LA CELEBRACIÓN DEL EROTISMO COTIDIANO

Pinturas de Violeta Esparza

Vivimos en un mundo de ensueño. Tan de ensueño que tiende a la irrealidad. La acción de la industria y su poderoso brazo visual, la publicidad, combinada con el alcance de los medios masivos de comunicación alimentan nuestra realidad constantemente con estereotipos consumibles.

El arte, naturalmente fuente de inspiración de millares de creativos repartidos en cientos de agencias enclavadas en toda capital del orbe, ha pasado en los tiempos de la revoltura posmoderna a beber de las ocurrencias que las grandes marcas tienen para venderse a sí mismas. Parece que las mejores ideas brotan donde el dinero favorece su germinación.

La visión fragmentaria obedece a la intención de no personalizar con rostros a sus modelos porque podrían ser cualquier mujer.

En este entorno de realidad hiperfragmentada e hipertrofiada el deseo es alimentado constantemente por gasolina efímera, e incluso las fantasías sexuales son dirigidas e inspiradas en actuaciones más o menos memorables ya sea en los anuncios o en el cine. ¿Cuántas lavadoras no han sido reinventadas para su uso lúdico a partir de la escena de sexo doméstico y salvaje sobre una de ellas en la película Amores perros?

En esta serie de óleos impregnados de un sugerente voyeurismo la artista Violeta Esparza (Guadalajara, 1984) retrata los momentos de belleza pasajera que se dan de manera espontánea, capturados al azar y presentados siempre de manera fragmentaria, a modo de instantáneas de erotismo frugal y cotidiano.

Estas instantáneas, en su mayoría fotografías tomadas por la artista mientras que otras son copiadas de revistas, muestran a mujeres diversas en contextos también diferentes y su particularidad es que según la artista “todas ellas son poseedoras de una sexualidad libre que disfrutan de manera natural, y ese hecho tan importante las hace protagonistas de sus propias vidas. Esto se refleja en las posturas desinhibidas y en su expresión corporal”.

La visión fragmentaria obedece a la intención de no personalizar con rostros a sus modelos porque podrían ser cualquier mujer, y el criterio para elegirlas, además del placer estético, es que son mujeres muy seductoras y conscientes de su propio cuerpo que conocen el poder de su feminidad.

Así cada mujer, o fragmento de mujer, representa una historia diferente entre la picardía y la naturalidad. Esos retazos de sensualidad no dan lugar a piezas estrictamente voyeuristas, porque más que restricción hay énfasis en la libertad de expresar esa sensualidad. Su registro son estas instantáneas cargadas de seducción. ®

Violeta Esparza expone el proyecto La Leonera en conjunto con La Niña Larva en la Galería Ajolote, Col. Chapalita, Guadalajara, Jal., durante todo el mes de septiembre.
* She is playing fue producida por Ediciones Axolotl/Galería Ajolote.
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Publicado en: Plástica, Septiembre 2010

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