: Las películas de zombies se prestan mucho al juego. Y eso no es cualquier cosa. Creo que eso es parte del éxito de esas películas y de la mitología del zombie en general. Que le da al público la posibilidad de divertirse en una situación de apocalipsis, absolutamente adversa.

CE: Soy feliz. Afortunadamente, si me deprimo, voy a esas películas. Y bueno, eso es importante porque de pronto también los zombies han tomado prestado de otros subgéneros, el gore, el terror, y han hecho unas mezclas interesantísimas. Recuerdo la de Peter Jackson, Braindead, que en España le pusieron Tu madre se ha comido a mi perro

RC: En esa película la mamá ya es un monstruo desde antes de convertirse en zombie. El zombie es un pretexto para hablar de otras cosas. Además, era la película, no sé si ya la superaron, que más litros de sangre había utilizado, por lo menos hasta hace diez años. Decían que era “Romeo y Julieta con zombies”.

”Ahorita que Rafa platicaba lo del centro comercial, hay una que se llama La noche del cometa, que son dos hermanas fresas, gringas de California, que cuando todo mundo se convierte en zombie, ellas se van al centro comercial, a probarse todo, el sueño de toda chica. Y luego las cosas se complican. Es mala. O sea, son películas que yo recomiendo, pero advierto que son malas. Hay otra que se llama El vuelo de los muertos vivientes, es pésima. Si quieren véanla, de todas formas.

CE: Zombie Strippers!

RC: Ésa es muy buena. Aparte de que salen bien encueradotas las muchachas, es una película muy crítica a la era de Bush. Fíjense, ahí la onda es que a los personajes les gusta la idea morbosa de que haya una teibolera zombie. Entonces, las otras teiboleras empiezan a verse en la necesidad de decidir: Sigo siendo humana o me vuelvo zombie para ser más popular que esa perra. Y es una cosa así bien loca también. Una de las mejores películas de zombies que yo he visto últimamente, se las recomiendo mucho, es Pontypool, qué cosa tan buena. Y la hicieron con quince pesos, algo así, es muy bajo presupuesto pero es una gran película, donde el virus está en el lenguaje. Y ahí se las dejo. Véanla.

RV: Ahorita que hablaban de cosas raras pero divertidas, hay un cómic que se llama… con el puro título van a tener: Jesús odia a los zombies.

RC: Curiosamente, de las cinco mejores películas de zombies que he visto últimamente, dos son canadienses: Pontypool y Fido. Sí se la rifan en Canadá.

CE: Me imagino que el público va a hacer algunas preguntas. No sé si ustedes quieran agregar algo más o dejamos ya que el público participe, y los acribille.

RC: Rapidísimo. Libro malo: Cell, de Stephen King. Pésimo, horrible. ¡No! Evítenlo como…

RV: …como a un zombie.

RC: …como a un zombie. Cómic malo: Blackgas, de Warren Ellis. Es una pena porque Ellis se supone que es una persona inteligente. Pero qué cómic más malo.

RV: O Marvel Zombies

RC: Ese me gustó mucho. Lo que tiene Marvel Zombies es que el hambre nubla a los zombies, pero una vez que comen, se les pasa… es que así soy yo. Pero lo que me parece divertido es que, por ejemplo, el Hombre Araña termina de comer y entonces vuelve a pensar, y ya ven que es un niñita, y empieza Ay, me comí a mi tía, soy muy malo. Y por ejemplo, Hulk come y se le pasa el enojo, vuelve a ser Bruce Banner, y entonces todo lo que se comió lo atraviesa y se le sale. Es muy divertido. No es bueno, pero es divertido.

RV: Para terminar hay tres cosas que me parecen importantísimas sobre este tema. Una es que el zombie, paradójicamente, es un personaje que, desde cierta perspectiva, ha alcanzado una libertad plena. Es un personaje que no tiene que decidir absolutamente nada. No funcionan con el zombie las categorías clásicas de todos los demás monstruos, que tienen que ver con el bien y el mal. En el zombie, eso, a borrarlo; no funcionan las categorías de bien y mal. El zombie es un personaje incorruptible, corrupto físicamente, pero incorruptible moralmente; es decir, desde cierto punto de vista es mucho mejor tener enfrente a un zombie que a un judicial, a un político o a un burócrata, al menos en México. Porque realmente son personajes incorruptibles, como decíamos, tú no puedes negociar con ellos, no puedes darles mordida… aunque podría ser, eh… Bueno, no te conviene darles mordida, de las mordidas se encargan ellos, pero no lo hacen por culeros, no lo hacen por malignos, no lo hacen por razón alguna, lo hacen porque sí. Ni siquiera por necesidad, hay muchas historias donde el zombie puede mantenerse sin comer por mucho tiempo y sigue andando.

”La otra cosa que creo que también es importante: a los zombies no solamente se les teme porque sean una representación terrible de nosotros mismos como humanos. Digo, en muchos sentidos lo son. Uno ve la película de El amanecer de los muertos y es evidente que ahí los zombies son una forma excesiva del ser humano consumista. Pero los zombies, insisto, no sólo representan lo que somos o lo que podemos llegar a ser, sino que representan lo que posiblemente fuimos antes de llegar a ser humanos, sapiens. Es decir, ponen en duda lo que nos hace humanos. Si la conciencia es lo que nos hace humanos, y el zombie carece de ella, entonces bien podrían ser una representación de lo que fuimos antes de ser humanos. Tal vez más abajo que lo animal. Nos permite pensar en muchísimas cosas, no nada más se trata de tripas y sangre volando por todas partes… aunque eso también es muy bueno.

”Finalmente, está el tema de hacia dónde apunta el zapato del zombie. Es decir, a dónde podría ir la evolución del monstruo. Está complicadísimo saberlo. Me lo he venido preguntando, especialmente porque estoy escribiendo una novela sobre el tema. Lo que creo que puede llegar a pasar o, mejor dicho, a terminar de pasar, porque es algo que ya ha comenzado, es la extirpación del zombie del subgénero del survival horror. ¿Qué pasaría si tuviéramos al personaje zombie en una circunstancia que no fuera de supervivencia? Podría ser…

RC: Yo sí creo que va por ahí. No quiero parecer cínica, pero sí me da la impresión de que en estos tiempos de di no a la discriminación podrían llevar a hablar de los derechos de los zombies. Es algo que la sociedad requiere. Comprender a lo diferente, a cada uno de nosotros. Ya vemos guiños, como en esa película horrible, con Will Smith, Soy leyenda: ¿y si el zombie no fuera tan monstruoso y nada más fuera un modo distinto de ser humano? Y a lo mejor va por ese lado. Ahora también podría aparecer el zombie guapo que brilla cuando le da la luz. O en una de esas, en diez años, nos van a sacar al Monstruo de la Laguna Negra como el nuevo monstruo de moda.

CE: Precisamente, el éxito de ese libro, Soy leyenda, es que cambió la situación: el que estaba totalmente solo era el ser humano, ya no era el monstruo el que estaba solo, aterrorizando a los seres humanos.

RC: Aunque yo ahí tengo una duda: cuando leí Soy leyenda me pareció que eran vampiros. ¿Son vampiros? ¿Sí lo leí bien?

RC: No quiero parecer cínica, pero sí me da la impresión de que en estos tiempos de di no a la discriminación podrían llevar a hablar de los derechos de los zombies. Es algo que la sociedad requiere. Comprender a lo diferente, a cada uno de nosotros.

RV: Sí eran vampiros, aunque estamos hablando de la incorporación del elemento bacteriológico como causa de la vampirización. Este elemento, por cierto, lo retoma seis o siete años después de Soy leyenda el cine fantástico mexicano en El vampiro sangriento, de Morayta. Tanto ahí, como en la novela de Matheson, hay dos clases de vampiros: los vivos y los muertos. Y la confusión con el zombie podría venir porque, de hecho, algunos de esos vampiros tienen un comportamiento muy semejante al que después adoptaría el zombie moderno. De hecho, en una entrevista, Romero dice que se basó en Soy leyenda para hacer La noche de los muertos vivientes. Dice: Quité a los vampiros, puse zombies… aunque él no les llamaba zombies en ese momento. Para él, el zombie era el zombie del vudú. Por eso la novela de Richard Matheson es fundamental, un ancla, para lo que sería después el zombie. Vale mucho la pena leerla, aunque no sea de zombies, por supuesto.

RC: Sí, es buenísima.

CE: Hay una versión en cine con Charlton Heston.

RV: The Omega Man, que es un remake de otra con Vincent Price.

CE: Y luego también están los Zombies del Bicentenario, ¿no? Un zombie Morelos, Hidalgo, que regresan de la muerte para recordarnos estos dos siglos de independencia y uno de revolución. Los zombies siguen sirviendo para hacer crítica.

RC: Sí. Si andan por la Ciudad de México en algún momento de este mes, la obra de teatro Zombicentenario se está presentando en el Museo del Chopo. La obra la escribió Paco de León. Digo yo, si hay que llegar al DF, por lo menos que sea a algo divertido.

RV: Así como en el DF hay zombies en el Museo del Chopo, aquí en Guadalajara pueden ver zombies ahí por la zona del Santuario. Han invadido las calles, asedian a los automovilistas, te persiguen y venden medicinas piratas. Si quieren vivir en carne propia el apocalipsis zombie vayan por ahí.

RC: Qué miedo. ®

Raquel Castro y Rafael Villegas recomiendan:

Cine y televisión

· Night of the Living Dead (George A. Romero, 1968)
· Dawn of the Dead (George A. Romero, 1978)
· Zombie (Lucio Fulci, 1979)
· Night of the Comet (Tom Eberhardt, 1984)
· The Return of the Living Dead (Dan O’Bannon, 1985)
· Evil Dead 2 (Sam Raimi, 1987)
· Braindead (Peter Jackson, 1992)
· Shaun of the Dead (Edgar Wright, 2004)
· Fido (Andrew Currie, 2006)
· Pontypool (Bruce McDonald, 2008)
· Dead Set (Charlie Brooker, 2008, TV)
· Zombieland (Ruben Fleischer, 2009)

Cómic
· The Goon (Eric Powell, 2002-presente)
· The Walking Dead (Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard, 2003-presente)
· Fragile (Stefano Raffaelle, 2005)
· Marvel Zombies (Robert Kirkman y Sean Phillips, 2005-2006)
· The Abandoned (Ross Campbell, 2006)
· Crossed (Garth Ennis y David Lapham, 2008-presente)

Literatura
· The Book of All Flesh (antología de James Lowder, 2001)
· The Rising (Brian Keene, 2003)
· Descansa en paz (John Ajvide Lindqvist, 2005)
· Autumn (David Moody, 2005)
· World War Z: An Oral History of the Zombie War (Max Brooks, 2006)
· Apocalipsis Z (Manel Loureiro, 2007)
· The Living Dead (antología de John Joseph Adams, 2008)
· Zombies: The Recent Dead (antología de Paula Guran, 2010).

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Publicado en: Apuntes y crónicas, Diciembre 2011

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