TRANSFERENCIA

Colectivo 4 (3 + 1) en la Casa del Túnel, Tijuana

Tijuana ha sido en las dos últimas décadas un extenso laboratorio de arte en la calle donde se han llevado a cabo manifestaciones de todo tipo que derivaron en las múltiples acepciones de lo que conocemos como arte público.

Ejecutado en el área San Diego-Tijuana a partir de 1984 por las prácticas, de manera necesariamente experimentales y casi siempre con la frontera como eje, de los colectivos binacionales Border Art Workshop/Taller de Arte Fronterizo (BAF/TAZ) de aquel lado, y una década después por las del colectivo multidisciplinario Revolucionarte del lado mexicano.

Obra de Alejandro Zacarías en casa de Víctor

Alejandro Zacarías, uno de los fundadores de Revolucionarte en 1993, fue de los miembros más activos en cuanto a las iniciativas de intervenciones en espacios públicos, que también incluían performance, y tratando además de que esas intervenciones tuvieran una repercusión social en las comunidades donde se llevaban a cabo, siendo la más participativa la realizada sobre el muro de los estudios Fox, en Popotla —al sur de Rosarito.

La tónica general en la escena de producción de contenidos culturales en Tijuana estaba marcada entre otras cosas por la falta de galerías (la de Nina Moreno era heroica excepción), la insuficiente o nula estructura institucional y, sobre todo, el desinterés general de la población tijuanense en casi cualquier tipo de manifestación cultural que rebase el folclor popular o su versión empobrecida: los espectáculos masivos.

A partir de 1992, cuando se realizó el primer inSITE como evento de arte público binacional, que hoy llamaríamos transfronterizo, se empezó a reconfigurar no sólo la identidad siempre cambiante de la frontera, sino los mecanismos mismos de su búsqueda y adecuada proyección al resto de la sociedad, lo pida esta última o no, permaneciendo en general indiferente a las cuestiones identitarias más profundas, forjándose la identidad más bien en torno al papel cotidiano que se desempeña en el mundo laboral y por lo tanto en el entramado activo de los flujos económicos de la frontera, hasta hace poco la puerta a la ciudad más visitada del mundo y hoy ignorada por el turismo que bañaba de oro a buena parte de Tijuana, como el sector de la colonia Federal donde están ubicadas casas de cambio, tiendas y comercios de todo tipo.

Me refiero a la parte de la Federal que está expuesta a la vorágine del tránsito de los cruces peatonales y a la acción del turismo. En la otra, la que vive más allá de la avenida Padilla, transcurre la tranquila vida familiar casi sólo interrumpida por el ir y venir de los diferentes cuerpos de seguridad que tienen su base en las instalaciones atrás del muro que delimita la colonia, ¡y al país!, como Marina, Policía y el Grupo Beta (y algunos deportados que ahí sueltan), aunque esa parte de la colonia también respire a través de los flujos fronterizos cotidianos, al convertirse en un gran estacionamiento durante las jornadas laborales para aquellos que llegan a la Línea en coche pero cruzan a pie y que recogen su auto al anochecer regresando de sus trabajos en Estados Unidos, devolviendo su aspecto real a la Federal, esa emblemática y mágica colonia que sólo en la topografía geosocial de la frontera podría tener lugar, ubicada en un espacio altamente simbólico, donde muchos vecinos, como doña Lolita, son hijos de empleados de la Aduana Federal —de ahí viene el nombre de la colonia—, que aquí construyeron sus casas y que fue donde crecieron sus familias. Muchos se fueron, otros se fueron muriendo pero muchos otros todavía siguen aquí, con un fuerte sentimiento de arraigo y pertenencia a esta particular esquina en la esquina de México.

En este contexto se inscribe Transferencia, un proyecto de intervención visual sobre ocho casas de la colonia Federal llevado a cabo por Colectivo 4 (3 + 1), cuya coordinación se ha realizado a través de La Casa del Túnel: Art Center, dirigida por Luis Ituarte con patrocinio de Conaculta y el IMAC, espacio con vocación de interacción y canalización de proyectos que tengan a los espacios públicos de la colonia, y no tan públicos como en este caso, como objeto de intervención.

El proyecto Transferencia se inscribe de lleno y con éxito en el llamado arte procesual (inSITE 05 fue muy didáctico y propositivo al respecto, sobre todo en los márgenes teóricos, que se ampliaron inusitada y vigorosamente), al haber cada uno de los artistas, Alejandro Zacarías, Lizardo Hernández y Daniel Castellanos (Colectivo 4), más el invitado de esta edición, Alfredo Gutiérrez, todos ellos artistas visuales, pintores, estencileros, graffiteros, dibujantes y diseñadores, quienes en entrevistas, pláticas informales y convivencia con los habitantes de las casas a intervenir, llegaron a través de un ejercicio de “psicoanálisis visual” a la creación y concreción de la imagen que luego el artista se encargó de materializar.

Obra de Daniel Castellanos

Por eso me refería al término psicoanálisis, puesto que la imagen pactada es resultado de la proyección íntima del vecino, que el artista recoge en un proceso de transferencia para materializarla en lo que podríamos llamar casas altamente personalizadas (tunned houses), en función de las proyecciones vivenciales de sus habitantes.

Convencerlos de la conveniencia del proyecto, obtener el permiso, fue la primera fase del proyecto. Conocerlos, superar problemas de comunicación y establecer los canales de confianza fue la siguiente. A partir de ahí ya fue trabajar con alegría aprendiendo siempre cosas cada día de las historias personales de los vecinos, contando con el registro fotográfico y sonoro desde la óptica de la antropología social a cargo de Irina Georgieff.

La alegría y el entusiasmo que menciono son con los que se abordó el proyecto desde Colectivo 4 y La Casa del Túnel. Ahora hablan las obras realizadas y los vecinos, quienes las albergarán en sus domicilios. Espero que el trabajo realizado deje orgullosos a ambos, a vecinos y a artistas, y que la colonia Federal, a los ochenta años de su fundación en una ciudad de apenas 120, siga participando de ese vasto laboratorio de arte público que es Tijuana, como símbolo de ciudad fronteriza, cosmopolita y global insertada de lleno en los procesos sociales y artísticos más relevantes del siglo XXI. ®

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Publicado en: Abril 2010, Arte

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