Una narrativa visual contemporánea

Fotografía contemporánea de Oaxaca

En este libro, artistas de amplia experiencia y reconocimiento muestran la riqueza de su oficio al lado de un grupo de fotógrafos que ha desarrollado un trabajo de calidad que desafortunadamente ha sido escasamente difundido. “Una narrativa visual contemporánea”* es uno de los ensayos que presentan esta serie de fotografías.

En el siglo XX se multiplican las miradas sobre Oaxaca y se generan nuevas propuestas visuales identificadas con el espíritu de la modernidad artística proyectada por creadores tan destacados como Edward Weston, Tina Modotti, Manuel y Lola Álvarez Bravo y Henri Cartier-Bresson. Además de las miradas antropológicas y poéticas que atisban la ciudad o se internan en las comunidades de Oaxaca a partir de la segunda mitad del siglo XX: Juan Rulfo, Nacho López, Alfonso Muñoz, Mariana Yampolsky, Sebastián Salgado, Graciela Iturbide, Flor Garduño, Pablo Ortiz Monasterio, Maya Goded, Mary Ellen Mark, entre otros. Distintos enfoques y afanes han ido fraguando las imágenes que han registrado algunos rasgos de la historia e identidad de los pobladores, nutriendo a la vez los imaginarios de la iconografía nacional.

Las propuestas estéticas, ligadas al potencial de reproductibilidad de la fotografía, han ocasionado, como bien señaló Walter Benjamin, cambios en los modos de significación y en la percepción sensorial, modificando la experiencia colectiva, las prácticas sociales y nuestra propia subjetividad. Los cambios tecnológicos acontecidos en la fotografía y su afanosa travesía hasta lograr su plena autonomía como disciplina artística, ha impactado el oficio de sus artífices, así como la cultura visual que se ha desarrollado en Oaxaca y en todo el país.

[…] La conveniente imagen del Oaxaca de ensueño promovida por el mercado de las artes plásticas luce ingenua ante la fotografía que recupera poco a poco nuestra secuestrada realidad. Contra la visión totalizadora del poder político, del mercado del arte y de los mass media, la fotografía va haciendo emerger algunas de las (micro) historias invisibilizadas, ya que finalmente —como sentencia Kracauer—: “La fotografía contiene el resto que la historia ha segregado”.

Incluso, no faltará quien piense que en esta entidad telúrica (convulsa social y políticamente), la fotografía puede convertirse en su sismógrafo más eficiente. Pero el arte fotográfico puede ir más allá: las imágenes contemporáneas sedimentan distintos espacios y tiempos, representando disonancias, rupturas, pero también desafíos.

En esta publicación se hace evidente la fuerza que adquiere un trabajo colectivo sobre la fotografía contemporánea en Oaxaca, al presentar una narrativa visual y estética enriquecida por la confluencia de generaciones y de sucesivas miradas. En este espacio no sólo se comparten impresiones y asombros, sino también se entrecruzan significados en un tiempo presente.

[…] En este libro, artistas de amplia experiencia y reconocimiento muestran la riqueza de su oficio al lado de un grupo de fotógrafos que ha desarrollado un trabajo de calidad que desafortunadamente ha sido escasamente difundido; con este esfuerzo editorial colectivo (configurado bajo la iniciativa de Luna Zeta) de algún modo se inhiben los mecanismos de control que operan desde un poder al que le favorece la dispersión de los fotógrafos, la falta de organización, la apatía y la dependencia ante un mercado que alienta una feroz competencia.

En esta publicación se hace evidente la fuerza que adquiere un trabajo colectivo sobre la fotografía contemporánea en Oaxaca, al presentar una narrativa visual y estética enriquecida por la confluencia de generaciones y de sucesivas miradas. En este espacio no sólo se comparten impresiones y asombros, sino también se entrecruzan significados en un tiempo presente. Las imágenes trasminan cierta musicalidad de nuestro tiempo y algunas de ellas han sido dotadas por las múltiples perspectivas que la cinematografía y el video nos han legado. Es innegable que nuestra forma de mirar también ha sido influenciada por los medios electrónicos y el internet. Quienes sobreviven a la abundancia de imágenes e íconos son aquellos que han logrado filtrar y depurar sus maneras de ver.

El vértigo que nos provoca el remolino de imágenes comerciales y estereotipadas en esta era hipervisual requiere urgentemente de un remanso que nos permita confrontar esta tempestad al contemplar imágenes placenteras, sensibles y desafiantes que amplíen los confines de nuestra mirada y estimulen nuestra imaginación.

Los fotógrafos participantes en este libro nos ofrecen desde diversas visiones algunos fragmentos lumínicos, poéticos y conflictivos del inquietante universo oaxaqueño. Como en un intercambio de postales o juego de cartas que debemos aprender a leer, se entrecruzan lo pasado, lo presente y lo porvenir. A la manera de un juego cortazariano, se puede optar por diversos recorridos y trazos, eligiendo las historias —individuales o colectivas— que en un futuro nos queremos contar:

…los postes de luz como mástiles de barcos que surcan los cielos de Oaxaca; la dignidad del trabajo solidario y las escenas de una vida comunitaria todavía afincada en el México profundo; los afluentes del prodigioso mezcal; la inocencia (recuperada) y el júbilo de los juegos de la niñez; la dolorosa travesía de la migración; las contrastantes escenografías urbanas y sus ineludibles personajes; los puentes y los submundos que recrean cielos e infiernos oaxaqueñizados; el atractivo bullicio de los mercados; las esquinas de una ciudad como metáforas donde se bifurca nuestra historia; el erotismo travestido y performático; los aletargados signos de la vejez; la sensible piel de las paredes; el encallamiento de aparatos que representaban la modernidad; la poesía encarnada por la sacerdotisa de los hongos (María Sabina) con sus curativas palabras; la caligrafía de la naturaleza; la revalorización estética de sitios arqueológicos que muestran la grandeza de los pueblos mesoamericanos; los claroscuros de la sofocada industria textil; los inmigrantes chinos y la popularización de sus negocios de comida; la angustia y la soledad de seres inmersos en una realidad espectral que se desdibuja; la tragedia adherida a la insultante pobreza de las comunidades; la fraternidad de las bandas de música y el regocijo que provocan; la muerte confrontada por el humor y la burla; las varillas oscilando al aire, como eterna promesa de un país en construcción; las transfiguraciones del mar… ®

* Fragmento del ensayo del mismo título del autor, que, como las fotografías que presentamos, se incluyen en el libro Fotografía contemporánea de Oaxaca, México: Luna Zeta, Fonca-Conaculta, Marabú Ediciones y el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, 2011. Incluye obra fotográfica de 26 artistas: Graciela Iturbide, Francisco Toledo, Rubén Leyva, Jorge Acevedo, Cecilia Salcedo, Antonio Turok, Marcela Taboada, Alejandro Echeverría, Daniel Weinstock, Vittorio D´Onofri, Juan Carlos Reyes, Ivan Alechine, Alberto Ibañez (El negro), Domingo Valdivieso, Ramón Jiménez (Rame), Jorge Luis Santiago, Judith Romero, Baldomero Robles, Edson Caballero, Ricardo Audiffred, Nadja Massun, Jorge Luis Plata, Luna Maran, María José Silva, Eva Lépiz y Eleuterio García. Texto y fotografías reproducidas con permiso del editor.

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Publicado en: Agosto 2012, Fotografía

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